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Nivelar la cancha de las oportunidades laborales: la apuesta del joven alquimista uruguayo que busca el unicornio

Sebastián Fest

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Su nombre es Jean Pierre Saint-Hubert y es cofundador de Alkemy, una plataforma que busca democratizar el acceso a oportunidades laborales. Tiene 30 años y, si bien es uruguayo, hace un año y medio se instaló en Barcelona para impulsar su emprendimiento.

16 Junio de 2023 15.44

No todo es capacidad y CV a la hora de obtener un trabajo. También hay suerte, también hay una barrera invisible. Hay una cancha inclinada, una pelota que llega con más facilidad a unos arcos que a otros. El tema obsesiona a Jean Pierre Saint-Hubert, un joven emprendedor uruguayo de 30 años que, junto a un grupo de cuatro socios, creó Alkemy. 

"¿Qué somos? Una plataforma que busca democratizar el acceso a oportunidades laborales", dice Saint-Hubert a Forbes Argentina en Barcelona, donde se instaló hace ya un año y medio para impulsar su emprendimiento. 

"Queremos que si sos de una pequeña ciudad en la provincia argentina de Chaco no tengas menos posibilidades que otros de trabajar en una gran empresa de los Estados Unidos. Hay un régimen injusto en el que muchas veces las credenciales tienen que ver con un background económico que pesa más que el potencial de las personas, que sus habilidades. Lo que buscamos con las distintas soluciones es equilibrar la cancha", añade.

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"Buscamos que todos puedan demostrar su potencial. ¿Cómo? Con un ecosistema por el que las compañías puedan tomar las decisiones con datos y no tanto con interpretación o sesgos. Buscamos eliminar los sesgos. Cuando uno lee un CV interpreta a la persona desde su propia historia y sesgo, y no se profundiza en el potencial efectivo de esa persona".

El foco de Alkemy está puesto en facilitarle el trabajo a los departamentos de Recursos Humanos de las empresas: no solo seleccionado personal, sino preparándolo para lo que se necesita.

 

"Nos dimos cuenta de que existe una gran diferencia entre lo que las compañías necesitan para equipos de tecnología y lo que el sistema realmente forma. Estamos en una revolución del conocimiento, ni hablar ahora de la Inteligencia Artificial, que transforma mucho más rápido a las empresas que al sistema educativo".

"La gente comienza a aprender de manera no tradicional: Youtube, podcast, cursos breves. El mercado no sabe cómo medir a las personas, compara a alguien de Harvard con alguien que aprendió en Youtube y no necesariamente son mejores o peores, aunque sí distintos".

Este nuevo ecosistema, tan acelerado y tan cambiante, supera por momentos a las empresas. Ahí entra en juego Alkemy: "Buscamos aplicar claridad a las compañías, tanto para entrenar como para seleccionar a las personas. Fomentamos la contratación de personas de diferentes backgrounds. Y en Latinoamérica estas diferencias son aún mucho mayores. El mundo educativo va mucho más lento en nuestros países que en el resto del mundo, la diferencia es cada vez más grande. Y es cierto que Youtube no te forma con la profundidad de una universidad, por eso ayudamos a las empresas a que te entrenen".

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Con el paso del tiempo, los socios de Alkemy entendieron algo: habían subestimado la necesidad de formar a esos recursos humanos que las empresas necesitan.

 

 

“Conceptualmente estábamos en lo correcto, pero no nos dimos cuenta de que la necesidad de datos y formación eran mucho más grandes de lo que pensábamos. Quizás subestimamos la necesidad de personalizar y buscar soluciones a medidas para las compañías grandes. Con este sistema basado en datos se puede contratar gente de todo el mundo para cualquier parte del mundo. Ayudamos a personas en lugares muy recónditos a trabajar en una compañía en Estados Unidos. A una persona de Salto, en Uruguay, a trabajar en la principal agencia de viajes de Latinoamérica, como Despegar, por ejemplo".

Saint-Hubert, hincha de Nacional, apasionado por los deportes y la información, menciona un caso que lo impactó especialmente. "El de una chica autista: ella nos explicaba que nunca tenía la oportunidad de llegar a una entrevista. Nos dijo que, con nuestra plataforma, era la primera vez que tenía la oportunidad de mostrar lo que es capaz de hacer. Porque el espectro autista no tiene menos capacidades, pero estas se manifiestan de manera diferente".

"Por eso muchas veces volvemos a la pregunta inicial ¿cuánta gente se queda sin la oportunidad de demostrar lo que sabe?".

"Invitamos a las personas a que nos den la mayor cantidad de datos que quieran darnos. Video, CV, LinkedIn, experiencia educativa y laboral, que elijan qué habilidades quieren valorar, y las valoramos a través de distintos tests. Hay habilidades técnicas y blandas, pero también herramientas de trabajo a tomar en cuenta".

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Saint-Hubert vivió de los siete a los 29 años en Argentina, y aunque su nombre y apellido puedan hacer creer que sí, no habla francés. Tenía, eso sí, una deuda con vivir en Europa. Hoy, desde España, trabaja con sus cuatro socios argentinos.

"Nos está yendo bastante bien, fundamos la compañía en junio de 2020, en medio de la pandemia. Pero la paradoja, o no tanto, es que la pandemia nos benefició completamente".

¿Buscan ser unicornio? 

 

Saint-Hubert recurre a una metáfora deportiva: "'¡Qué gracioso, cuanto más practico, más suerte tengo', dijo alguna vez el golfista sudafricano Gary Player. Emprender es eso, estar preparados para cuando llegue la suerte".

"El trabajo remoto explotó en todos lados, y eso nos benefició  profundamente. El contexto macroeconómico argentino nos hizo también muy competitivos en cuanto a precios. Trabajamos con muchas compañías grandes y medianas. Mercado Libre es nuestro principal socio, pero también lo hacemos con Cencosud, Despegar, BBVA, Rappi, Tata y Tienda Mía, entre otros".

Unicornio
Unicornio

"Operamos en la Argentina, Uruguay, Chile, México y Colombia. Y un poquito en Brasil con Mercado Libre, más algunos clientes en Mercado Libre. Y sí, hoy trabajo desde España, y este mercado es nuestro próximo desafío. España encaja completamente con lo que hacemos, con lo que buscamos, aunque somos conscientes de que el mercado español requiere de algunas credenciales que recién comenzamos a tener. Pero también por eso me vine a hacer la maestría acá, en IESE, porque queremos clientes en este mercado".

Nuevamente: ¿tienen entre ceja y ceja ser un unicornio?

 

La respuesta es sí: "Esto es una startup. A los cinco socios nos fue bastante bien en nuestros trabajos, pero nos juntamos con el sueño de ser el próximo unicornio. O somos grandes o no lo somos. Alkemy surge con ese sumó de ser un unicornio, servir regionalmente, ayudar a las compañías a tomar decisiones de manera escalable y a las personas a conseguir mejores trabajos en este mundo tan cambiante. Casi todos tuvimos la oportunidad de vivir y estudiar afuera. Siempre quisimos devolverle a nuestra región las oportunidades que nos dio, siempre vamos a aportar a nuestros países".

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"Pero ser unicornio es un partido largo, esto recién empieza. No son dos, ni tres años. Y unicornios uruguayos creo que hay dos".

Aunque esté lejos de Uruguay y haya pasado la mayor parte de su vida en Argentina, Saint-Hubert no tiene duda alguna acerca de su identidad.

"Hay cosas que no se eligen, la sangre charrúa no se negocia, me siento muy identificado con mi familia, con los valores en que me crié, y haberlos complementado con la personalidad argentina es una linda combinación. Suelo hablar de lo mejor de los dos mundos. Cada vez que puedo llevo la bandera a todos lados".

¿Qué le aportó la Argentina? 

 

"La competitividad, el hacer todo para que salga: un argentino se cría en una jungla, hay mucha competencia, muchas buenas universidad, es un país que te forja con una resiliencia que en una sociedad un poco más cuidada como la uruguaya no se da. El argentino es crack en todo el mundo porque se cría en medio de la incertidumbre. No podés planificar tus vacaciones porque no sabes cuánto vas a ganar. El argentino es la persona promedio que más sabe de economía en el mundo".

"Hoy, a la distancia, creo que Uruguay funciona y viene haciendo las cosas bien. En la industria del software es pionero en fomentarla en el Cono Sur. Estoy convencido de que Uruguay puede ser uno de los principales protagonistas en América del Sur a la hora de desarrollar la industria del conocimiento".

¿No conspira contra eso la baja tasa de natalidad, el "país de viejos" que es Uruguay?

 

"El problema que tiene Uruguay lo tiene Europa: los jóvenes no están, los jóvenes se van. hay que construir un sistema atractivo, un ecosistema para una juventud que no tiene tanto miedo de arriesgar y busca cambios. ¿Cómo haces para atraer ese ambiente? Y cómo hacer que Uruguay sea más que Montevideo es otro tema. Punta del Este es una alternativa, pero no es la única. Hay que crear distintos polos en el país que se puedan complementar y atraer. Diversificar un país que hoy tiene la mitad de la población en una ciudad".

"El uruguayo tiene valores incorruptibles, es una persona muy fiel, muy aguerrida y luchadora, se compromete a terminar lo que empezó. Pone el bien común por sobre el bien personal. Pero el uruguayo tiene mucho campo para mejorar en la ambición. A la palabra ambición y deseo la ponen siempre connotación negativa, y eso no es así. Es una persona  un tanto más cómoda. Y, sobre todo, tiene una autoestima menor a la que deberían tener, eso es lo que le critican y envidian a los argentinos. Si el uruguayo tuviera más autoestima, Uruguay sería un país mucho más rico".

A esta altura, más que como un emprendedor, Saint-Hébert habla como un político. Se ríe, no lo niega.

"En política me veo algún día, sí. Aunque me frustro mucho con los sistemas rotos, que no te dejen proponer, que siempre haya que pagar cosas que no se deberían pagar. La corrupción, eso me quita el sueño. Lo he vivido en carne propia en Argentina, uno de los países más ricos del mundo. Pero me encantaría meterme en la política, ayudar a que la gente viva mejor".

"Yo me veo volviendo a Uruguay, criando a mi familia allí. Es un país increíble para vivir y colaborar en cualquier rol para construir. Mi referente absoluto es el presidente Luis Lacalle Pou, toda mi familia lo sigue muy de cerca, admiro mucho su capacidad de oratoria, ese tan escaso sentido común para comunicarse y hablar con sentido y argumentos sólidos. Y que cada tanto muestre su lado más humano, su lado familiar y deportivo".

¿Se podría aplicar el formato, la idea de Alkemy a la política uruguaya? 

 

"Sería espectacular. Estuvimos a punto de cerrar con el gobierno de la ciudad de Buenos Aires un acuerdo por el que todos los empleados debían pasar por el test de validación de habilidades para confirmar que podían ejercer el cargo. También para los planes sociales, con el objetivo de que tengan una contraprestación: la idea era generar incentivos para que las personas demostraran lo que saben".

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