Vendimia 2024: la joven enóloga que está reinventando a la bodega Ruca Malen
Con experiencia en España y Francia, Agustina Hanna lidera la bodega mendocina que hoy exporta el 25% de su producción a mercados como Estados Unidos y Brasil.

Ubicada en Agrelo, en la provincia de Mendoza, la bodega Ruca Malen viene escribiendo su historia en el mundo del vino desde hace 25 años. Sin embargo, en el último tiempo nuevos aires revitalizaron este establecimiento vinícola, que elabora unas 50.000 cajas al año y emplea a unas 20 personas (aunque en tiempos de vendimia el número se triplica), donde la joven enóloga Agustina Hanna cumple un rol protagónico. 

“A mis 9 años conocí una bodega por primera vez, durante un recorrido que hicimos con el colegio. Desde ese momento hubo una conexión muy fuerte, sentí que era mi lugar. Los aromas, los sonidos, la energía y la adrenalina de las personas que estaban ahí me cautivaron. A partir de ese momento, decidí que quería trabajar en una bodega cuando fuera grande. Con el paso del tiempo, esa idea fue creciendo conmigo”, comparte a Forbes Hanna, Head Winemaker en Ruca Malen. 

A pesar de que su familia no tenía vínculos con la industria vitivinícola, Hanna siguió su pasión y se embarcó en una carrera enológica que la llevó a trabajar, entre 2012 y 2014, en diversas regiones de España y Francia después de graduarse en Argentina. Hacía la cosecha en Mendoza y luego hacía las vendimias allá durante la otra mitad del año. Su experiencia en el extranjero le permitió adquirir conocimientos técnicos y habilidades enológicas avanzadas. “Específicamente, a nivel técnico, aprendí a trabajar con variedades diferentes que en ese entonces no estaban muy difundidas en Argentina como la Garnacha, técnicas de vinificación como la estabulación en blancos y rosados, distintas cofermentaciones y el trabajo con racimo entero, y que hoy estoy aplicando hoy en Ruca Malen”.

En 2013, a Hanna le ofrecieron quedarse a vivir en España. "Confieso que ese país me enamoró y la propuesta fue muy tentadora, pero decidí regresar por varios motivos: primero la familia y los amigos y, por otro lado, el amor por mi país y la confianza en que había un camino enorme por delante para poder aportar a que nuestros vinos brillen afuera. Estar en el extranjero me enseñó mucho y también me ayudó a valorar lo propio: tenemos un país hermoso y con mucho potencial. Cuando vi con la pasión con la que incluso niños y niñas defendían sus vinos, su historia y sus regiones en Europa, me quedé soñando en qué lindo sería que en la Argentina pase lo mismo algún día. Para eso tenemos que ser parte de ayudar a construir esa historia y contagiar ese sentimiento de pertenencia a todos. Ese sentimiento es el que me hizo volver”, recuerda.

Ya de regreso en nuestro país, Hanna se unió al equipo de Ruca Malen, bodega que hoy exporta el 25% de su producción a mercados como Estados Unidos y Brasil y cuyo restaurante, de la mano del chef Mariano Gallego, fue distinguido por la prestigiosa Guía Michelin. 

La bodega cuenta con un portafolio compuesto por cuatro líneas llamadas Capítulos, cada una con su propia narrativa y estilo, que invitan a los consumidores a explorar la riqueza y la complejidad del mundo del vino. “En el capítulo uno comienza la exploración, en el capítulo dos se descubre la diversidad, en el capítulo tres la fusión del hombre con la naturaleza y el capítulo cuatro es la síntesis de la máxima expresión de Ruca Malen”, detalla. 


- ¿Qué es lo más complejo y lo más lindo de liderar una bodega?

Justamente, es liderar: no es lo mismo ser jefe que ser un líder. Para mí ser líder implica no solo conducir al equipo para lograr los objetivos propuestos, sino contagiar el hambre del logro, es transmitir la pasión por el trabajo y por los detalles, la ambición de ser cada día mejores y el disfrute por el trabajo y por el vino. Eso implica también ser maestro y aprendiz, porque hay que saber enseñar y transmitir conocimientos con la humildad suficiente para aprender de los demás. A eso, se le suma que cada persona es un mundo y que como seres humanos todos tenemos nuestros días y nuestras mañas, entonces hay que saber como y cuando tratar a cada uno para poder empatizar y fluir, pero sin dudas a través del respeto, la escucha y la comunicación clara es algo que puede lograrse. Ver como crece el equipo de Ruca Malen día a día es algo que me llena de orgullo y cuando los logros son compartidos son mucho más gratificantes. 

 


- ¿Qué etiquetas son las estrellas de Ruca Malen? 


Es difícil elegir una sola, la Garnacha y el Corte de Blancas del Capítulo 2 han conquistado muchos corazones. Al mismo tiempo, en el Capítulo 3 vemos reflejada la diversidad y la conexión entre los métodos de elaboración y el terruño, resumiendo como hacemos los vinos en Ruca Malen. Se trata de partidas limitadas, en las cuales según lo que sentimos en el viñedo, elaboramos los vinos con técnicas diferentes que nos permitan realzar lo que nos emociona de cada lugar. De esta manera, logramos obtener vinos con distintos estilos que reflejan la energía de cada lugar de origen y nos permite mostrar la versatilidad del Malbec, nuestro varietal emblema.


- ¿Qué cantidad de unidades están lanzando?

Estamos lanzando 18 vinos distintos, distribuidos en 4 capítulos. Dependiendo el vino es la cantidad producida por cada uno. Tenemos muchas partidas limitadas de entre 1000 y 5000 botellas al año. 


- ¿Qué balance hacés del negocio en 2023?

Para nosotros ha sido un año muy satisfactorio, ya que significó el relanzamiento de Ruca Malen. El 2023 fue poder mostrar todo el trabajo que comenzamos hace 3 años puertas adentro en la bodega, saliendo con un nuevo estilo de vinos, nueva imagen y poder abrir nuevamente las puertas de nuestro restaurante. Tuvimos muy buena repercusión, los vinos han gustado mucho y empiezan a conquistar paladares y estamos orgullosos de haber recibido una mención en la Guía Michelin tras tan solo 6 meses de haber abierto nuestro restaurante.


- ¿Dónde seguirán puestas las fichas para este año? 


Es un año para afianzar y potenciar el posicionamiento de Ruca Malen en la mente de nuestros consumidores, capitalizando el camino recorrido. Sabemos que recién empieza este nuevo rumbo, sabemos que vamos bien, ahora tenemos la responsabilidad de mostrar consistencia y avanzar a pasos firmes y sólidos para poder hacer que Ruca Malen siga creciendo.


- ¿Cuentan con políticas enfocadas en sustentabilidad? ¿Planes de reducir la huella de carbono?

Sí, desde el 2020 la bodega es Orgánica y venimos trabajando para que en 2025 podamos certificar como Orgánica nuestra finca. A su vez, logramos certificar Sustentabilidad bajo el protocolo de Bodegas Argentinas a finales del 2023. Es algo que nos motiva y nos interesa, somos conscientes que desde nuestro rol podemos aportar a construir un mundo mejor y más sustentable. Es un trabajo a largo plazo para mejorar cada punto del protocolo, pero lo más importante es que ya es una filosofía de trabajo para nosotros, y hemos dado un gran primer paso con el compromiso de continuar trabajando a futuro de esta manera.


- ¿Qué proyección de crecimiento tienen?

En este momento, estamos enfocados en crecer en calidad y presencia, queremos fortalecer este nuevo camino que comenzamos, que más personas prueben nuestros vinos, mostrar consistencia y trabajar en la comunicación para poder afianzar y capitalizar lo logrado, con una mirada puesta en la mejora continua. Nuestro objetivo más importante hoy es conquistar cada vez más consumidores, generando cercanía para que nos conozcan y nos elijan.

- ¿Cómo hacen para gestionar el negocio en medio de tan alta inflación?

Como todos los que estamos en la industria, con mucho esfuerzo, mucha disciplina financiera y sin bajar los brazos para sortear una coyuntura que nos complica el panorama a todos, pero en especial al consumidor. Creemos que la situación mejorará, la industria del vino, es una de las que siempre ha sabido sobrevivir y sobreponerse a distintas crisis, tenemos las personas y la calidad necesarias para seguir conquistando mercados, hay que ser prudentes y dar pasos inteligentes.