El Banco Mundial y una corrección pesimista sobre el futuro de Argentina en 2021
Las nuevas proyecciones del Banco Mundial se alinean con las del Fondo Monetario Internacional (FMI).

A través de la actualización de su informe Global Economic Prospect (GEP), el Banco Mundial pronosticó que la economía argentina crecerá 4,9% en 2021. El organismo disminuyó 0,6 puntos porcentuales en comparación a su estudio anterior, donde plasmó que la recuperación de la economía del país sería del 5,5%.

Las nuevas proyecciones del Banco Mundial se alinean con las del Fondo Monetario Internacional (FMI) y ambos organismos sostienen que el crecimiento será menor al que esperan desde el Gobierno

El organismo explicó que hizo una leve corrección hacia abajo respecto del Reporte de Perspectivas Regionales publicado en octubre último, durante la cumbre anual conjunta con el FMI. También corrigió las estimaciones sobre el 2020, en la que proyectó una retracción de 10,6% en el nivel de actividad contra una caída de 12,3% prevista hace apenas tres meses.

"Según las previsiones, la economía de Argentina crecerá un 4,9% en 2021, dado que la flexibilización de las medidas de mitigación de la pandemia y la disminución de la incertidumbre en torno a la reestructuración de la deuda respaldarán el consumo y la inversión privados", señaló el reporte.



En el Banco Mundial proyectaron que en 2020 "la economía regional se contrajo un 6,9% debido a que los hogares y las empresas exhibieron una conducta de aversión al riesgo y las medidas para controlar la pandemia limitaron las actividades en el sector formal".

"Para 2021 se espera que la actividad económica regional crezca un 3,7%, a medida que se flexibilicen las iniciativas para mitigar la pandemia, se distribuyan vacunas, se estabilicen los precios de los principales productos básicos y mejoren las condiciones externas", agregó el organismo.

El Banco Mundial consideró que este "repunte será muy débil y se produce después de una década de crecimiento lento". No obstante, alertó que, "en un escenario negativo, en el que se retrase la distribución de las vacunas, con efectos económicos secundarios, el crecimiento podría ser aún menor, del 1,9%".

Los números de la región

Según el organismo, "la región de América Latina y el Caribe se ha visto gravemente afectada por la pandemia de Covid-19, tanto desde el punto de vista sanitario como desde una perspectiva económica y cinco de las 10 economías de mercados emergentes y en desarrollo con la mayor tasa de fallecimientos per cápita a causa de dicha enfermedad están situados en la región".

En Brasil, se prevé que el aumento de la confianza de los consumidores y las condiciones crediticias benignas respaldarán un repunte del consumo y la inversión privados, que impulsará un crecimiento del 3% en 2021.Para la economía más grande de América Latina, "el sector privado se recuperará más lentamente que el industrial debido a la persistencia de un cierto grado de aversión al riesgo entre los consumidores.

En tanto, "la proyección de una recuperación en México se basa principalmente en una mejora de las exportaciones a medida que repunta la economía estadounidense y la incertidumbre comercial se disipa tras la entrada en vigor del acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá a mediados de 2020".

De esta forma, se prevé que este año el crecimiento en México "se recuperará y llegará al 3,7%", estimaron. En Colombia, al igual que en la Argentina, "se prevé que el crecimiento aumentará al 4,9%, respaldado por la demanda interna".

En América Central, se espera una recuperación del crecimiento, al 3,6%, este año, con el respaldo de un mayor ingreso de remesas y una demanda de exportación más sólida, así como la reconstrucción después de dos huracanes. En el Caribe, se prevé un repunte del crecimiento, al 4,5%, "impulsado por una recuperación parcial del turismo".

Por último, el Banco Mundial alertó de riesgos existentes en la región, ya que la actividad podría disminuir por varios factores, entre los que citó la imposibilidad de contener la pandemia, problemas relacionados con la deuda y el financiamiento externo, el resurgimiento de tensiones sociales, daños económicos ocasionados por la pandemia cuya gravedad no se previó, y perturbaciones relacionadas con el cambio climático y los desastres naturales.