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Marina Dal Poggetto
Macroeconomía

Marina Dal Poggetto: "Sin cooperación política, las PASO pueden ser una bomba de tiempo para la economía"

Agustín Maza

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La directora ejecutiva de Eco Go conversó con Forbes Argentina sobre los desafíos que tendrá que encarar el actual Gobierno en una "carrera de postas" que durará hasta el 10 de diciembre y las primeras medidas que deberá tomar la nueva administración a partir del 10 de diciembre. La necesidad de corregir los desequilibrios de la macro y encarar un plan de estabilización "creíble".

18 Junio de 2023 15.00

Como en cada año electoral, las definiciones económicas están atadas a las de la política. Más aún cuando faltan pocos días para conocer a los precandidatos de los principales espacios que competirán por la presidencia. La directora ejecutiva de Eco Go, Marina Dal Poggetto, advirtió en diálogo con Forbes Argentina que “las PASO pueden ser una bomba de tiempo” en vistas de que no existen chances de cooperación hasta el 10 de diciembre y la frágil situación que atraviesa la economía local. Además, destacó que la definición de la interna oficialista puede sumar más ruido a una coyuntura difícil.

La economista afirmó que, si bien el próximo Gobierno deberá iniciar su gestión con una devaluación del tipo de cambio oficial, no es viable quitar el cepo de inmediato. También hizo hincapié en la necesidad de avanzar en un importante ordenamiento de los precios relativos y del frente fiscal, para lo que se requerirá un consenso de todos los espacios políticos.

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- ¿Qué podemos esperar de la economía en este camino hacia el próximo gobierno?

- En lo que resta del año tenemos una carrera de postas. La primera es el 24 de junio con el cierre de listas, porque vamos a conocer las ternas de cada uno de los espacios políticos. Sabemos que Milei corre solo y que Juntos por el Cambio deberá dirimir su interna. En el Frente de Todos todos están esperando una señal por parte de Cristina Kirchner, quien en definitiva es la que decide. La definición y cómo se tome esa decisión en el oficialismo puede tener impacto en la economía. El ejemplo claro es lo que suceda con la candidatura de Sergio Massa que condiciona su permanencia en el Ministerio de Economía a ser candidato o al espacio que le den en las listas. Dicho eso, después hay que llegar a las PASO del 13 de agosto que es la siguiente posta.

- ¿Cómo impacta ese contexto en las negociaciones de Massa con China y el FMI? 

- El ministro de Economía juega a dos puntas: viaja a China para negociar la ampliación del swap y después a Estados Unidos para que el FMI le anticipe desembolsos. Ambas negociaciones van con carriles separados, pero cada uno mira lo que está haciendo el otro. El organismo da señales de que no quiere que se caiga el acuerdo, es decir, que el país entre en atrasos. Si la Argentina se prende fuego, problema del país, pero no quiere que sea culpa de ellos.

- ¿El éxito en ambos frentes puede ser un alivio para los próximos meses?

- De China se trajeron la noticia de la ampliación del swap y creo que le agregaron que lo pueden usar para intervenir. El acuerdo es por US$ 18.800 millones de los cuales US$ 5.000 millones están activados, depositados en una cuenta de un banco chino. Activar el swap tiene un costo, pero los dólares de los encajes son gratis. En principio el poder de fuego está y te da una mayor holgura en un momento sumamente complicado. Por otro lado, el Fondo da señales de que algo va a dar. El próximo pago por casi US$ 2.700 millones es el 21 y 22 de junio, mientras que el cierre de listas es dos días después. Mi sensación es que no vamos a tener nada cerrado hasta que conozcamos a los candidatos y la cancelación del vencimiento se va a postergar. En lo que va del año pagamos US$ 4.000 millones netos de los US$ 4.600 millones pendientes.

- ¿Cómo debería ser la estrategia para administrar las divisas en un momento en el que la sequía se va a sentir con más fuerza?

- Sergio Massa es un ancla de la estabilidad en la medida en que intenta sostener expectativas. Pero tenés un Banco Central al que se le terminó el dólar soja y cuenta los porotos. Ahora usas dólares para intervenir en el mercado cambiario y para financiar importaciones. El FMI quiere que el Gobierno restrinja más el acceso al mercado de cambios oficial. Ese cepo es más duro de lo que las empresas quisieran pero menos de lo que debería en el contexto actual de escasez. Te comés los dólares en la transición para por lo menos dar una sensación de que la economía sostiene el crecimiento, algo que cada vez se hace más difícil por los efectos de la sequía.

- Estamos hablando de un endurecimiento mayor del cepo.

- Deberías cerrar más el acceso a las importaciones, pero el problema es que la eficacia del ancla cambiaria y el dólar oficial moviéndose sin saltos discretos para contener la inflación se reduce. Todos los acuerdos de precios están supeditados al acceso al mercado de cambios, con una brecha y una inflación contenida. Es por eso que las empresas trasladan esa diferencia a precios, por la incertidumbre de cuál será el costo de reposición de sus stocks. Es muy difícil poner un precio en medio de esta carrera de postas. La eficacia del cepo para contener la inflación tiende a reducirse en la medida en que transitamos al próximo Gobierno. En el medio tenés discursos de campaña sobre qué pasaría después del 10 de diciembre.

- Da la sensación de que se el próximo gobierno, cualquiera sea el color político, va a encarar una devaluación.

- El próximo programa tiene que comenzar con una corrección cambiaria, pero manteniendo al menos una versión más light del cepo, y con un importante ordenamiento fiscal. Cualquier plan de estabilización requiere ordenar los precios relativos desde el inicio. La pregunta es cómo se va a llevar adelante ese proceso. Los discursos de campaña van desde “no se puede sacar el cepo el día 1”, pasando por un desdoblamiento cambiario hasta llegar a “prender fuego el BCRA”. Entonces la señal de cobertura para los pesos que tiene el sector privado no es la misma en cada caso. El escenario de aceleración inflacionaria desde que comenzó el año desordena las expectativas. Hasta hace seis meses esto era una elección de dos, ahora Macri y Cristina dicen que Milei está en carrera.

- ¿Podemos tener una corrida fuerte el lunes siguiente a las elecciones primarias?

Para los politólogos las PASO son buenas, ordenan los espacios políticos. Desde el punto de vista económico son una bomba de tiempo porque no tenés ninguna chance de cooperación entre las principales fuerzas hasta el cambio de gobierno. Si Milei sale bien posicionado y el mensaje es prender fuego el BCRA, la demanda de pesos se puede pulverizar. No son inocuas las señales que den los candidatos en cada una de las postas, independientemente de lo que hagan después. La magnitud de la reacción del mercado depende no solamente de quién gane las PASO del 13 de agosto sino de cuáles sean las expectativas de quién pueda ganar el día anterior. En 2019 fueron totalmente disruptivas porque venías de un esquema de apertura económica y pasabas a uno de represión financiera.

- ¿Entonces podemos tener un escenario en el que la inflación salte a un escalón mayor?

- En este contexto ponerle una nominalidad a la economía es ciencia ficción. La inflación acumulada hasta mayo con nuestra proyección te da 144% para todo 2023, pero puede acelerarse al 160% y si acelera un punto por mes como hasta abril podés quedar en torno al 240%. Sí es seguro que no estamos en 1989 porque las condiciones objetivas son distintas. No venís de 15 años de inflación crónica arriba del 100%, ni tenés todos los contratos indexados y el BCRA puede controlar el tipo de cambio oficial con el cepo. El riesgo de una mayor aceleración es alto pero no vemos una espiralización.

- ¿Cómo se puede corregir ese esquema?

- El punto principal es que tenés un esquema de represión financiera que profundizó el desorden en los precios relativos y en la brecha, que es perversa por le afana la mitad del precio a un exportador y le permite a un importador pagar un bien la mitad de lo que realmente vale. Eso no se puede corregir con un pase de magia. La inflación tiene un origen fiscal y monetario, nadie duda de eso. Ahora, una vez que tenés tantos años de variación a estas tasas es porque existe un trasfondo distributivo. No va a ser neutral el ordenamiento. Hay precios de bienes ridículamente caros y servicios ridículamente baratos. Lo ideal sería un esquema de cooperación, algo que todos sabemos que no va a pasar.

- ¿Considera que el país está frente a una nueva oportunidad teniendo en cuenta los recursos naturales y el escenario mundial?

- Siempre tuvimos oportunidades, la cuestión es aprovecharlas. En 2023 la escasez de dólares presionará para que el nivel de actividad sufra una caída. El año que viene la sequía debería convertirse en lluvias abundantes y el balance del sector energético ayudará a aliviar la restricción externa. El próximo gobierno debería aprovechar esos dólares para capitalizar el balance del BCRA y reducir la dependencia del cepo.

- ¿Qué debería hacer el próximo gobierno para dar una señal positiva desde el 10 de diciembre?

- Lo primero es poner en marcha un plan de estabilización consistente que tenga al menos un mínimo de consenso entre el oficialismo y la oposición. Necesitás un programa que sea ortodoxo desde lo fiscal, heterodoxo en el manejo de los precios distributivos y pragmático para no romper el capital de trabajo de las compañías. Tenemos que tener en cuenta que hay mucho tiempo por delante hasta que alguien tome decisiones. Necesitás dar un golpe de efecto desde el primer día, no hay margen para gradualismos. La premisa es estabilizar la macro, porque caso contrario no hay micro que aguante, y cambiar el funcionamiento de la economía. Cuando destruiste el sistema de precios, rompiste el esquema de funcionamiento de la economía. Eso no implica que no siga andando porque genera oportunidades enormes: lo único que había que hacer era tomar pesos y comprarle dólares baratos al BCRA. Un modelo hiper regresivo, por eso Cristina se queja de que el Central no tiene reservas y los salarios son bajos. Tuviste un nivel de importaciones que no se condice con el nivel de actividad.

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