El desafío de construir liderazgo en tiempos volátiles
Alejandro Pérez De Rosso Socio de Bain & Company y responsable por la oficina de Argentina
Alejandro Pérez De Rosso Socio de Bain & Company y responsable por la oficina de Argentina
Ser CEO hoy implica gestionar en entornos de alta volatilidad: avances tecnológicos, presiones sociales, disrupciones geopolíticas. Ante este escenario, liderar requiere una visión estratégica para adaptarse, reinventarse y avanzar con convicción. Estas seis recomendaciones—aprendidas en encuentros informales, desafíos reales y decisiones tomadas— no pretenden ser verdades absolutas. Pero sí serán marcos estratégicos que fortalezcan la toma de decisiones cuando el tiempo escasea y favorezcan la construcción de un legado corporativo.
Protegé tu tiempo con estrategia (Regla 60/40): la administración del tiempo es una cualidad imprescindible para los directivos que conviven en este contexto cambiante. Una división eficiente de los tiempos será esencial para focalizarse en la toma de decisiones y en lo importante evitando el desenfoque operativo. En esta oportunidad, propongo la siguiente organización: un 60% en el ahora, con dedicación a las definiciones que deben tomarse y/o acciones que deba ejecutarse el mismo día, y un 40% en el mañana, pensando en lo que se viene para la organización. Esta configuración permitirá al CEO optimizar su enfoque diario orientado al desarrollo del negocio de la compañía.
Seguí el dinero, pero protegé a tu equipo: el ejercicio del liderazgo ejecutivo implica determinar con precisión y convicción las áreas que fomenten el crecimiento organizacional pero también son los encargados de resguardar uno de los recursos más sensibles para la sostenibilidad de la compañía, el capital. La inversión estratégica no debe limitarse únicamente al mobiliario o infraestructuras, sino también en el desarrollo de las habilidades blandas y técnicas de las personas que forman parte del equipo. Son los miembros que seguirán impulsando el crecimiento de la compañía.
Construí tu equipo rápido, los grandes líderes no esperan a tener el equipo perfecto: los construyen. Para ello, es necesario el conocimiento en profundidad de las fortalezas y debilidades del equipo para brindar una gestión eficiente del talento y de la autonomía individual. Para conseguirlo, un líder debe tomarse el tiempo para comprenderlo para permitir la maduración del equipo y alinear sus capacidades con los objetivos de la compañía.
Avanza al ritmo, la claridad vence al consenso: Los primeros 90 días del liderazgo de un directivo son esenciales para establecer las prioridades del equipo y la compañía. Durante este período, las decisiones, la comunicación y el ritmo de ejecución que defina construirán la narrativa de trabajo y la identificación que tenga el equipo sobre el líder. Además, la máxima autoridad de un equipo debe promover el consenso y la claridad para facilitar el progreso continuo y firme. Sin embargo, en muchas ocasiones, los grandes directivos toman decisiones con convicción, incluso si no han sido consensuadas y generan incomodidades para el equipo.
Simplifica para amplificar: la protección del tiempo y la atención del equipo son responsabilidades clave de los directivos. La falta de una depuración activa y estratégica de las tareas puede guiar al desgaste del capital humano. Implementar una estrategia de simplificación preservará la productividad y focalizará en lo relevante para la organización.
Liderá con energía, no con ansiedad: los grandes directores son administradores de la vitalidad del equipo. Los líderes efectivos entienden que gestionar el clima del capital humano evitará el traslado de sentimientos negativos que puedan afectar la productividad. Liderar un equipo es ejercer de amortiguador para mitigar las preocupaciones que obstaculizan y fomentar un excelente clima laboral en pos del cumplimiento de las metas organizacionales.
Durante los años de trayectoria, el liderazgo ejercido por un directivo dentro de una compañía le permitirá establecer las bases de un legado organizacional. La visión estratégica a largo plazo, la correcta toma de decisiones, la administración del tiempo de forma eficiente y el aporte brindado para el desarrollo del equipo son los pilares para esta formación. Aunque los equipos de trabajo evolucionen y los líderes cambien, el impacto de un liderazgo construido con bases sólidas perdurará en el tiempo dejando un sello que será recordado, fortaleciendo así el legado construido.