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Por qué Zuckerberg no logró retener su talento en IA y ahora gasta miles de millones de dólares para reemplazarlo

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En Meta, el caos interno y la falta de una dirección clara empujaron a varios empleados a irse. Mientras tanto, algunos competidores aseguran que el nivel de sus desarrolladores en inteligencia artificial no está a la altura.

Meta solía ser una referencia en inteligencia artificial, hasta que dejó de serlo. Mucho antes de que Mark Zuckerberg saliera de compras con la billetera abierta, la compañía había sumado a su equipo a investigadores e ingenieros que después se irían para fundar empresas clave en el sector. Los creadores de Perplexity, Mistral, Fireworks AI y World Labs pasaron por el laboratorio de IA de la empresa matriz de Facebook. Y con el boom del desarrollo de modelos cada vez más potentes, varios terminaron en rivales como OpenAI, Anthropic o Google.

La sangría de talento en los últimos años fue dura, según contaron a Forbes tres exempleados de Meta AI. "Ya contaban con los mejores y los perdieron por OpenAI... Este es Mark intentando compensar la pérdida de talento", dijo uno de ellos. A pesar de que Zuckerberg hace propuestas millonarias para atraer a investigadores de primer nivel, el gigante de las redes sociales no logra retener ni a los que siguen.

Hoy, Meta no es prioridad cuando se trata de reclutar investigadores top en IA. Desde algunas de las empresas más importantes del sector en Silicon Valley contaron que, antes de las nuevas incorporaciones de los últimos meses, el nivel del equipo de Meta no daba la talla. "Podríamos estar interesados en contratar a algunas de las nuevas personas que Mark está contratando ahora. Pero hace tiempo que no nos interesaba especialmente la gente que ya estaba ahí", dijo a Forbes US un alto ejecutivo de una de las principales compañías de IA.

Meta es el Washington Commanders de las empresas tecnológicas. Pagan cifras desorbitadas por científicos mediocres, y eso hace que la gente común crea que son los mejores del mundo, solo porque ganan un montón.

Un fundador de una startup de inteligencia artificial

Desde el otoño pasado, Google incorporó a menos de dos docenas de empleados de inteligencia artificial que venían de Meta, según una persona con conocimiento directo del tema. En ese mismo período, contrató a cientos de investigadores e ingenieros especializados en IA. La misma fuente le dijo a Forbes US que la "creencia predominante" en Google era que Meta ya no tenía mucho talento disponible para sumar. La empresa evitó hacer comentarios.

Este contexto le dio un tono de desesperación a los intentos de Mark Zuckerberg por comprar compañías como OpenAI o Thinking Machine Labs, la startup que lidera Mira Murati, ex directora de tecnología de OpenAI. El CEO de Meta ofreció cifras millonarias y acceso casi ilimitado a capacidad de cómputo para seducir a posibles fichajes. En al menos dos casos, propuso paquetes salariales que superaban los US$ 1.000 millones distribuidos en varios años, según publicó The Wall Street Journal. Aunque logró incorporar a por lo menos 18 investigadores de OpenAI, muchos rechazaron la propuesta. Prefirieron apostar por empresas donde su trabajo tenga más peso y donde puedan sacar más provecho económico de sus acciones.

"Meta es como los Washington Commanders de las empresas tecnológicas", le dijo a Forbes US el fundador de una empresa de IA, en referencia al equipo de la NFL que suele gastar fortunas en jugadores con poco rendimiento. "Pagan cifras desorbitadas por científicos mediocres, y eso hace que la gente común crea que son los mejores del mundo, solo porque ganan un montón", agregó.

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Dario Amodei, director ejecutivo de Anthropic, contó que habló con empleados de su empresa que recibieron ofertas de Meta y decidieron no aceptarlas.

 

Desde Meta negaron de forma tajante cualquier problema con la retención o la calidad de su talento en inteligencia artificial. "Los hechos de base claramente no respaldan esta historia, pero eso no impidió que fuentes anónimas con intereses ocultos empujaran esta narrativa ni que Forbes la publicara", respondió el vocero Ryan Daniels en un comunicado.

Dario Amodei, director ejecutivo de Anthropic, contó que habló con empleados de su empresa que recibieron ofertas de Meta y decidieron no aceptarlas. También dejó claro que no renegociará salarios solo porque Zuckerberg puso una cifra sobre la mesa. "Si Mark Zuckerberg lanza un dardo a una diana y da en tu nombre, eso no significa que debas cobrar diez veces más que el que está a tu lado, que es igual de hábil y talentoso", dijo el mes pasado en el Big Technology Podcast. Desde Anthropic evitaron hacer comentarios.

Según un informe de mayo de la firma de capital de riesgo SignalFireAnthropic tiene una tasa de retención del 80%, la más alta entre los laboratorios que trabajan en el desarrollo de inteligencia artificial avanzada. Los datos incluyen a todo el personal a tiempo completo (ingeniería, ventas y recursos humanos), no solo a investigadores en IA. En la comparación, DeepMind retiene al 78%, OpenAI al 67% y Meta queda por debajo, con el 64%.

Otro informe, publicado en agosto y centrado en talento de ingeniería, reveló que Meta está contratando ingenieros al doble de la velocidad con la que los pierde. "El movimiento de salidas explica por qué Meta está invirtiendo tanto en la reconstrucción y expansión de su plantilla técnica", explicó Jarod Reyes, responsable de la comunidad de desarrolladores de SignalFire. "Esto muestra la feroz competencia por conseguir talento sénior en IA y la presión que incluso las compañías más grandes sienten para cubrir esos perfiles mientras escalan nuevos proyectos", añadió.

En junio, Zuckerberg sumó a Alexandr Wang, el exCEO de 28 años de Scale AI, y compró una participación del 49% en esa empresa. Wang quedó al frente de un nuevo laboratorio de Meta centrado en desarrollar "superinteligencia", es decir, un sistema de IA capaz de superar el rendimiento humano en múltiples tareas cognitivas. Lo acompañan Nat Friedman —inversor especializado en IA y exCEO de GitHub— y una docena de investigadores que venían de OpenAI, Google DeepMind y Anthropic. A algunos de ellos les ofrecieron paquetes de entre US$ 100 y US$ 300 millones distribuidos en cuatro años. Meta, sin embargo, sostuvo que esos montos estaban siendo exagerados.

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En junio, Zuckerberg sumó a Alexandr Wang, el exCEO de 28 años de Scale AI, y compró una participación del 49% en esa empresa.

 

A fines de junio, se sumó también Daniel Gross, inversor de peso en el mundo de la IA y exCEO de Safe Superintelligence, una startup valorada en US$ 32.000 millones que fundó junto a Ilya Sutskever, exjefe de investigación de OpenAI.

"No ofrecemos US$ 2.000 millones para que se sumen. No es necesario. Tampoco tenemos US$ 2.000 millones para ofrecer".

Un fundador de una startup de inteligencia artificial

Zuckerberg incluso intentó recuperar a figuras que ya se habían ido. Volvió a contratar a Joel Pobar, exdirector sénior de ingeniería, y a Anton Bakhtin, un exingeniero de investigación. Ambos habían dejado Meta en 2023 para unirse a Anthropic, según The Wall Street Journal. No respondieron a los pedidos de comentario.

Mientras tanto, las salidas continúan. En 2024, Meta fue la segunda gran tecnológica con más empleados que se fueron a laboratorios de IA. El 4,3% de las contrataciones a tiempo completo en ese sector provinieron de la empresa. Solo fue superada por Google (sin contar su unidad DeepMind), que lideró esa estadística.

La semana pasada, Anthropic sumó a Laurens van der Maaten, un exinvestigador destacado de Meta que había co-liderado la estrategia detrás de los modelos Llama, como nuevo miembro de su equipo técnico. En junio, Writer —una startup que desarrolla herramientas de IA para empresas— fichó a Dan Bikel, también exMeta, como su nuevo director de IA. En la red social, Bikel encabezaba los proyectos aplicados en agentes de inteligencia artificial: sistemas capaces de realizar tareas específicas de forma autónoma.

Otro que se fue es Cristian Canton, quien estaba al frente de la división de IA Responsable. En mayo se unió al Barcelona Supercomputing Center, un centro de investigación pública en España. En marzo, Thinking Machine Labs incorporó a Naman Goyal, exingeniero de software en FAIR, y a Shaojie Bai, que ocupaba un cargo sénior en IA dentro de Meta.

Microsoft, por su parte, armó una lista interna con los investigadores e ingenieros de Meta que más le interesa contratar. Según Business Insider, la empresa también ordenó igualar las ofertas salariales que vinieran desde la red social.

Microsoft
Microsoft armó una lista interna con los investigadores e ingenieros de Meta que más le interesa contratar.

 

En Mistral, la startup francesa que irrumpió con fuerza en el último año, ya trabajan al menos nueve científicos de IA que salieron directamente de Meta desde abril de 2023. Todos habían participado en el entrenamiento de las primeras versiones de los modelos Llama. Dos de esas incorporaciones ocurrieron en los últimos tres meses, según datos de LinkedIn relevados por Forbes.

Elon Musk también se metió en la pelea por el talento. Afirmó que su empresa xAI contrató a varios ingenieros de Meta sin tener que ofrecer cifras "absurdas o insostenibles". Desde enero, xAI sumó a 14 personas que trabajaban en la compañía de Zuckerberg, de acuerdo con Business Insider.

Una cultura marcada por el caos

En diciembre de 2013, Meta fundó su laboratorio interno de inteligencia artificial bajo el nombre de FAIR (Facebook AI Research). Después del cambio de nombre de la compañía, esa "F" pasó a representar "Fundamental". Bajo la conducción del prestigioso profesor de la Universidad de Nueva York, Yann LeCun, FAIR era considerado uno de los mejores lugares para trabajar si el objetivo era desarrollar inteligencia artificial avanzada. El equipo tuvo un rol clave en investigaciones pioneras sobre visión artificial y procesamiento de lenguaje. "Fueron los mejores tiempos de la investigación en IA", recordó un exinvestigador de Meta.

Pero en febrero de 2023, la empresa reorganizó todo su trabajo en inteligencia artificial y lo reubicó en un equipo con una orientación más cercana al producto, llamado GenAI. Aunque FAIR no desapareció del todo, empezó a perder peso dentro de Meta. Recibió menos recursos de cómputo y sufrió una cantidad considerable de bajas. "Zuck nunca debería haber restado importancia a FAIR", criticó uno de los científicos que trabajó ahí.

Desde Meta rechazaron esa lectura y aseguraron que no hubo una degradación del laboratorio, sino un nuevo comienzo. Según dijeron, FAIR sigue activo y enfocado en proyectos a más largo plazo, mientras que trabaja en conjunto con GenAI para coordinar mejor y acelerar la toma de decisiones.

El nuevo equipo de GenAI empezó a operar con una consigna clara: ir a fondo y rápido. Les pidieron trabajar hasta la noche y los fines de semana para lanzar productos como el asistente conversacional de Meta y los personajes de IA que Mark Zuckerberg presentó más tarde en la Meta Connect 2023, la conferencia anual de productos de la compañía. "Básicamente, tuvimos seis meses para pasar de prácticamente nada a lanzar", explicó un exinvestigador sénior, que había sido transferido desde otro equipo para integrarse a GenAI. En sus inicios, el grupo contaba con entre 200 y 300 personas, y hoy ya ronda los 1.000 empleados.

"Llama 4 fue un desastre".

Un ex investigador de Meta AI

A medida que la competencia por el desarrollo de inteligencia artificial se intensificó, también lo hizo la presión interna en Meta para seguir lanzando productos a toda velocidad en 2024 y 2025. "Nos esforzamos al máximo, trabajando arduamente durante todo el año", contó uno de los exempleados. Sin embargo, con el paso del tiempo, esos sprints se volvieron más desordenados: los líderes sénior no se ponían de acuerdo en cuestiones técnicas clave —como la forma de preentrenar los modelos—, los equipos recibían tareas que se superponían y muchos empleados se peleaban por conseguir reconocimiento, relataron dos exintegrantes de Meta AI.

Los grupos de trabajo se armaban y desarmaban en cuestión de semanas, lo que obligaba a los investigadores a cambiar de proyecto una y otra vez. Uno de ellos, que estuvo tres años en la empresa, dijo que en ese tiempo tuvo siete jefes distintos.

El metaverso, la apuesta a largo plazo de Zuckerberg, también se convirtió en una piedra en el zapato. A fines de 2022, cuando la IA ya marcaba el ritmo de la industria, en Meta seguían insistiendo con esa visión de un mundo virtual en 3D donde las personas interactúan a través de avatares. A pesar de haber destinado miles de millones de dólares y una cantidad enorme de recursos, el proyecto absorbía talentos que podrían haber estado enfocados en IA. Uno de los investigadores reasignados a Meta Horizon, la plataforma de realidad virtual de la empresa, fue tajante: "No sabían realmente qué hacer con todos nosotros, y fue una decisión bastante desafortunada. Por suerte, se formó la organización GenAI y salimos de ahí". El vocero de la empresa, Ryan Daniels, evitó responder sobre este tema.

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A pesar de haber destinado miles de millones de dólares y una cantidad enorme de recursos, el proyecto del Metaverso absorbía talentos que podrían haber estado enfocados en IA.

 

Dentro de la empresa, los investigadores tenían que demostrar su impacto directo en el negocio durante las evaluaciones de desempeño, que se hacían cada seis meses. Por ejemplo, debían probar si sus conjuntos de datos habían sido usados para entrenar modelos o si los modelos en los que trabajaban lograban buenos resultados en indicadores específicos. Quienes no lo lograban, quedaban en la cuerda floja. "La gente empieza a acaparar responsabilidades, asegurándose de que nadie más trabaje en los proyectos en los que ya están trabajando, lo que dificulta la colaboración", explicó otro exempleado. Daniels sostuvo que ese sistema de evaluación es el mismo para todos los empleados de Meta.

Muchas de estas experiencias quedaron plasmadas en un ensayo de nueve páginas titulado "Teme a la cultura Meta", que escribió Tijmen Blankevoort, exinvestigador en inteligencia artificial dentro de la compañía. El texto fue publicado en el canal interno de comunicación del grupo de IA de Meta.

En una publicación posterior en Substack, Blankevoort contó que sentía que las cosas dentro de la empresa "se estaban descontrolando" y describió un clima de malestar generalizado: "Mucha gente se sentía desanimada, sobrecargada de trabajo y confundida". También mencionó que los empleados tenían miedo de ser despedidos, que las asignaciones de equipo cambiaban todo el tiempo y que los líderes tomaban decisiones sin una dirección clara.

"Creo que se perdió cierta humanidad al escuchar a los candidatos describir la cultura dentro de las empresas que abandonan". 

May Habib, directora ejecutiva de la startup de inteligencia artificial empresarial Writer.

Blankevoort no respondió a los pedidos de comentario, pero tras la filtración de su ensayo escribió otra publicación donde aclaró que el objetivo del texto era hacer una crítica constructiva dentro de la empresa, y no provocar una "crisis desenfrenada". Desde Meta, el vocero Ryan Daniels relativizó el contenido del documento: "El relato de Blankevoort no es sorprendente. Estamos entusiasmados con los cambios recientes, las nuevas contrataciones en liderazgo e investigación, y el trabajo continuo para crear un entorno ideal para la investigación revolucionaria", afirmó.

La reputación de Meta en el terreno de la inteligencia artificial sufrió un golpe fuerte en abril, tras el lanzamiento del modelo Llama 4. Tanto dentro como fuera de la compañía, fue calificado como una decepción: recibió críticas por su bajo nivel de razonamiento y sus limitaciones para tareas de programación. Para empeorar el panorama, la empresa fue acusada de manipular los resultados de referencia para que el rendimiento del modelo pareciera mejor de lo que era. Meta negó esa acusación. "Llama 4 fue un desastre", aseguró uno de los exinvestigadores a Forbes.

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La reputación de Meta en el terreno de la inteligencia artificial sufrió un golpe fuerte en abril, tras el lanzamiento del modelo Llama 4.

 

Ahora, el nuevo laboratorio de superinteligencia que Meta promociona con bombos y platillos despierta más dudas que certezas dentro del equipo. "La gente se pregunta cuál es su lugar y siente que la están dejando de lado", dijo otro exinvestigador.

Mercenarios vs. misioneros

Para muchos de sus competidores, los enormes paquetes salariales que ofrece Zuckerberg no hacen más que atraer a mercenarios: gente dispuesta a irse con quien ponga más plata sobre la mesa. Esa lógica, dicen, choca de frente con la cultura que Meta intenta promover, basada en atraer "creyentes" o "misioneros".

Sam Altman, director de OpenAI, defendió esa idea en una carta que envió a su equipo en julio: "Estoy orgulloso de la orientación a las misiones de nuestra industria en general; por supuesto, siempre habrá algunos mercenarios", escribió. Y agregó: "Los misioneros vencerán a los mercenarios". Altman también dijo que las acciones de OpenAI tienen "mucho más potencial" que las de Meta, pero remarcó que ese potencial solo debería reflejarse después de haber alcanzado resultados reales. "Lo que está haciendo Meta, en mi opinión, generará profundos problemas culturales", sentenció

Aun así, OpenAI también sintió la presión de las ofertas millonarias y, según trascendió, mejoró los sueldos y empezó a ofrecer bonos que llegan a millones de dólares para retener a sus equipos de investigación e ingeniería.

May Habib, CEO de la startup Writer, fue más allá en su crítica. "Las grandes tecnológicas tienen una visión muy mercenaria de esta carrera por controlar el resultado de la tecnología que todos buscamos: la inteligencia artificial general", sostuvo. "Creo que se perdió cierta humanidad al escuchar a los candidatos describir la cultura dentro de las empresas que abandonan", agregó.

Desde el sector emprendedor también apuntan a un cambio de clima dentro de Meta. Un fundador de una startup de IA dijo que últimamente recibe más postulantes que vienen de la red social. "Tendemos a contratar más misioneros que mercenarios. Por eso, no ofrecemos US$ 2.000 millones para que se sumen. No es necesario. Tampoco tenemos US$ 2.000 millones para ofrecer", ironizó.

Meta, además, sigue arrastrando un historial que pesa. En la última década tuvo que enfrentar una serie de controversias: interferencia electoral, desinformación, radicalización de usuarios y efectos negativos en la salud mental de adolescentes, entre otras. Yann LeCun, uno de los referentes del laboratorio de investigación de Meta, admitió en 2023 que esa mochila complica la percepción externa: "Meta se está recuperando poco a poco de un problema de imagen", dijo en una entrevista con Forbes US. "Sin duda, hay una actitud algo negativa", reconoció.

Con información de Forbes US

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