Cinco startups biotecnológicas de Santa Fe levantan US$ 5 millones y salen a conquistar el mundo
Desde curar la artrosis hasta crear cuero con hongos: cómo Rosario se convirtió en un polo de innovación biotecnológica que atrae inversión internacional y desarrolla soluciones para mercados globales.

Mientras inversores de 40 países recorrían el Santa Fe Business Forum en busca de oportunidades, a pocas cuadras los laboratorios rosarinos trabajaban en desarrollos que podrían revolucionar industrias globales. Desde la cura definitiva para la artrosis hasta cuero fabricado con hongos, cinco startups biotecnológicas de la región han logrado recaudar más de US$ 5 millones de inversores internacionales. En diálogo con Forbes durante el foro, sus fundadores revelaron cómo transformaron años de investigación científica en negocios que apuntan a mercados globales de miles de millones de dólares.

La historia se repite en otros laboratorios de la región: Dharma Bioscience busca curar la artrosis con tratamientos inyectables que regeneran cartílago, en Mycorium transforman residuos orgánicos en cuero sostenible usando hongos, mientras que BEAM CropTech desarrolla una tecnología que hace crecer más las plantas mejorando su fotosíntesis. Nat4Bio protege frutas de exportación con productos biológicos, y Syocin Biotech crea bacteriófagos para eliminar bacterias dañinas de manera precisa.

Agustín Schiavio, CEO & Co-Founder de Mycorium

De la banca de inversión a los hongos

"El momento en que dije 'esto puede llegar a ser muy grande' fue cuando estaba en mi anterior trabajo en banca de inversión", recuerda Agustín Schiavio, CEO de Mycorium Biotech. "Me puse a leer papers sobre qué se podía hacer con los hongos y que se podía armar una economía circular con ellos. Y ahí fue que dije: renuncio".

Mycorium transforma residuos orgánicos en un material similar al cuero en apenas diez días. "Nosotros le damos un alimento al hongo y lo tratamos como a un deportista, dándole una dieta especial", explica Schiavio a Forbes. "Por otro lado, le damos 'súper poderes' genéticos; hacemos ingeniería genética para que trabaje mejor".

La startup, que produce actualmente 200 metros cuadrados de material por año, ya recaudó casi US$ 500.000 y busca levantar US$ 1 millón adicional. Su objetivo: el mercado europeo, donde "los grandes conglomerados de lujo están demandando mucho este tipo de materiales", según su fundador.

Franco Cescotti, cofundador en Dharma Bioscience

La cura de la artrosis desde Rosario

A pocos metros del Santa Fe Business Forum, Franco Cescotti lidera el desarrollo de lo que podría ser la primera cura para la artrosis. Dharma Bioscience utiliza microARN para regenerar el cartílago dañado, una tecnología que nació de la colaboración con el médico fisiatra Gastón Topol.

"Cuando hicimos nuestros primeros ensayos con células de pacientes que sufrieron una prótesis de rodilla y pudimos estimular esas células que estaban prácticamente en desuso y que vuelvan a producir cartílago, ese fue un momento clave", cuenta Cescotti a Forbes.

La empresa, fundada en 2022, ya recaudó US$ 600.000 y está cerrando una ronda de US$ 800.000 adicionales. Sus inversores incluyen desde el fondo F500 hasta Franco Costanzo, ex arquero de River Plate. "En 2027 comenzaremos con los primeros ensayos en humanos", proyecta Cescotti sobre el tratamiento inyectable que apunta a un mercado de más de US$ 100.000 millones anuales.

Valeria Arredondo, founder and CEO at BEAM CropTech

Plantas que crecen más bajo el sol argentino

En los laboratorios de BEAM CropTech, la CEO Valeria Arredondo y su socio Carlos Crocco han desarrollado una tecnología que permite a las plantas captar más luz solar y crecer más. "La posibilidad de hacer que cualquier planta crezca más no tiene límites", asegura Arredondo.

La startup, fundada en 2020, sobrevivió tres años de bootstrapping hasta conseguir sus primeras inversiones. "Fueron tres años de trabajo con la fe de que esto iba a funcionar", recuerda la emprendedora. Hoy, con dos rondas de US$ 300.000 cada una, la empresa duplicó su valuación en menos de un año.

"Esta tecnología, que puede mejorar el rendimiento de todos los cultivos, no reconoce fronteras agrícolas", explica Arredondo. Sus planes incluyen el mercado estadounidense, donde buscan establecer su laboratorio en Saint Louis, Missouri, y los mercados latinoamericanos más importantes.

Joaquin Fisch, co-Founder & CEO de Nat4Bio

Protección biológica para frutas de exportación

Desde Tucumán hasta Rosario, Joaquín Fisch y su equipo en Nat4Bio desarrollan productos biológicos para proteger frutas de exportación. La startup, incubada por GridX y acelerada por IndieBio en Nueva York, ha recaudado aproximadamente US$ 1 millón desde 2022.

"Básicamente, podemos hacer más con mucho menos, reduciendo hasta en un 50% las dosis necesarias de fungicidas sin perder eficacia", explica Fisch sobre su tecnología aplicada a cítricos, peras, manzanas y paltas.

El equipo, compuesto mayoritariamente por doctoras en ciencias biológicas, refleja la diversidad del ecosistema científico tucumano. "Tenemos una gran presencia de mujeres en el equipo, ya que por suerte el público científico en Tucumán es muy diverso", destaca el CEO.

Julia Roulet, co-founder de Syocin Biotech

Bacteriófagos para una agricultura sustentable

En el Polo Tecnológico de Rosario, Julia Roulet y su equipo en Syocin Biotech desarrollan una tecnología para eliminar bacterias dañinas de manera precisa, sin afectar al resto de los microorganismos. Fundada durante la pandemia de 2020, la empresa recaudó casi US$ 1 millón en dos años.

"El potencial de Syocin no solo está en la agricultura, sino en cualquier área donde haya una bacteria que necesitemos eliminar", explica Roulet. La tecnología es especialmente relevante frente al problema creciente de la resistencia bacteriana tanto en salud humana como en agricultura.

La startup, que opera desde Rosario y el sur de California, atrae inversores de Argentina, Estados Unidos y Europa. "Buscamos inversores que no solo piensen en el corto plazo, sino también en el largo plazo y en la agricultura que queremos para el futuro", detalla su cofundadora.

El ecosistema detrás del crecimiento

El fenómeno biotecnológico santafesino no es casual. Fondos como GridX han sido fundamentales para conectar equipos científicos con emprendedores de negocios, mientras que aceleradoras internacionales como IndieBio han validado la calidad de los proyectos locales.

"Cuando yo soñaba con emprender en biotecnología, era casi imposible pensarlo", reconoce Julia Roulet. "Estoy muy feliz de que hoy sea una realidad". El ecosistema local ha evolucionado hasta el punto de que "hoy hay mucho más conocimiento de lo que es una startup y más facilidad para llegar a los venture capitals", según Valeria Arredondo.

Lecciones de cinco años de rechazos

Los fundadores coinciden en que los "no" son parte fundamental del proceso. "Los 'NO' en las startups son de todos los días; son muchos más NO que Sí", reconoce Roulet. "Pero cuando encontramos los SÍ nos dimos cuenta que los NO que tuvimos antes tenían sentido."

Joaquín Fisch, quien habló con más de 200 fondos de inversión, comparte esta perspectiva: "Llega un punto en el que hay un impacto moral al recibir tantos 'no' y realmente te preguntas: '¿estamos haciendo algo que vale la pena?'. Pero el lado bueno fue contrastar lo que nos decían inversores generalistas con lo que nos decían nuestros clientes."

Para Agustín Schiavio, la clave está en la persistencia adaptativa: "Aprendemos a convivir con varios 'no'. Después te vas dando cuenta de que tal vez no es el momento adecuado o que el inversor tiene otro propósito que no resuena con el tuyo."

Los desafíos de escalar desde Argentina

Pese al crecimiento, los emprendedores enfrentan desafíos estructurales. "El ecosistema de venture capital para biotecnología en Argentina todavía se está iniciando", reconoce Roulet. "Esto hace que, a medida que uno crece, sea un desafío encontrar acceso a capital para las siguientes rondas en el país."

La solución pasa por la internacionalización temprana. "Esta tecnología no reconoce fronteras agrícolas", asegura Valeria Arredondo sobre su estrategia global. Franco Cescotti es directo: "Dado que la artrosis es una enfermedad global, queremos que la compañía también sea global."

Consejos para la próxima generación

Los cinco emprendedores comparten lecciones aprendidas tras años de desarrollo. "Un error grande puede ser que a veces se desarrollan cosas que nadie quiere", advierte Schiavio. "No hay que esperar a estar tan seguro con el material para testearlo."

Arredondo enfatiza la persistencia: "Inténtalo, inténtalo, inténtalo. No dejes de intentarlo nunca hasta que lo consigas. Ármate de paciencia y de estrategias alternativas."

Para Fisch, la clave está en el networking: "La diferencia entre una compañía que avanza y una que no, muchas veces es el conocimiento: que un cliente o un inversor haya escuchado sobre ti. Nunca vas a estar listo, siempre te va a faltar algo, pero es importante salir".

El futuro del polo biotecnológico

Con proyecciones de ensayos en humanos para 2027, expansiones a Estados Unidos y Europa, y productos que podrían revolucionar desde la medicina hasta la agricultura, las cinco startups santafesinas representan apenas el comienzo de un ecosistema en plena expansión.

"Para esto se necesita mucha energía, mucha dedicación y entender que es un camino largo", reflexiona Roulet. "Aunque las startups necesitan crecer rápido, es una visión a diez años como mínimo." En Rosario, donde la ciencia se encuentra con el emprendedurismo, esa visión de largo plazo está comenzando a materializarse en laboratorios que miran al mundo.