Theresia Gouw es "inteligente, obstinada y la única mujer en la sala", dice Heather Fernandez, cofundadora y directora ejecutiva de la startup de tecnología sanitaria Solv y exejecutiva de la firma de tecnología inmobiliaria Trulia, a la que Gouw financió en 2005. Además, rompió barreras en varios frentes.
Nació en Indonesia, en una familia de origen chino, y se mudó a Estados Unidos cuando tenía tres años. Más adelante, fue la primera de su escuela secundaria en entrar a la Universidad de Brown. También fue la primera socia en la influyente firma de capital de riesgo Accel y cofundadora de una de las primeras firmas del sector lideradas por mujeres en Silicon Valley. "El sueño americano es fundamental en mi historia personal", dijo a Forbes en 2023.
Ahora suma otro hito. Gouw se convirtió en la primera mujer multimillonaria en capital de riesgo de Estados Unidos, con una fortuna estimada en US$ 1.200 millones. Buena parte de esa riqueza surgió durante sus 15 años en Accel, donde integró el equipo que apostó por la inversión inicial en Facebook (hoy Meta).
Hoy lidera Acrew Capital, una firma de capital de riesgo que cofundó en 2019 y que se enfoca en inversiones en etapas tempranas. En octubre, Acrew juntó US$ 700 millones para destinar a startups de datos, seguridad, salud y tecnología financiera. Con eso, sus activos bajo gestión subieron a US$ 1.700 millones, con una política que prioriza la diversidad, sobre todo a través de su Fondo de Capital Diversificado.
En 2024, solo el 17% de los socios, directores generales y directores de firmas de capital de riesgo eran mujeres, según un informe de PitchBook. La firma de datos del mercado privado también señaló que las empresas con al menos una cofundadora captaron alrededor del 22% de la financiación de capital de riesgo, una baja respecto del 25% registrado en 2023.
La paridad no parece estar cerca. En su primer día de gobierno, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que eliminó todos los programas federales de diversidad, equidad e inclusión (DEI), a los que calificó como "radicales y derrochadores". Esos programas beneficiaban a mujeres, personas de color, personas con discapacidades y otros grupos. Además, grandes compañías con divisiones de capital de riesgo corporativo, como Google, Meta y Goldman Sachs, retrocedieron con sus políticas de DEI.
No se sabe cómo responderá Gouw a este nuevo escenario. Sin embargo, durante años impulsó con fuerza estas causas. Cofundó Acrew con un equipo donde el 83% son mujeres o personas de color. También lideró una iniciativa para acercar las universidades históricamente negras al mundo del capital de riesgo, y cofundó First Close Partners, un fondo de fondos con enfoque en DEI que hoy maneja unos US$ 35 millones. Además, ayudó a lanzar All Raise, una organización sin fines de lucro que conecta y apoya a fundadoras e inversoras en Silicon Valley.
Gouw no contestó una solicitud de comentarios para esta nota ni sobre la estimación de su patrimonio neto, pero sí habló con Forbes en 2023.
"Estoy muy emocionada de poder combinar mi pasión profesional con mi pasión personal por una mayor diversidad e inclusión en la tecnología", declaró Gouw entonces. Agregó que el Fondo de Capital Diversificado de Acrew era el mayor fondo de capital de riesgo dedicado a aumentar la diversidad accionaria en startups tecnológicas, con más de US$ 300 millones en activos. "Se observa un ligero progreso y un ligero retroceso. Es como dar dos pasos adelante y uno atrás", explicó.
Theresia Gouw nació en Indonesia en 1968 y se fue tres años después con sus padres y su hermana, poco antes del final de la revolución política encabezada por Suharto, que perseguía a personas de ascendencia china como su familia. Se instalaron en un pueblo de 2.000 habitantes cerca de Buffalo, en el estado de Nueva York. Allí aprendió matemáticas viendo partidos de fútbol americano de los Buffalo Bills con su padre, que le explicaba las estadísticas, según Ed Zimmerman, abogado de startups en Lowenstein Sandler, quien conoce y trabaja con Gouw desde hace casi dos décadas. (En diciembre, Gouw compró un 2% del equipo, una participación valorada en unos US$ 100 millones).
A mediados de los años 80, solo el 40% de los estudiantes de la secundaria donde iba Gouw, en el norte del estado de Nueva York, seguían estudios universitarios. "Alguien me dijo una vez que puedes mejorar tus posibilidades de éxito trabajando duro y obteniendo una buena educación", declaró Gouw a Forbes en 2023. Así fue como llegó a la Universidad de Brown, donde se especializó en ingeniería. Hoy integra su junta directiva. Después de graduarse, trabajó un par de años como consultora en Bain & Company y en 1996 terminó un MBA en Stanford.
Por esa época cofundó una startup de software, pero en 1999 se fue a trabajar a Accel, la firma de capital de riesgo con sede en Silicon Valley, donde permaneció durante 15 años. Allí fue ascendiendo hasta convertirse en socia directora del fondo que, en 2005, apostó por Facebook cuando todavía era una startup chica, recién salida de la residencia universitaria de Mark Zuckerberg en Harvard.
Gouw nunca figuró en los documentos regulatorios de Facebook (hoy Meta), pero Forbes calcula que tuvo unas 8 millones de acciones en la oferta pública de 2012. Si no hubiera vendido ninguna, hoy valdrían más de US$ 5.000 millones. Según la revista, fue desprendiéndose de su participación de forma gradual. Además, si no se hubiera divorciado en 2013 en California —donde por lo general los bienes se dividen en partes iguales entre los excónyuges—, su patrimonio sería aún mayor.
En 2014, Theresia Gouw decidió tomar otro rumbo y cofundó Aspect Ventures "con la idea de crear empresas como se hacía a finales de los años 90", es decir, lanzar un fondo "centrado exclusivamente en la fase inicial", según le dijo a Forbes en 2018. Durante cinco años codirigió Aspect junto a Jennifer Fonstad, hasta que ambas siguieron caminos distintos y crearon sus propias firmas.
Gouw entendió que quería construir un espacio más alineado con sus valores como inversora especializada, y con una visión de largo plazo. "Quería algo con capacidad de permanencia multigeneracional", cuenta Lauren Kolodny, quien cofundó Acrew junto a Gouw, Vishal Lugani, Asad Khaliq y Mark Kraynak, en un equipo fundador que reúne integrantes de la generación X hasta la Z. "Para construir la próxima gran firma de capital de riesgo, hay que tener una cultura mucho más cercana a la de las empresas en las que invertimos", agrega Kolodny.
Acrew nació en 2019 con un valor central: la diversidad de perspectivas. Tiene dos fondos principales e invierte entre US$ 1 millón y US$ 20 millones en startups, con montos menores en etapas tempranas. La mayoría de los inversores de su Fondo de Capital Diversificado provienen de comunidades históricamente relegadas: mujeres, personas de color e inmigrantes, según detalla el sitio web de la firma. El propósito es sumar diversidad a los consejos de administración y al capital de las compañías, ampliando el acceso de los fundadores a diferentes miradas, con la expectativa de que eso genere mejores decisiones y mayores retornos.
Acrew no fijó una cuota específica en dólares ni un porcentaje mínimo de operaciones bajo criterios de diversidad. "Tener en la junta a alguien como Theresia, que valora la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI), refuerza la idea de que las personas serán juzgadas por sus méritos y no por su apariencia o procedencia", dice Simon Taylor, fundador y director ejecutivo de la startup de protección de datos HYCU. Acrew lideró la ronda de financiación Serie B de US$ 53 millones de la firma en 2022. "A veces, cuando se habla de diversidad, se cae en el error de pensar que se hacen excepciones para algunas personas. En su caso, no es así. Lo que busca es que las empresas en las que invierte puedan acceder a talento, miembros de directorio o contactos diversos", añade Taylor.
Uno de los inversores destacados del Fondo de Capital Diversificado de Acrew es la Universidad Fisk, de Nashville. En 2020, el abogado y fideicomisario de Fisk, Ed Zimmerman, se contactó con Gouw con una propuesta: que Acrew donara una participación totalmente financiada en el fondo a esta universidad históricamente afroamericana. "Me encantaría", recuerda Zimmerman que respondió Gouw de inmediato. Luego extendió un cheque de US$ 1 millón para que Fisk pudiera cubrir la inversión.
Zimmerman, que representó a Acrew en operaciones de recaudación de fondos y también invierte en la firma, dijo que Gouw se convirtió en una de las mayores donantes de Fisk, sin hacer alarde de eso. Más allá del resultado económico, Zimmerman cree que incluir a Fisk como inversor ya tuvo un impacto. Según él, permitió mostrar que "esto es lo que pasa cuando participás en un fondo de capital riesgo", comenta.
Las HBCU, como Fisk —que tiene una dotación de apenas US$ 37 millones, en contraste con los US$ 37.000 millones de Stanford—, y otras universidades chicas, nunca lograron acceder a los grandes fondos de capital de riesgo que dispararon el crecimiento de las dotaciones universitarias más grandes del país.
La iniciativa de Gouw se amplió con el tiempo. En 2023 se lanzó el Fondo Histórico, que agrupa a diez firmas de capital de riesgo —entre ellas Acrew, General Catalyst y Union Square Ventures— y a nueve HBCU. El fondo arrancó con más de US$ 10 millones en donaciones a las universidades, junto con participaciones equivalentes en los fondos de inversión de esas compañías.
En cinco años y medio desde su creación, Acrew concretó unas 150 inversiones, según PitchBook. La firma consiguió algunos aciertos importantes, como su participación en la fintech Chime, que planea salir a la bolsa con una valoración de US$ 11.000 millones. Esa jugada llevó a Lauren Kolodny, socia de Acrew, a integrar la Lista Midas 2025 de Forbes, que destaca a los principales capitalistas de riesgo. Otro caso fue la empresa de tecnología inmobiliaria Divvy, vendida en 2021 a Bill.com —la primera inversión de Gouw en Accel— por US$ 2.500 millones.
Según PitchBook, cinco compañías de su portafolio quebraron hasta ahora. El fondo inicial de Acrew, que arrancó sus inversiones en 2019, mantiene una tasa interna de retorno del 8%, según datos de Preqin. Ese rendimiento ubica al fondo en el tercer cuartil de las firmas que comenzaron a invertir ese mismo año.
Aun así, es pronto para anticipar cómo evolucionará la estrategia de Acrew, porque en el capital de riesgo los retornos suelen aparecer tras una década. Además, destacarse como nueva firma de inversión es hoy más difícil que hace algunos años. Las condiciones para levantar capital se volvieron más exigentes, en un contexto de tasas de interés altas, posibles aranceles globales y un clima político menos favorable para las empresas que priorizan la diversidad.
"Diversidad, equidad e inclusión se convirtieron en términos que la gente ahora evita", sostiene Ed Zimmerman. "La popularidad de ese mensaje y el dinero que lo acompañaba cayeron... pero el problema sigue igual", señala en referencia a la falta de diversidad entre inversores, fundadores y líderes del capital de riesgo.
Acrew, además, parece estar desplazando el foco de sus inversiones. En el anuncio de octubre sobre sus nuevos fondos no se mencionó la diversidad ni las voces diversas, y se destacó en cambio su estrategia basada en tesis: apostar por empresas de los sectores de datos, seguridad y tecnología financiera. En diciembre, la firma presentó una nueva tesis centrada en empresas del sector salud. Y en abril publicó un informe titulado "All In on AI" ("Todo a la IA").
"Los fondos están priorizando la capacidad de recaudar dinero, más que la sustancia", afirma Andrew Chan, inversor independiente de capital de riesgo, que escribió a principios de este año un artículo titulado "El fracaso de la DEI en el capital de riesgo". Según él, "se adaptan a las tendencias que funcionan".
Aun así, Acrew destaca en su sitio web la diversidad de su equipo fundador: el 55% se identifica como mujer, el 48% como asiático o isleño del Pacífico y el 14% como personas negras, indígenas u otras razas.
Para Lauren Kolodny, el éxito de Gouw ya es una forma de promover la diversidad en el capital de riesgo. "Es importante que las mujeres jóvenes y las jóvenes asiático-americanas vean a alguien como [Gouw] lograr lo que ella está logrando", afirma. O, como escribió Zimmerman en una publicación en redes sociales en 2022: "Theresia predica con un ejemplo discreto. Sin embargo, me dijeron que si damos más a conocer estos ejemplos, otras seguirán el ejemplo".
Con información de Forbes US.