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Desde las joyas de Gaudí hasta los sabores más locales, una guía para recorrer los rincones imperdibles de la ciudad condal sin caer en las trampas del turismo masivo.

29 Mayo de 2025 11.46

Barcelona cautiva a los visitantes desde hace décadas. Su arquitectura modernista impacta desde la imponente Sagrada Familia hasta el Parque Güell, dos obras maestras del arquitecto catalán Antoni Gaudí. Sin embargo, la ciudad no se resume solo en sus edificios. También destacan sus playas animadas, los paseos costeros, el barrio gótico lleno de historia y un estilo de vida marcado por el Mediterráneo.

Aunque preocupa el exceso de turismo en la segunda ciudad más grande de España, después de Madrid, los viajeros que se mueven con respeto siempre encuentran las puertas abiertas. Conviene visitarla en primavera o en otoño para evitar las multitudes, apoyar al comercio local y no alterar la vida en las zonas residenciales, sobre todo de noche.

Si cumplís con estas recomendaciones, vas a poder disfrutar sin culpa de estas diez atracciones que muestran lo mejor que Barcelona tiene para vos.

Maravillate con la Sagrada Familia
 

La Sagrada Familia sigue sin terminarse desde 1882, aunque ya tiene una fecha estimada de finalización: 2026, justo cien años después de la muerte de Gaudí. Su final parece cada vez más cercano. Cuando esté terminada, cambiará para siempre el perfil de Barcelona, ya que la obra más ambiciosa de Gaudí se convertirá en la iglesia más alta del mundo, con 170 metros. La torre principal permitirá que hasta 11 personas disfruten al mismo tiempo de vistas panorámicas desde ese nuevo punto clave de la ciudad. Si pensás visitarla antes de su reapertura oficial, te va a alegrar saber que ya hay sectores nuevos de la catedral abiertos al público.

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Paseá por el Park Güell

Vas a sentirte dentro de un cuento en este parque modernista, creado por el talento de Gaudí junto con el empresario Eusebi Güell, que le dio su nombre al complejo de jardines y senderos. Al principio, lo pensaron como una finca privada para familias ricas. Sin embargo, con el tiempo, la vegetación, los mosaicos y los viaductos del Park Güell pasaron a formar parte del paisaje cotidiano de millones de vecinos y turistas cada año. Reservate unas horas para caminar por sus senderos y buscar al lagarto de mosaico, que ya se convirtió en uno de los íconos de Barcelona.

Este complejo de jardines y parques no debe perderse.

Paseá por el Barrio Gótico

El Barrio Gótico, como lo llaman los vecinos, es la zona más antigua de Barcelona y tiene sus raíces en la época romana. Sus calles angostas y enrevesadas, junto con pasajes que parecen laberintos, esconden cafés con personalidad propia y tiendas que vale la pena descubrir. No te podés perder la Catedral de Barcelona ni los restos de la muralla romana. También vale la pena sentarse un rato en la Plaza Real, una plaza rodeada de arcos, palmeras y restaurantes con mucho encanto, ideal para absorber el ritmo del barrio.

Relajate en la playa de la Barceloneta

Cuando empieza el calor, la playa de la Barceloneta se transforma en uno de los puntos más concurridos de la ciudad. A solo unos minutos a pie del centro, este tramo del Mediterráneo está lleno de chiringuitos donde podés sentarte a comer tapas o tomar una sangría. Cuando baja el sol, caminá por el Paseo Marítimo y acercate hasta la escultura El Peix d'Or de Frank Gehry y el hotel W Barcelona, con forma de vela, para ver cómo sus luces se reflejan en el agua.

Cuando la cosa se calienta, refréscate aquí.

Visitá el Museo Picasso

Cinco palacios medievales contiguos, con arquitectura gótica catalana, alojan el Museo Picasso en el barrio del Born. Solo el edificio ya justifica la visita. Pero además, la colección permanente cuenta con unas 5.000 obras, en su mayoría de los años de formación del artista. Ahí se puede ver cómo dominó el realismo desde joven, antes de lanzarse a los estilos que marcaron su carrera. Aunque Picasso nació en Málaga, vivió en Barcelona con su familia durante la juventud y volvió muchas veces a lo largo de su vida.

Probá las delicias locales en el mercado de La Boquería

El Mercat de Sant Josep, más conocido como La Boquería, es uno de los paseos obligados en el centro de Barcelona. Tiene una entrada sobre La Rambla, ese bulevar ancho que cruza el corazón de la ciudad, y es un buen lugar para comer algo o sentarse a tomar un aperitivo en alguno de sus bares. Conviene ir a la mañana, cuando el mercado está en su mejor momento. No te vayas sin probar algunos de sus productos más típicos: aceitunas, quesos y, claro, jamón ibérico.

Haz algunas compras con los lugareños.

Descubrí la montaña de Montjuïc

Montjuïc —que significa "Montaña Judía"— ofrece varias opciones para disfrutar sin salir de la ciudad. Desde lo alto del castillo, se pueden ver vistas amplias del mar y de Barcelona. Más abajo, la Fuente Mágica atrae cada noche con sus espectáculos de agua y luces. Si te interesa el arte, vale la pena entrar a la Fundació Joan Miró o al Museu Nacional d'Art de Catalunya, que tienen colecciones impactantes. También podés subirte al teleférico para ver la ciudad desde arriba o caminar por los jardines de Montjuïc y tomarte un respiro del ritmo urbano.

Admirá la Casa Batlló y la Casa Milà

En el elegante Passeig de Gràcia, la Casa Batlló y la Casa Milà —más conocida como La Pedrera— son dos de las obras más reconocidas de Gaudí. La Casa Batlló, con su fachada cubierta de vidrieras, recuerda a los nenúfares de Claude Monet por la manera en que los colores del edificio brillan y varían del azul al verde según cambia la luz. Muy cerca, la Casa Milà impone con sus columnas blancas retorcidas que se elevan desde el tejado y con su fachada ondulada de piedra. A diferencia de otros monumentos de Gaudí, es menos habitual encontrar multitudes, y si la visitás en verano, podés disfrutar conciertos de música clásica en sus terrazas.

Eche un vistazo a las obras más famosas de Gaudí.

Comprá en las boutiques de moda de El Born

El Born conserva todo el encanto del Barrio Gótico, aunque sin tanta gente. Sus calles medievales están llenas de boutiques de moda y talleres artesanales donde podés encontrar objetos únicos para decorar tu casa y joyería hecha a mano. Cuando cae la noche, los bares se llenan de jóvenes locales con onda que salen a divertirse. Así, el barrio se vuelve un lugar ideal para meterse de lleno en la vida cotidiana de Barcelona.

Festín de calçots

Aunque no sean una atracción turística en sí, probar los calçots —cebolletas dulces típicas de Cataluña— es una experiencia cultural y gastronómica que no te vas a querer perder si viajás en temporada. Entre noviembre y mayo, se cocinan al fuego y se acompañan con romesco, una salsa local hecha con pimientos rojos asados y tomates. Aunque lo más común es disfrutarlos en casa de amigos durante una calçotada, que es una parrillada tradicional catalana, también se pueden pedir en masías como Can Travi Nou o Can Cortada.

Pruebe alguna delicia cocinada a fuego abierto.

 

 

Nota publicada en Forbes US.

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