La reducción de la fuerza laboral impulsada por el aumento de los adultos mayores en la Tierra, acelera la necesidad de automatizar la economía. Esto se traduce también en un impulso para la innovación industrial, manufacturera y dl cuidados personales donde los autómatas emergen como una solución creciente.
A nivel mundial, la escasez de mano de obra es crítica. En gran medida, esta situación responde a que, a nivel global, el envejecimiento poblacional se acelera. Ese fenómeno modifica el futuro del mercado laboral. Por eso, los robots humanoides cobran cada vez más fuerza.
La División de Población de las Naciones Unidas estima que, en el 2050, los mayores de 65 años representaran entre el 16% y 22% de los habitantes del planeta. Este fenómeno presionará tanto a los sistemas de salud y de seguridad social, como al empleo. En Argentina, se calcula que esta franje etaria representará el 20% de la población en 2050, y el 29% en 2100.
"Ante esa problemática, la caída de la tasa de natalidad y, por lo tanto, una menor mano de obra, los robots surgen como una solución", enfatiza Alejandro Parise, fundador y CEO de Robots for Humanity.
El 50% del producto bruto interno mundial [alrededor de 42 billones de dólares] resulta de empleos manuales. Estos puestos se podrían automatizar por medio de androides [masculinos] o ginoides [femeninos] avanzados. Por ello ya se los debe ver como un complemento de los seres humanos.
"Mi visión del futuro es que los robots humanoides harán las tareas que las personas no quieren realizar. En general, serán labores repetitivas, que requieren "poner el cuerpo" o peligrosas", reflexiona Parise.
Los autómatas ya aportan a la economía. Mundialmente, esta fuerza de trabajo crece a un ritmo del 25%. Es liderada por China, Estados Unidos, Japón y Alemania. Se los encuentra en la industria, la salud, el hogar, la manufactura, la logística, la hotelería y la educación, transportando materiales pesados, en montaje, corte mecánico, manipulación de materias, y en tareas peligrosas como soldaduras, implementación de sustancias inhalantes nocivas.
Un trabajo en equipo entre humanos y robots
Por ejemplo, aproximadamente ya hay mas de 30000 androides que realizan tareas agrícolas. Más de mil de ellos operan ahora en los campos argentinos.
"Son una herramienta capaz de potenciar la calidad de vida. Pueden "meterse en lugares peligrosos", como desactivar bombas o salvar gente en las guerras, o simplemente producir más rápido", advierte Natalí Lilienthal, ingeniera Informática egresada del ITBA.
Según la International Federation of Robotics [IFR] el promedio internacional era, en 2022, de 151 robots por trabajador manufacturero. En el país, ese promedio es de 25. El primer puesto en el ranking es para Corea del Sur con 1.012. Se ubican después Singapur con 730 y Alemania con 415. La Argentina se encuentra en el puesto 34.
A ese ritmo, más de la mitad de los empleos serán ejecutados por androides. Sin ir más lejos, perros-robot patrullaron la Expo Seguridad Tucumán 2025. Según explicó a la prensa su importador Big Dipper. Eran, en esencia, cámaras móviles con visión térmica, radar topográfico, conexión Wi-Fi, autonomía, GPS, capacidad de carga. Todo se programó simplemente con el lenguaje Python.
La visión de los ingenieros en robótica no es reemplazar con sus diseños a los hombres. Más bien, complementarlos en tareas repetitivas, labores peligras o físicamente exigentes.
"Algunos temen que su inclusión derive en menos trabajo. Es lo contrario. En la primera Revolución Industrial, se pensaba lo mismo. Al final aparecieron nuevos trabajo. En cierta manera pasó los mismo con la creación de la computadora o el teléfono. Es miedo a lo novedoso", recuerda Lilienthal cuyo robot Tooly fue declarado de interés por la Legislatura porteña.
Algo más de un cuarto de los androides del mundo están en Japón. Los japoneses aspiran a que, para el 2025, reemplacen a más de 3,5 millones de trabajadores. En 2023, casi 30% de los habitantes de ese país tenían más de 65 años. Además, más del 10% contaba con más de 80 años. Esas cifras convierten a la nación del sol naciente en la más "envejecido" del planeta.
Tras las sombras de Leonardo
Aunque, durante el Renacimiento, Leonardo da Vince bosquejó una máquina acorazada con forma humana y existían autómatas en la antigüedad; el primero androide como lo conocemos ahora fue Elektro [1937] de Westinghouse. Se lo presentó en la Exposición Universal de 1939. Media dos metros y podía caminar. Contaba además con una grabación de 700 palabras que le permitía simular una conversación.
La denominación robot deriva del checo "robota". El escritor de ciencia ficción Karel Capek designó, en 1920, con ella a una máquina pensante en su libro de R.U.R [Robots Universales Rossum].
Tiempo después, Isaac Asimov la retoma y define la robótica. Al tiempo que redacta las tres leyes de esta ciencia: un androide debe ser inofensivo para los humanos, debe cumplir sus mandatos y proteger su propia integridad sin faltar a lo previo.
De ahí en más avanzó esa disciplina a tal punto que, en este siglo, nació ASIMO, el robot de Honda capaz de aprender como un niño. También, puede correr, danzar, sostener una conversación, entre otras habilidades.
Los androides y las personas tienen cosas en común. Ambos poseen brazos, piernas, corren, levanta peso y consumen. Por eso no es de extrañar que trabajen en conjunto. Pero el principal desafío es su aceptación social.
"El gráfico Uncanny Valley [valle inquietante] muestra el grado de semejanza entre los robots y las personas. Si son muy parecidos, genera un rechazo por parte de la gente", informa Natalí Lilienthal.
Cabe destacar que esa representación es una hipótesis en robótica y animación 3D. Describe la incomodidad o rechazo de los seres vivos hacia representaciones artificiales que se asemejan a los humanos. La empatía del observador aumenta hasta un punto límite. Después ese rango la respuesta emocional es negativa como repulsión o incomodidad.
Nuevos espacios laborales que aún son difíciles de imaginar
Los roboticistas sostienen que sus adelantos darán lugar a nuevos roles para las personas. Los operarios que podrían ser reemplazados por los robots humanoides deberán desarrollar nuevas habilidades para los empleos del futuro. "Sin duda aparecerán nuevas ocupaciones como entrenadores o mecánicos robóticos, y otras tantas que ahora desconocemos", subraya el CEO Robots for Humanity.
Un estudio de Robots for Humanity relevó la incidencia de los trabajos repetitivos en la industria automotriz. Uno requería levantar piezas de 5 kilos [frentes de camionetas] y moverlos uno o dos metros. Al cuantificar esa labor dio que por semana se movilizan así 27.000 kilos. No caben dudas que esa tarea la puede hacer una máquina. De esa forma, los trabajadores se evitarían no solo el esfuerzo sino también posibles lesiones. Incluso, la Organización Mundial de la Salud califica este tipo de tareas como insalubres o riesgosas.
"En una cafetería de especialidad vende como mínimo entre 150 y 200 cafés por día. Preparar esas bebidas se convierten una tarea repetitiva. El establecimiento puede ofrecer un menú de 5, 7 o 10 combinaciones; pero es al final una labor. Esta la podría realizar un brazo mecánico", observa Mariano Kot, Ceo BotMy solutions.
La Inteligencia Artificial Generativa [GenIA] abre nuevos caminos. Esta permitiría que los androides entiendan mejor su entorno. Y, en simultáneo, se muevan con mayor autonomía. "Esto lo charlo mucho con mis socios José Montalvo y Santi Braña. La GenIA permitirá una transformación socio-laboral distinta. Nos llevará a replantearnos una nueva era", sostiene Ale Parise.
Posiblemente, por eso hasta se atreve a vaticinar que dentro de dos o tres años, se podrá comprar un robot capaz de aprenda con solo ver como otros la realizan una labor.
Robots en busca de su nicho
La firma cordobesa Robots for Humanity importa y programa robots humanoides para tareas en automotrices, petroleras, mineras y compañías de energía. En esta operación combinan IA, robótica y gemelos digitales.
En mayor o menor medida, los androides razonan, interpretan lo que ven y actúan con lógica. Además piensan que es necesario que se asemejen a las personas. "Esta similitud facilita la interacción en un entorno laboral", declara Parisi.
Esta compañía trabaja bajo el modelo Robot as a Service [RaaS] que es similar al software-as-a-service (SaaS) aplicado a hardware y entrenamiento. El entrenamiento comienza al generar un gemelo digital. Entonces, el robot realiza sus tareas en un entorno virtual. Al lograr un nivel de rendimiento aceptable se lo implementa en la fábrica real.
En cambio, Mariano Kot, exalumno de la Universidad de Palermo, quería que la robótica saliera del entorno fabril. "Nos abocamos a la robótica dedicada y abocada al cliente final. Todo comenzó explorando la dinámica entre el robot y un humano fuera de la industria. Y abordamos el mundo de la cafetería", añade el ejecutivo de BotyMy solutions.
Ahora, cualquier persona puede acercase a una pantalla, elige su bebida con un par de toques y paga de manera digital. De ahí en más dos brazos robóticos preparan su café. Muelen los granos, emulsionan la leche, preparan el café y hasta dibujan un corazón de espuma en la superficie de la bebida, y entregar el pedido en mano. "Hubiera sido más fácil hacer que el robot busque el café hecho en un máquina. Pero quisimos elevar la vara; es decir, que prepare uno de especialidad", revela Kot.
Por el momento, la compañía se encuentra en charlas con shoppings, aeropuertos y universidades para franquiciar al barita autónomo. Para septiembre, la UP pondrá en funcionamiento el primero modelo en sus instalaciones.
Por otra parte, la soledad y el aislamiento tienen consecuencias en la salud humana. Algunos expertos señalan, por ejemplo, que la primera puede acelerar la acumulación de placas en las arterias, ayudar a que las células cancerosas crezcan y se extiendan, y promover la inflamación en el cerebro que conduce a la enfermedad de Alzheimer.
El desafío de los Robots asistentes
"La soledad y una menor interacción social se asocian padecimientos como la demencia senil. Por eso diseñé un robot interactivo capaz de acompañar y ayudar a los adultos mayores a trabajar la cabeza, comunicarse y jugar", revela Natalí Lilienthal. Si bien en países como Japón los "robots asistentes" son algo frecuente, en Argentina es incipiente.
Para dar vida a su proyecto, Lilienthal tomo software libre, y carcasas y componentes que había en su facultad. De la unión de todo eso nació Tooly, su tesis para recibirse de ingeniera Informática.
Para unos, ese robot se parece a una cafetera, para otros a una pava eléctrica, y a otros les recuerda a Arturito de la Guerra de las Galaxias pero en tamaño mini.
Entre sus habilidades se destaca interpreta el lenguaje humano para hacer recordatorios de actividades, toma de medicación y conversar. Cuenta con una interface de machine learning para recibir comandos por voz e interactuar. Esta también conectada a la IA.
Si bien muchas de sus funciones ya las realizan los asistentes virtuales del celular, este miniandroide es más empático. "Le sumé comunicación afectiva para que no sea tan frío, para que exista un ida y vuelta. Así, lo acaricias y te agradece por el mimo. Esto permite un mayor acercamiento entre ambos", acota su creadora.
Al mismo tiempo, la interface de seguridad de ese robot dispara alertas a los contactos preestablecidos cuando su usuario precisa ayuda, no le responde o no interactúa por mucho tiempo. Se planea incorporarle sensores para medir parámetros como presión arterial, y glucosa en sangre, al mejor estilo de algunos smartwatches.
"Lo probé con varias personas. Una de ellas fanática del Bridge [82 años], y Tooly no solo aprendió a jugarlo, sino que le recomendaba cómo ganar la partida", contó Lilienthal.
Si bien los costos de los androides varían de acuerdo al modelo y la aplicación, los básico puede oscilar 30.000 dólares. Mientras los más avanzados rondarían los 120.000 dólares. En el caso de los perros robóticos, el modelo más sencillo ronda los 5.000 dólares. Muy posiblemente a medida que se masifiquen su producción, estos valores descenderán. En tanto, las franquicias de los barrista automatizados tienen un costo inicial de 140.000 dólares y después se paga un canon.
Pisando fuerte, los autónomas se van imponiendo en la vida de la gente. Hoy transforman la economía. Mañana será la forma de que los hombres interactuamos y convivamos con la tecnología en la vida diaria