Es argentino y con bajo perfil busca contagiar la solidaridad a los empresarios del campo. Billy Battro tuvo cáncer a los 17 años y no se pudo recibir de agrónomo, pero la vida le dio revancha y lo dotó de una gran sensibilidad. 

Empezó con soja hace más de 20 años, arrendando un campo de 300 hectáreas en Young. Hoy tiene 7.000 hectáreas en producción agrícola y 2.000 en ganadería con su empresa El Cabelludo. Aun así, dice que el mejor retorno que obtiene es por ayudar a los más vulnerables.

Su movida social empezó con "La Chocleada", donde reúne a cientos de voluntarios, que en una jornada cosechan dos hectáreas de maíz y entregan 30.000 platos a base de choclo. Cuando descubrió que no existía en Uruguay una entidad que distribuyera esas donaciones, fundó Banco de Alimentos (inspirado en Argentina), que ya entregó 700.000 kilos de comida.

Battro transmite siempre su pasión por ayudar. "Tenemos un grupo CREA, de empresas grandes, y nos reunimos una vez por mes para ver cómo producimos mejor, pero también para pensar en una patita social y ver qué más podemos derramar". "Hay que lograr lo profesional y el crecimiento, pero el gran margen va en el corazón", aseguró.

Su espíritu también alcanzó a la reinserción social de menores privados de libertad, a los que dio la oportunidad de aportar. "Me llena más la Chocleada que hicimos hace 15 días en la Colonia Berro, que los 3.500 kilos que sacamos de soja", comparó. 

Además de crear el Centro Esperanza en Young, que se construyó con la colaboración de empresas para ayudar a chicos con discapacidad, Battro creó la Fundación Sentires, con foco en síndrome de Down. "Una de las grandes cosas de mi vida es haber tenido un hermano con síndrome de Down, porque me enseñó un montón", dijo, emocionado. "Hay que animarse y ayudar un poco más al que está al lado, salir de nuestras burbujas", alentó.