Martín Gómez Platero: los pilares de su éxito, la internacionalización fuera de América Latina y sus próximos pasos
Lidera un estudio de 250 personas que proyecta edificios y ciudades en 13 mercados regionales. Así piensa el arquitecto que eligen desarrolladores de Uruguay y el mundo. Sus planes en Europa y EE.UU., el potencial de la IA y el talento de exportación.

Su nombre se convirtió en una marca y un sello de garantía en el mundo de la arquitectura. A lo largo de dos décadas Martín Gómez Platero diseñó buena parte del skyline lo cal con grandes obras, desde Nuevocentro Shopping, hasta Zona Franca Parque de las Ciencias o el Hotel Montevideo. 

Su vocación por salir al mundo lo llevó a conquistar 13 mercados regionales y a dejar huella en 42 ciudades. Más de 40 millones de personas pasan por sus edificios cada año. Una mitad de su trabajo está en Uruguay y la otra en el exterior. 

Proyectó y ejecutó más de 4 millones de metros cuadrados, trabajando para diversos desarrolladores. Lidera un equipo de 250 personas y recientemente fue elegido para liderar el diseño de Link Center, un mega proyecto inmobiliario en Paraguay de US$ 105 millones

"Una ciudad inteligente no es la más tecnológica, sino la que está bien proyectada, tiene buenos espacios públicos y piensa en el peatón como protagonista", asegura. Sus sueños incluyen un masterplan para conquistar Estados Unidos y Europa. 

Martín Gómez Platero de Estudio Gómez Platero. Foto: Leonardo Mainé

Estos son los pilares del éxito de Gómez Platero y un boceto de sus próximos pasos. 

¿Cuál es el proyecto de mayor magnitud de Gómez Platero? 

Es difícil decir cuál es el más grande. El proyecto que estamos haciendo en +Colonia son 550 hectáreas, estamos haciendo una ciudad muy grande en Ecuador que son alrededor de 1.000. Tenemos proyectos de escalas grandes en todos los mercados y eso nos posiciona como un estudio fuerte en la región

¿Cuál es el primer paso de internacionalización fuera de América Latina?

Estamos haciendo unas torres chiquitas en Europa, en Holanda. Hasta ahora solo habíamos hecho una casa en España, así que este es un salto, no teníamos obra en Europa. Nos han llamado de Emiratos, de Albania, Egipto; todavía no se concretaron los proyectos pero somos 250 profesionales muy buenos y el estudio está preparado para trabajar en cualquier lugar del mundo, sin dudas. 

Si tuvieras que decir un solo mercado en el que ponés foco para este año, ¿cuál sería? 

Nuestro foco está en el mundo, pero si tengo que decir uno es Estados Unidos. 

En septiembre el estudio fue premiado por el anteproyecto de Miami Bay Towers en los International Architecture Awards, uno de los galardones internacionales más prestigiosos en el sector. ¿Qué implica para el estudio obtener este re conocimiento? 

El premio es muy relevante porque tiene mucho peso en la arquitectura mundial, ya que es organizado por Chicago Athenaeum y European Centre for Architecture Art Design and Urban Studies. Miami Bay Towers es un proyecto de usos mixtos que se presentó en la categoría de anteproyectos. Si bien por ahora no se va a construir, fue muy importante para nosotros recibir este premio por el reconocimiento en sí y por el eco que tiene en las publicaciones internacionales.

¿Es una vidriera que los puede impulsar en su expansión internacional? 

Sí, 100%. Nuestro objetivo es el mundo y estamos muy cerca de entrar en Estados Unidos a través de un cliente fuerte en Miami que está comprando las tierras para un proyecto. No concretamos aún, pero estamos cerca. 

¿A qué ritmo crecieron en los últimos años? 

Entre un 10% y un 20% al año, pero que hay una oportunidad enorme para el estudio Gómez Platero y para todos los arquitectos uruguayos de trabajar en el exterior, por que son mejores que la mayoría de los que están afuera. 

¿Cuál fue el clic que te llevó a pensar tu negocio a gran escala? 

Creo que todos tenemos suerte. Hay gente que la ve y la aprovecha, y otra gente que no la ve. Yo tengo suerte. La tuve cuando fui a una charla de Enrique Baliño en la que hablaba de trabajar para el mundo. Me pareció espectacular, me acerqué y le planteé que tenía un estudio de arquitectos chiquito y un montón de ideas que no sabía cómo llevarlas a cabo, "me encantaría que me ayudes", le dije y me dijo que sí. 

Empezó a venir una vez por semana, dos horas al estudio. Me volaba la cabeza con cosas que hoy pienso que eran simples, pero para mí en ese momento no eran obvias ni sencillas y me cambió la vida. Un día me dijo: "Soñá, decime cuál es el estudio que querés tener en tu vida". Yo dije: "Un estudio con 60 personas trabajando para afuera, para otros países". Hoy somos más de 250. Le debo mucho a Baliño. Hay que pensar en grande y trabajar en equipo. 

¿Qué sueños tenés para los próximos meses? 

Soy un gran soñador y sueño grande, pero me gusta contarlos cuando los logro, no antes. 

Montevideo tiene uno de los precios del metro cuadrado más altos de la región. ¿Se puede bajar? 

Ahora Argentina está muy caro, no creo que seamos más caros que ellos. Es difícil. El valor del suelo depende de lo que se le pueda hacer arriba. Si el mercado se deprime, va a bajar su valor. Por ahora veo un mercado que sigue activo, fuerte, con buena demanda, entonces no veo que baje el valor del metro cuadrado. Y en la historia, por lo general, es algo que siempre sube. 

Participaste en el desarrollo de barrios privados. ¿Hay lugar para más? 

Sí, pero también para mejorar su relación con la ciudad y que generen mejor ciudad. Creo que se puede trabajar en conjunto para lograr esa dinámica de ganar, ganar. 

Trabajás en varias ciudades inteligentes. ¿Qué define a una ciudad del futuro? 

Creo que voy a discrepar con lo que mucha gente piensa cuando habla de una ciudad inteligente. Una ciudad inteligente es la que está bien proyectada, con buenos espacios públicos, que piensa en el peatón como protagonista. No es la más tecnológica, aunque sí tiene que tener previsto todo lo que existe y lo que pueda existir en tecnología. 

¿Cómo se redifinió el lujo residencial en la última década? 

Es una pregunta difícil, porque depende de cada uno. Para unos el lujo es naturaleza, comodidad, tranquilidad. Para otros, es tener revestimientos carísimos en la casa. Creo que en el mundo va más hacia la tendencia de que el lujo es tener tiempo, estar en contacto con la naturaleza, el acceso a las cosas simples. Por supuesto, con gran comodidad, pero simple y no a lo muy sofisticado. 

¿Cómo empezó tu interés por la arquitectura? 

Mi padre era arquitecto. No soy muy objetivo, pero era excelente arquitecto y gran tipo. Tuvo mucha influencia en mí. Él trabajaba mucho y nos veíamos poco entre se mana. Entonces, los sábados a veces lo acompañaba a las obras que tenía en Punta del Este. Tendría cinco o seis años y recorrer las obras con él me gustaba mucho. Ahí empezó mi pasión por la arquitectura. 

Martín Gómez Platero de Estudio Gómez Platero. Foto: Leonardo Mainé

Fundaste tu propio estudio cuando el de tu padre estaba fundido. ¿Qué recordás de esa génesis?

Él siempre compartió con socios el estudio. Yo me recibí en 1995, me fui a estudiar a Estados Unidos un posgrado y, cuando volví, me uní con una participación muy minoritaria. Ahí trabajé de 1996 a 2001 y en plena crisis estábamos fundidos. Teníamos una sola obra, las oficinas del BID en la Ciudad Vieja. Los socios de mi padre eran excelentes y de primera, pero teníamos visiones distintas. Mi padre ya tenía 80 años y yo le dije que quería armar mi propio estudio. Él estuvo totalmente de acuerdo, me dio para adelante y ahí fundé el estudio Gómez Platero en 2002, cuando estábamos fundidos. Tenía 32 años. 

¿Qué lección te dejó esa crisis? 

Muchísimas. La primera, que todo pasa. Lo bueno y lo malo. 

La vida es como una rueda gigante, cuando toca estar arriba, no hay que creérsela, porque todo pasa y cuando estás abajo tampoco hay que ver todo horrible, porque también todo pasa. 

Eso creo que fue una enseñanza importante. En ese momento estábamos muy metidos en la crisis, pero teníamos optimismo.

¿Cuál fue tu estrategia para levantar cabeza y salir de ese pozo? 

Soy una persona muy optimista genéticamente. Creo que lo heredé de mi padre. Estaba convencido de que teníamos la posibilidad de trabajar afuera, pero yo había empezado a ir a congresos, a repartir tarjetas y fracasaba con total éxito, no conseguía ningún trabajo. Hasta que vino una gente de Ecuador que tenía el proyecto de una terminal de ómnibus y quería ver el proyecto de Tres Cruces, que era un ejemplo de éxito (diseñado por el estudio de Guillermo Gómez Platero). 

El contador Carlos Lecueder me recomendó a mí y a otro estudio argentino también muy bueno. Tuvimos la suerte de ganar. Eso me permitió tener trabajo cuando casi nadie tenía en Uruguay y me pude traer a los mejores de mi generación a trabajar conmigo. Eso hizo la diferencia

¿Cuánto influye hoy la inteligencia artificial (IA) en la eficiencia de los proyectos? 

Mucho. Por mi edad no soy un nativo tecnológico. Sé poco de tecnología, pero la IA me apasiona y me motiva. Hicimos una alianza con Microsoft cuando salió OpenAI y trabajamos con ellos, con Globant y con Genexus, para en cada uno de los procesos del estudio tener a la inteligencia artificial de amiga. Es un viaje de ida que nos motiva mucho. Tengo ya un departamento en el estudio que está a full pensando cómo sacarle el mayor partido.

¿Qué le decís a los arquitectos más jóvenes que ven que algunas tareas se suplantan con IA?

Es importante aclarar esto. Me encanta la IA, pero de ninguna manera suplanta el talento del ser humano. En el Estudio Gómez Platero hasta ahora nos ha ido bien, pero no gracias a Martín Gómez Platero, sino a un equipo muy talentoso que tenemos. La IA es un elemento más que nos ayuda, pero no es determinante. 

Estudio Gómez Platero: arquitectura, torre corporativa.

¿Cómo se compite a nivel mundial con los costos operativos de Uruguay? 

Los arquitectos uruguayos son muy, muy buenos. Los que trabajan conmigo en el estudio y los de otros. Entonces, se compite a calidad, no a costo. El honorario de un arquitecto en una obra es mínimo, no pesa en el éxito o no de esa obra. Lo que sí pesa es si elegís un mal arquitecto o uno bueno. Siempre hay que elegir al mejor que puedas, porque ahí está la diferencia en tu proyecto. 

¿Tenés una rentabilidad mínima para aceptar un proyecto? 

Sí, pero depende mucho del cliente. Hay algunos que son muy leales al estudio, que trabajan siempre conmigo. De repente tengo proyectos que tienen una rentabilidad muy buena y otros que tienen una rentabilidad muy mala del mismo cliente, pero lo hago porque lo tengo que ayudar, porque sé que para él es un problema. Entonces, algunas son verdes y otras son maduras. Pero lo usual para trabajar con un nuevo cliente es que el proyecto dé 20% o 30% de rentabilidad. Desarrolladores muy diversos son tus clientes.

¿Qué es lo que más valorás en la relación con ellos? 

La confianza entre las partes es fundamental. Y el respeto. Si no hay respeto, por más buen desarrollador que sea, no trabajo con él. Cuando siento que no puedo confiar, tampoco. 

¿Invertís en los proyectos en los que participa el estudio? 

No. Si yo invirtiera con desarrolladores, el otro desarrollador capaz que no me contrataría porque piensa que soy socio del otro. Por lo tanto, nos mantenemos al margen de las inversiones y trabajamos como arquitectos. 

¿En qué colocás tu dinero? 

Hace poco compré una chacra en Rocha y tengo algunas propiedades que me han quedado por honorarios, que las alquilo. Entre inmuebles, algo financiero y esa tierra en Rocha están mis inversiones

¿Cómo te llevás con las criptomonedas?

Por desgracia nunca vi el tema de criptomonedas. Me cuesta hasta entenderlo. Soy muy tradicional y estoy en lo clásico, corredores de bolsa amigos son los que manejan eso. El S&P 500, que es algo bastante seguro, y no me muevo mucho de ahí.


Fotos: Leonardo Mainé.

*Este artículo fue publicado originalmente en la edición impresa de Forbes Uruguay de octubre de 2025. Para suscribirte y recibirla bimestralmente en tu casa, clic acá.