Argentina produce entre 100.000 y 130.000 toneladas de dulce de leche por año, un volumen que se mantuvo relativamente estable en la última década. En 2024, por ejemplo, la producción nacional alcanzó unas 128.000 toneladas (con un consumo per cápita anual de 2,2 kilos). Y aunque hablamos de un monto elevado, se ubicó lejos del récord de 142.000 toneladas registrado en 2012.
Su elaboración está en manos de más de un centenar de industrias lácteas distribuidas en todo el país, que incluyen desde grandes compañías hasta pymes regionales. Si bien el dulce de leche representa un segmento menor dentro del sector lácteo —entre el 2 y 3% de la leche producida se destina a este uso—, tiene un peso significativo tanto en lo cultural como en lo económico a nivel local.
Cada 11 de octubre se celebra el Día Internacional del Dulce de Leche, una fecha instaurada en 1998 por el Centro Argentino de Promoción del Dulce de Leche y Afines para homenajear a uno de los productos más representativos de la gastronomía nacional, tal como destacaron desde San Ignacio.
Exportaciones de dulce de leche
Si hablamos de exportaciones, durante el primer trimestre de 2025, las exportaciones argentinas de dulce de leche sumaron US$ 2.575.000, de acuerdo a los datos del INDEC, lo que representa un crecimiento del 4,14% frente al mismo período del año pasado. En cuanto al volumen, los envíos totalizaron 1.015 toneladas, con un incremento interanual del 2,04%.
Entre los destinos, Chile se estableció como el principal comprador. Con US$ 864.000 en operaciones y 416 toneladas despachadas, concentró el 33,57% del valor total exportado y más del 41% del volumen. El precio promedio de venta al país trasandino fue de US$ 2,08 por kilo, por debajo del promedio general (US$ 2,54/kg), lo que indica una estrategia centrada en la permanencia del producto en góndola más que en el margen unitario.
En segundo lugar, se ubicó Brasil, con compras por US$ 597.000 y un volumen de 224 toneladas, equivalentes al 23,20% del valor y algo más del 22% del volumen. A su vez, el precio promedio de exportación dicho país fue de US$ 2,66 por kilogramo, el segundo más alto entre los destinos principales.
A diferencia del escenario chileno, la relación comercial con el mercado brasileño mostró retrocesos: el valor exportado cayó un 9,76% y el volumen retrocedió un 6,58%. La caída puede explicarse por factores combinados como una mayor competencia interna, modificaciones arancelarias y movimientos en el tipo de cambio que afectaron la competitividad.
El tercer destino fue Estados Unidos, con ventas por US$ 155.000 y 43 toneladas enviadas. Aunque todavía representa una porción menor (6,04% del total en valor), registró un crecimiento del 8,38% frente al año pasado, acompañado por un incremento del 6,48% en volumen.
El dato distintivo es el precio promedio, que alcanzó los US$ 3,60/kg, el más elevado entre todos los mercados, señal de que el dulce de leche argentino logra instalarse como un producto gourmet, dirigido a consumidores que valoran el origen y la calidad.
El cuarto destino fue Paraguay, con US$ 75.000 exportados y 21 toneladas colocadas. El volumen se mantuvo estable respecto a 2024, y su precio promedio fue de US$ 3,51 por kilo, uno de los más altos, lo que sugiere una demanda sostenida en nichos específicos del mercado local.
En total, Argentina exportó dulce de leche a entre 20 y 23 países en los últimos años, entre ellos Uruguay, Paraguay, Bolivia, España, Francia, Israel y Canadá.
Principales marcas y movimientos del sector
En Argentina conviven decenas de marcas de dulce de leche. Se estima que hay cerca de 70 etiquetas en el mercado nacional, aunque la mayor parte del volumen de ventas se concentra en unas pocas compañías lácteas tradicionales.
En el segmento minorista —la venta en góndola, en frascos para consumo familiar— hay marcas fuertes como La Serenísima (Mastellone Hnos.), Ilolay (Williner), San Ignacio, Milkaut, Vacalín, Verónica, Luz Azul, pero también Marcas regionales o artesanales.
La Serenísima y SanCor, con marcas históricas muy conocidas, suman más de la mitad de las ventas en supermercados y almacenes. Ilolay y San Ignacio las siguen de lejos, posicionadas en segmentos premium o regionales. El resto del mercado se reparte entre etiquetas locales de menor escala.
Además del consumo familiar, existe un segmento industrial clave: muchas fábricas de alfajores, helados y postres no elaboran su propio dulce de leche, sino que lo compran a proveedores especializados. En este rubro, Vacalín es el principal jugador, con cerca del 50% del mercado industrial. Aunque tiene baja presencia en góndola, abastece a una parte importante de las marcas de alfajores. Incluso productos de primera línea, como los alfajores Havanna, utilizan dulce de leche Vacalín como insumo.
San Ignacio también participa en este segmento, aunque su nombre está más asociado al canal gourmet o tiendas especializadas. En 2023, la compañía desembarcó en Vietnam con el primer cargamento de dulce de leche argentino que ingresó al país asiático, tras casi dos años de desarrollo. Y este año, sumó un nuevo hito: San Ignacio se convirtió en la primera marca en exportar dulce de leche a la India.
Actualmente, San Ignacio destina más del 15% de su producción al mercado externo, siendo uno de los principales exportadores de dulce de leche de la Argentina.