Luana Lopes Lara se recibió de informática en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), pasó los veranos universitarios trabajando en Bridgewater Associates, la firma de Ray Dalio, y en Citadel, el fondo de Ken Griffin. En apenas seis años fundó una startup que llegó a valer US$ 11.000 millones. Sin embargo, esta brasileña todavía considera que la secundaria fueron "los años más intensos de su vida". En la Escuela de Teatro Bolshoi de Brasil, donde estudiaba ballet, sus profesores le sostenían cigarrillos encendidos bajo el muslo mientras estiraba una pierna hasta tocarse la oreja. Era una prueba para ver cuánto tiempo podía mantenerla levantada sin quemarse. Sus compañeras escondían fragmentos de vidrio en los zapatos para forzar el progreso, y el programa era tan estricto que incluía clases académicas de 7 a 12 del mediodía, seguidas por formación en danza de 13 a 21.

Pero su cabeza siempre estuvo en algo más grande: soñaba con convertirse en la próxima Steve Jobs. Su madre, profesora de matemáticas, y su padre, ingeniero eléctrico, fueron una inspiración. Estudiaba hasta la madrugada para competir en certámenes académicos, donde ganó el oro en la Olimpiada Brasileña de Astronomía y el bronce en la Olimpiada de Matemáticas de Santa Catarina. Después de terminar la secundaria en diciembre, trabajó durante nueve meses como bailarina profesional en Austria. Luego colgó las zapatillas de punta y viajó a Estados Unidos para empezar su carrera en el MIT.

Ahora, con 29 años, Luana Lopes Lara se convirtió en la multimillonaria más joven del mundo. Desplazó a Lucy Guo, de 31, cofundadora de Scale AI, quien en abril había desbancado a Taylor Swift. Junto a su socio Tarek Mansour, también de 29, entraron al club de las tres comas después de que su empresa de predicciones de mercado, Kalshi, recaudó US$ 1.000 millones con una valuación de US$ 11.000 millones. La ronda, anunciada este martes, fue liderada por Paradigm, una firma de capital riesgo enfocada en criptomonedas. También participaron inversores como Sequoia Capital, Andreessen Horowitz y Y Combinator.

Kalshi permite a sus usuarios apostar sobre resultados de eventos futuros, como elecciones, partidos deportivos o hechos vinculados a la cultura pop. La empresa había alcanzado una valuación de US$ 5.000 millones en octubre, tras recaudar US$ 300 millones, y en junio había sido valuada en US$ 2.000 millones, luego de conseguir US$ 185 millones. En menos de seis meses, la valuación se multiplicó por cinco y el patrimonio neto de cada uno de los cofundadores —que conservan cerca del 12% de la empresa— trepó a US$ 1.300 millones.

"Hay muchas otras personas que desean participar en este negocio ahora que Kalshi demostró su magnitud", aseguró Ali Partovi, director ejecutivo del fondo de capital riesgo Neo, que fue uno de los primeros inversores en la compañía. Desde julio, el volumen de operaciones nocional en Kalshi se multiplicó por ocho y alcanzó los US$ 5.800 millones en noviembre, según informó la propia empresa. Su principal competidor, Polymarket —cuya valuación trepó hasta los US$ 9.000 millones—, también creció: sus operaciones se triplicaron desde julio y llegaron a los US$ 4.300 millones en noviembre, de acuerdo con datos de Dune Analytics.

Lopes Lara y Mansour, que creció en el Líbano, se conocieron mientras estudiaban en el MIT. Integraban el mismo grupo de estudiantes internacionales y cursaban materias similares, ya que ambos se especializaban en informática. Mansour vivió el conflicto del Líbano en 2007 y aprendió inglés por su cuenta mientras se preparaba para los exámenes SAT. Recuerda que Lopes Lara siempre se sentaba en primera fila. Se hicieron amigos cuando él empezó a sentarse a su lado para aprender de ella, y la relación se afianzó aún más en 2018, cuando los dos consiguieron prácticas en Five Rings Capital, en Nueva York.

Una noche, mientras volvían caminando a sus departamentos del Distrito Financiero, surgió la idea de crear un mercado de predicciones. "Vimos que la mayoría de las operaciones bursátiles ocurren cuando las personas tienen una visión del futuro y luego intentan encontrar la manera de plasmarla en los mercados", le contó Lopes Lara a Forbes. Según explicó, los operadores consideran eventos externos, como el resultado de una elección o la posibilidad de un desastre natural, a la hora de invertir.

Convencidos de que debía existir una forma de operar directamente con la probabilidad de ciertos eventos, en lugar de hacerlo de manera indirecta a través de los mercados financieros tradicionales, Lopes Lara y Mansour se postularon a la aceleradora de startups Y Combinator y fueron aceptados en 2019. Pero pronto enfrentaron una batalla compleja: la legalidad de los mercados de predicción no estaba del todo clara.

Michael Seibel, socio emérito de Y Combinator, recordó los primeros pasos del proyecto. Cuando los fundadores entendieron que necesitaban aprobación federal para operar legalmente, contactaron a más de 40 estudios jurídicos. Ninguno quiso ayudarlos: eran demasiado jóvenes y su empresa, demasiado chica.

"Al salir de la universidad, asumimos un riesgo descomunal. Estuvimos dos años sin un solo producto —nada lanzado— y si no nos regulaban, la empresa simplemente se iría a cero", recordó Lopes Lara. Durante ese período, ella intentaba avanzar con el negocio desde Londres, en plena pandemia, mientras Mansour estaba en Beirut. Allí vivió la explosión en el puerto, que dejó más de 200 muertos. Pasó semanas trabajando de noche en Kalshi y, de día, colaborando con las tareas de limpieza en su barrio y en la búsqueda de sobrevivientes.

Solo necesitaban que un abogado les diera el visto bueno. Jeff Bandman, exfuncionario de la CFTC, aceptó ayudar y colaboró con los fundadores para presentar la solicitud de aprobación federal y enfrentar la resistencia de los reguladores. En noviembre de 2020, Kalshi consiguió finalmente la autorización de la CFTC para operar como mercado de contratos designado (DCM), lo que permitió categorizar sus mercados de predicción como un tipo de derivado llamado contrato de eventos.

Esa aprobación también los posicionó de forma distinta frente a la competencia. Polymarket, una firma basada en blockchain fundada en marzo de 2020, no estaba regulada a nivel federal y en 2022 fue multada con US$ 1,4 millones por la CFTC por operar mercados no registrados. Esa diferencia le dio a Kalshi cierta ventaja, al menos durante un tiempo.

En septiembre, Polymarket obtuvo la aprobación para operar en Estados Unidos. Su fundador, Shayne Coplan, se convirtió en uno de los multimillonarios más jóvenes, con 27 años, luego de una inversión de US$ 2.000 millones por parte de su empresa matriz, la Bolsa de Valores de Nueva York.

Pero la disputa regulatoria no terminó ahí. La idea de demandar a la CFTC fue de Lopes Lara, hacia fines de 2023, luego de que el organismo rechazara los contratos electorales de Kalshi antes de las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos. Los reguladores argumentaron que esos contratos se parecían a juegos de azar. "Todos los demás inversores de la empresa dijeron que sería una pésima idea", recordó Partovi. Pero decidieron avanzar igual.

En septiembre de 2024, un juez del Tribunal de Distrito de Estados Unidos falló a favor de Kalshi. Así, la empresa hizo historia al ofrecer los primeros contratos electorales regulados en el país en más de un siglo. "Realmente queríamos hacer las cosas bien, porque nuestra visión era construir la mayor plataforma financiera del mundo", declaró Lopes Lara. "Hacerlo legalmente era algo en lo que no podíamos ceder", agregó.

En la previa de los comicios, los usuarios de Kalshi apostaron más de US$ 500 millones a los candidatos y acertaron con la victoria del presidente Trump. En Polymarket, las apuestas superaron los US$ 3.600 millones y también anticiparon correctamente el resultado.

"Hay pocos entrenamientos mejores para superar una negativa y seguir adelante que ser bailarina profesional. Una lesión o incluso un breve descanso podrían significar perder tu puesto", señaló Alex Immerman, socia de a16z. "Luana aprendió a ser perseverante con gracia desde muy joven... y ha mantenido esa misma confianza y serenidad al formar Kalshi", continuó.

Aunque hubo dudas sobre si Kalshi podría sostener el ritmo después de las elecciones presidenciales, la empresa aseguró que su volumen de operaciones creció un 1000% respecto al año pasado y hoy supera los US$ 1.000 millones semanales. Tras los comicios, Kalshi cerró acuerdos con plataformas como Robinhood y Webull, y más recientemente firmó alianzas con compañías que van desde la Liga Nacional de Hockey hasta la plataforma online StockX. En enero, Donald Trump Jr. se sumó al consejo asesor de Kalshi. (En septiembre también se había incorporado al consejo asesor de Polymarket).

La empresa también invirtió fuerte en criptomonedas para competir con Polymarket, y en diciembre incorporó sus mercados a la plataforma blockchain Solana. Según Kalshi, el nuevo financiamiento se destinará a ampliar su integración con casas de bolsa y a sellar nuevas alianzas con medios de comunicación.

Pero con más del 90% de su volumen actual impulsado por los deportes, Kalshi enfrenta una presión creciente por parte de varios estados. Las autoridades locales iniciaron acciones legales contra sus contratos deportivos —regulados a nivel federal— con el argumento de que deberían estar sujetos a regulación y carga impositiva como juegos de azar en cada jurisdicción.

A pesar de eso, y tras haber visto cómo la empresa logró sortear obstáculos regulatorios que parecían imposibles, los inversores siguen confiando en la capacidad de sus fundadores para avanzar. Para Seibel, que lleva invertidas más de mil empresas a lo largo de su carrera, esto recién empieza: "No creo que hayamos financiado una empresa con un impacto potencial tan grande en el mundo como esta".

*Con información de Forbes US.