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El titular del gremio que tiene 1.200 de sus afiliados en MercadoLibre dice que el sindicalismo se tiene que “aggiornar” y no tenerle miedo a la tecnología. Productividad, informalidad y empresarios: cómo piensa el dirigente sindical enfrentado con Moyano.

29 Agosto de 2020 15.30

Son raros“, dice Daniel Vila. El secretario general del Sindicato de Carga y Descarga entró al depósito de MercadoLibre en Villa Celina, inaugurado en febrero de 2019, y no entendía lo que veía. Música fuerte y 1.000 “chicos” trabajando. “Lo piden ellos, ¿me entendés? Tienen entre 18 y 23 años. La mitad son mujeres. Y en vez de tener 'encargado', como tenía yo, tienen 'team leader -explica entusiasmado-. Por eso te digo que son raros. Mirá, cuando yo me junté con MercadoLibre por primera vez, les dije: si ustedes me prometen que van a crear 1.000 puestos de laburo, para mí es un sueño. Y el sueño se ha cumplido: ya son 1.200 trabajando en Mercado Central, ahora van a entrar 200 más. Y las perspectivas son 3.500. No existe una cosa así en la Argentina”. 

Platense de 56 años, encabeza desde 2013 un gremio que tiene entre 7.500 y 9.000 trabajadores, el 90% de los cuales son hoy “esenciales”. Además de MercadoLibre, que en las últimas semanas copó las noticias tras el conflicto abierto con Camioneros, el sindicato tiene fuerte presencia en Ledesma, tanto en su negocio de azúcar como de papel. Allí, como en depósitos fiscales y Aduana, las disputas por el “encuadramiento” de los trabajadores también son habituales. “Nosotros nos rozamos con muchas actividades ?explica Vila?. Lo que nosotros hacemos es el movimiento de mercadería adentro del depósito, es una actividad específica”. 

Cuando a mediados de junio el Sindicato de Camioneros bloqueó el depósito de la compañía fundada por Galperin, Vila salió al cruce: “MercadoLibre no tiene un camión”, afirmó, defendiendo la especificidad de carga y descarga, pero también las condiciones de trabajo de sus afiliados. “Moyano tiene un conflicto con los fleteros y los correos, no con lo que hacemos nosotros. Es como que yo me meta con los bancarios. Yo no puedo firmar con una empresa que tenga transporte, porque esa le corresponde a Camioneros. Y ellos no pueden firmar con ningún depósito si no tiene camiones”. 

“El depósito que está en Mercado Central es único en Sudamérica, es una cosa impactante”, cuenta Vila. “MercadoLibre planteó a fines de 2018 que iban a armar un depósito inteligente con tareas de carga y descarga, manipuleo, picking y movimiento, y ese agrupe nos correspondía. Vos podés firmar con la empresa cualquier convenio, pero después tenés que pasar por el Ministerio, porque tenés que estar en conformidad con la Ley de Contratos de Trabajo. Nuestra parte jurídica trabajó y tomó partes de convenios como el de SMATA y otros gremios para ir adaptándolo al propósito de la actividad ?explica?. Ahora dicen que lo firmamos a la baja y que es 'flexibilización', pero ¿sabés que pasa? Acá hay una palabra muy complicada que es la productividad”. 

¿Qué entendés vos por productividad? 

Los tiempos cambiaron. Los dirigentes sindicales tenemos que aggiornarnos. Con Ledesma también tuvimos que resolver cuestiones difíciles. Vos pensá que el azúcar venía en vagones, y la empresa en un momento trajo una tolva inteligente con dos computadoras. Y resolvimos el problema. No hay que tenerles miedo a las nuevas tecnologías. En MercadoLibre, la gran mayoría son trabajos nuevos, y hay que formar a los chicos ahí. Por eso damos cursos de gestión y hasta de inglés, que era una cosa que nos pedían. Porque no es lo mismo un chico que maneja un clark que uno que arma cajas. Cuando yo hablo de productividad, me refiero a eso. Me pasaba a mí cuando hacíamos la descarga de papas. Yo quizás hacía cuatro y el otro hacía uno, y cobrábamos el mismo sueldo. ¿Por qué? Eso es productividad. Si trabajás y te esforzás, ganás más. Ya hay 1.200 trabajadores del gremio en MercadoLibre. 

¿Cuánto más va a crecer? 

Cuando yo me junté con ellos, me empezaron a tirar fechas. Arrancamos con 80. A los cuatro meses, ya teníamos 300. A los seis, 600. Cuando vino la pandemia, pasamos casi a 1.000. Se acaban de tomar 200 y ahora van a tomar 200 más. Pero   la perspectiva que ellos tienen con ese depósito es que puede haber entre 2.000 y 2.500 personas trabajando. Y después va a haber nuevos emprendimientos en otras provincias. Y eso es lo que plantea Camioneros. Pero ellos tienen que hacer otro trabajo, que es controlar a los fleteros o a las empresas que transportan. La actividad de Camioneros es del andén para afuera. 

¿Lo conociste a Galperin? 

No. He cruzado mensajes. Yo me manejo con el equipo de él, que la verdad te da participación en todo. Sinceramente, a mí me cuesta hablar tan bien del empresario. Pero, como dijo un dirigente el otro día, “ojalá tuviéramos 100 Galperin”. 

¿Por qué creés que tiene esas resistencias de parte de algunos sectores del Gobierno? 

¿Sabés cuál fue el obstáculo cuando Moyano quiso tomar el depósito? La gente. No el gremio de Carga y Descarga. Porque si nosotros hubiésemos hecho lo que ellos planteaban o lo que decían algunos de la CTA de que no les dábamos vacaciones, ¿vos te pensás que hoy los chicos, más aún con las redes sociales, no te denuncian? O que los hacen laburar de más. No,  al contrario. Ahora no por la pandemia, pero vos pensá que todos los 30 de cada mes juntaban a los que cumplían años y traían, qué sé yo, a Damas Gratis y bailaban tres o cuatro horas. Y vos decís: estos están locos, esto no pasa en la Argentina. Están continuamente hablando con los chicos a ver cómo se sienten. 

¿Creés que cambió la identidad política de los trabajadores más jóvenes? Antes era más sencillo asociarlos con el peronismo. 

Lo que no podemos olvidar es que Perón y Evita nos dieron  lo que hoy tenemos. Pero ojo. Tenemos que ser claros, hay algunos dirigentes que se equivocan. Este es un trabajo en conjunto. Yo vengo de una dirigencia histórica y un poco cerrada, y había empresarios que le tenían terror a hablar con el dirigente. ¿Qué hice yo? Los convoqué, porque esto es clarito: si no hay empresarios, acá no hay trabajadores y no hay gremio. Cuando Moyano dice que Galperin es millonario? ¿qué  tiene que ver? El empresario debe cumplir con lo que tiene que cumplir, y MercadoLibre cumple con lo que tiene que cumplir. Tenemos que fortalecer este modelo. 
Sorprendió en algunos sectores el comunicado con AEA. 

“Está bárbaro que el presidente se reúna con los movimientos sociales, pero nosotros somos una pata fundamental. La reunión con la AEA fue para decir: despierten, algo hay que hacer con este país”. 

¿Hubo un cambio en la CGT? 

Nosotros somos gremios de servicios, la mayoría. A lo que estamos apuntando con AEA es que no se pierda la actividad privada y ver de qué forma se crean fuentes de trabajo. 

Tu referencia en el movimiento obrero es Luis Barrionuevo. ¿Qué otros referentes sindicales destacás? 

Hay que conocer a las personas. Cuando yo me hice cargo del gremio, en el velorio del secretario general anterior a mí, Luis Horacio Campos me agarró y me dijo: “Danielito, vos tenés que hacer las cosas bien”.  Y me llamaba día por medio. Hay que aprender de la experiencia de ellos. Después destaco mucho a Gerardo Martínez, de la UOCRA, que además anda por todo el mundo con la internacional de la CGT. Y José Luis Lingeri, que maneja obras sociales. Hay un montón de dirigentes con experiencia. 

¿Cuál es el camino para combatir la informalidad? 

Esto lo hablamos en la CGT. Para que te des una idea, en Mar del Plata hicimos un operativo donde encontramos 600 trabajadores en negro. En Morón, 100 más, y así sucesivamente. El problema es que tenemos un Estado bobo. Si vos le exigís a MercadoLibre o a cualquier empresa que cumpla con todo y después tenés actividades en negro, se pierde la esencia del trabajo. Hay que regularizar, porque así cobrás más impuestos y resolvés el tema de las jubilaciones. No se puede tener al 40% de la gente en negro. 

Sin embargo, todo indica que la informalidad llegó para quedarse. ¿Cómo es tu relación con los movimientos sociales y la CTEP? 

La CTEP y los piqueteros te hablan de cooperativismo. En Avellaneda los hicieron monotributistas a los muchachos. ¿Y qué pasó? Pagaron una sola cuota. Hoy están todos en el VERAZ, inhibidos de por vida. Eso no camina. Yo salí a laburar a los 13, 14 años. Mi vieja quedó viuda con ocho chicos y había que ayudar en la casa. No digo que esté bien, pero no quedaba otra. Es política lo que hacen. No se puede jugar con la gente. 

¿Qué decís frente a los que creen que la razón de la informalidad son los costos laborales?

Que es una locura. Acá teníamos empresarios con 10 empleados y hoy tienen 600. Y no tienen ningún tipo de problemas. Si vos escondés la relación  laboral,  te lo agarra  un abogado  y pum, juicio. Ahí están los costos. Cuando vos tenés un trabajador regularizado, el empresario está cubierto en todo. Y es un trabajo que hace quien te habla. ¿Accidentes? Tenés la ART. ¿La salud? Pasa todo por la obra social.

¿Cómo estás viendo al Gobierno? 

Lo del arreglo de la deuda fue una buena noticia. Este es un Gobierno donde hay un montón de sectores, con peleas y diferencias. Ojalá que a raíz de esta buena noticia eso se termine, que se presente un plan económico y que convoquen a todas las partes. El Presidente tiene que entender que está bárbaro que se reúna con los movimientos sociales, pero nosotros somos una pata fundamental. Somos los que representamos a los trabajadores. Y la reunión con la AEA fue para decir: despierten, algo hay que hacer con este país. 
 

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