En 2019, la escena fintech en Argentina y la región era un hervidero de billeteras digitales. La promesa de la inclusión financiera atraía miles de millones de dólares en inversión, pero detrás de la aparente modernidad, una infraestructura de pagos obsoleta amenazaba con frenar el crecimiento. Tomás Mindlin, Kevin Litvin y Nicolás Andriano lo vieron de primera mano. Y en esa ineficiencia encontraron la oportunidad para construir Tapi, la empresa que, tras un giro audaz, se consolidó como el socio tecnológico elegido por los grandes jugadores del ecosistema financiero en cinco países de la región.
Tapi fue concebida originalmente como Tap Billetera. Mientras vivía en Londres, Mindlin -uno de los hijos del empresario argentino Marcelo Mindlin, dueño de Pampa Energía- había visto el éxito de empresas como Revolut y regresó a Argentina con una idea clara: replicar ese modelo en un mercado ávido de innovación. "Quería hacer algo parecido a lo que era Revolut en Europa, pero en Argentina", cuenta. Con su amigo de la infancia Litvin, que en ese entonces se encontraba viviendo en Madrid, decidieron reunirse en Buenos Aires en agosto de 2019 para darle forma a la idea. Meses después, se sumó Andriano como socio, para liderar la pata de tecnología y producto, que conocía a Mindlin de la carrera de Ingeniería Industrial en el ITBA. Durante un año y medio, la billetera creció y alcanzó los 700.000 usuarios, logrando un volumen de pagos considerable.
Pero el éxito trajo consigo una revelación: la tecnología de los proveedores para procesar pagos no estaba pensada para la escala. "La infraestructura detrás estaba toda rota", explica Litvin. Los sistemas estaban diseñados para comercios físicos que manejaban unos pocos cientos de transacciones al día, no para fintechs que necesitaban procesar miles de pagos con la agilidad y precisión que demandaba el usuario digital. Mindlin lo resume con una anécdota: tenían que "dedicar todo el tiempo a rearmar la tecnología de los propios proveedores". Con este contexto y en medio de una creciente competencia de billeteras digitales, el equipo de Tapi se enfrentó a un dilema: dar un giro o seguir en la batalla. Optaron por un giro audaz que los llevó del B2C (Business to Consumer) al B2B (Business to Business). "No tenía sentido seguir peleando por el usuario final. ¿Por qué no seguíamos ayudando al mismo proceso de inclusión financiera, pero desde el lado de proveedores tecnológicos para todas estas fintechs y bancos?", reflexiona Mindlin.
Los emprendedores destacan que "fue una jugada arriesgada", especialmente en un momento donde el capital de riesgo se volcaba casi exclusivamente al B2C. Pero vieron una oportunidad regional en esa brecha: el problema de infraestructura no era solo de Argentina, sino de toda Latinoamérica.
La apuesta de no esperar al primer cliente
Con su nuevo foco, Tapi se propuso ser la solución para las empresas financieras que querían expandirse por la región. Su propuesta de valor era simple y potente: resolver la infraestructura de pagos en múltiples países con una sola conexión, con un único socio.
Su primer año de operaciones se dedicó íntegramente a montar la red en cinco países (Argentina, México, Chile, Colombia y Perú). "Estábamos operando en cinco países antes de tener nuestro primer cliente", revela Mindlin, admitiendo que fue una estrategia "medio anti-intuitiva". Y añade: "Veíamos dónde estaban operando la mayor cantidad de fintechs o bancos", explica Mindlin, mencionando a empresas como MercadoLibre, Nubank y Ualá, que tienen una fuerte presencia en esos mercados. La idea era ser un socio indispensable para estos gigantes, permitiéndoles una expansión sin fricciones.
Tras una ronda semilla inicial de US$ 9 millones liderada por Andreessen Horowitz en 2022, la compañía levantó una ronda de financiación Serie A de US$ 22 millones a mediados de 2024, liderada por Kaszek y seguida por Andreessen Horowitz. Uno de los objetivos fue la expansión en el que hoy es su principal mercado: México. De acuerdo a Litvin, la oportunidad es enorme debido a tres factores: un sistema financiero aún atrasado donde el 85% de los pagos se hacen en efectivo, un tamaño de mercado masivo (tres veces Argentina) y un flujo constante de inversión en fintechs. En julio, Tapi anunció la adquisición de dos unidades de negocio de Arcus en México, una empresa propiedad de Mastercard. Se trata de las verticales de pagos de servicio, recargas móviles, gift cards y cash in/out -extracción y depósito de efectivo. La operación representa la primera adquisición para la firma y le permite ampliar su red de pago en el país, donde ya opera con bancos, fintechs, retailers y empresas de servicios públicos. Así, alcanzó los más de 80 clientes.
La empresa era su principal competidora en México. "Venían haciendo un proceso bastante largo con bancos tradicionales, les llevó mucho tiempo y realmente tenían un volumen considerable", explica Mindlin sobre su competidor. Y añade: "La combinación de la tecnología ágil de Tapi y la capilaridad de Arcus en el mercado mexicano resultó ser la fórmula perfecta". La adquisición fue un hito que duplicó casi todos los números de Tapi: transacciones, ingresos, empleados y cantidad de clientes. A nivel competitivo, los dejó muy bien parados. "Ellos tenían por un lado muy buenas conexiones locales y nosotros tenemos muy buena tecnología", comenta el emprendedor, subrayando la sinergia.
A pesar de su rápido crecimiento y una adquisición tan significativa, Tapi es un caso atípico en el mundo de las startups: ya es rentable y no tiene planes inmediatos de buscar más capital. "Somos muy eficientes. Hoy ya somos rentables, tenemos menos necesidad de seguir levantando capital", explica Mindlin. La empresa proyecta transaccionar más de US$ 2.500 millones anualizados este año.
Cultura, liderazgo y las lecciones de los errores
Con un equipo de más de 75 personas (que pronto sumarán 20 más con la incorporación del equipo de Arcus en México), los fundadores -que tienen 32 años- crearon una cultura de trabajo que privilegia la confianza, el foco y la humildad. La empresa nació en pandemia, lo que hizo que el trabajo remoto sea la norma. "Mucho del trabajo suele ser de formato asíncrono. Y ser también bastante inflexibles con los resultados e ir a buscar siempre que seamos orientados a los resultados", detalla Litvin sobre el modelo. Para Mindlin, los dos pilares son cómo contratan y liderar con el ejemplo.
En su corta pero intensa historia, los errores fueron una fuente invaluable de aprendizaje. El primero fue dar el golpe de timón que convirtió a la empresa en una BTB. Pero Mindin destaca algunas "decisiones mal tomadas" a la hora de abrir en determinados países. Un ejemplo que hoy lo cuentan con una sonrisa, pero que en su momento fue un gran desafío: casi no abren en México. "Creíamos que Arcus ya había ganado el mercado, hasta que dos clientes importantes nos preguntaron por México. Cuando llegó el tercer cliente, dijimos 'sí' sin tener nada", rememoran. Tuvieron que correr para armar la sociedad y firmar el contrato. Lo irónico: el primer cliente de Tapi en México fue Revolut, la misma empresa que inspiró su idea original.
La visión de Tapi para los próximos cinco años es clara y ambiciosa: "Queremos ser el partner tecnológico de elección para bancos, fintechs y empresas que quieran recaudar". La estrategia se basa en tres pilares. Por un lado, el crecimiento de la red de pagos, donde buscan sumar más bancos y fintechs a su red, ofreciendo una experiencia de pago impecable. También en la expansión de servicios B2B, donde apuestan a crecer en la cantidad de empresas que recaudan a través de su red (colegios, universidades, seguros), ofreciendo no solo el cobro, sino también servicios de comunicación, conciliación y hasta un sistema de IA para la gestión de cobranza y morosidad. Y, por último, el aumento de la capilaridad física, con foco en México, para aumentar los puntos de depósitos y retiros de efectivo, consolidando su red física.
En cuanto a la inteligencia artificial, Andriano la ve como un motor de crecimiento, pero también como un desafío. La IA les permitirá optimizar sus operaciones internas, pero el verdadero reto es estar preparados para la "transformación en la experiencia de usuario". Hoy, la tendencia en tecnología financiera es la conectividad entre sistemas de IA a través de nuevos protocolos como MCP, y Tapi se está preparando para ser la infraestructura que permita a sus clientes ofrecer, por ejemplo, un pago de servicio conversacional con un bot. "Queremos construir una red que digitalice cada vez más transacciones, moviéndose con la misma agilidad y resiliencia que demostramos desde el día uno", aseguran los emprendedores.