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Desbloquear la mente: guía para tomar decisiones ágiles en el ámbito profesional

Melody Wilding

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El exceso de análisis y la rumiación constante impactan en la productividad empresarial. Aprender a gestionar estos pensamientos es clave para una toma de decisiones ágil y efectiva.

16 Julio de 2025 10.38

En el actual contexto empresarial, las oportunidades para pensar en exceso son infinitas. Desde analizar las tendencias del mercado hasta evaluar las comunicaciones con los clientes o lidiar con la retroalimentación de los empleados, los líderes suelen quedar atrapados en bucles mentales.

Con un acceso sin precedentes a la información y exigencias cada vez mayores, no sorprende que entre el 50% y el 75% de los adultos reconozcan que tienden a pensar demasiado. En mi experiencia como coach de profesionales en empresas globales líderes durante más de una década, observé un patrón constante: muchas personas aparentemente exitosas tienden a complicar demasiado las situaciones, añadiendo capas innecesarias a sus decisiones y deliberando mucho más allá de lo productivo. Esta tendencia es especialmente común entre quienes llamo "esforzados sensibles": personas que, por naturaleza, están programadas para procesar las experiencias con mayor profundidad y suelen ser sus propios críticos más severos.

El costo de esta agitación mental va más allá del agotamiento personal. Cuando pensar demasiado se convierte en un hábito, genera cuellos de botella organizacionales. La toma de decisiones se ralentiza, las oportunidades se pierden y la aversión al riesgo puede arraigarse en la cultura empresarial, lo que finalmente frena el crecimiento.

Si bien la necesidad de soluciones prácticas es evidente, abordar el sobrepensamiento requiere comprender sus tres formas principales: rumiación, introspección y sobreanálisis. Al identificar estos patrones, los profesionales pueden desarrollar estrategias específicas que favorezcan un cambio duradero.

Acá te contamos cómo reconocer y superar cada tipo.

Rumiación: cuando el pasado no te deja ir

La rumiación es un ciclo mental en el que se insiste en eventos pasados, especialmente en los negativos. Imaginá estar atrapado en un torbellino de arrepentimiento, culpa y pensamientos del tipo "habría, debería, podría". Quienes rumian suelen revisar lo que salió mal y recurrir a la autoculpa. ¿La característica que los define? Quedan estancados en eventos pasados, incapaces de avanzar.

Señales de advertencia:

  • Fijación en la retroalimentación negativa.
  • Hacer referencia constantemente a fracasos o reveses pasados en las conversaciones.
  • Trabajo excesivo de doble o triple verificación para evitar errores.

Cómo liberarse:

Contrario a la intuición, programar un "tiempo para preocuparse" puede ser extraordinariamente efectivo. En lugar de dejar que la rumiación te acapare durante todo el día, dedicá un periodo específico de 15 a 30 minutos. Elegí una hora concreta (evitá la hora de dormir) y un lugar, ya sea una silla, una habitación o un rincón al aire libre.

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La rumiación es un ciclo mental en el que se insiste en eventos pasados, especialmente en los negativos. 

Durante este tiempo, categorizá tus preocupaciones:

Preocupaciones controlables: Desarrollá pasos de acción. (Ejemplo: Si el estrés por la fecha límite aumenta, identificá los compromisos que podés rechazar).

Preocupaciones incontrolables: Practicá la visualización. Imaginate colocando cada preocupación en un globo y viendo cómo se aleja flotando.

Este enfoque programado te permite no luchar constantemente contra esos pensamientos, sino simplemente posponerlos. Cuando la rumia surja fuera de tu tiempo designado, recordá: "Ahora no, lo abordaré más tarde". Esta sencilla práctica te ayuda a desarrollar conciencia y a recuperar el control sobre tus patrones de pensamiento.

Viaje al futuro: cuando los "qué hubiera pasado si" del mañana secuestran el presente

Si bien mirar hacia adelante puede ser beneficioso, pensar en el futuro lleva la anticipación a un extremo agotador. Esta forma de sobrepensar se enfoca en la incertidumbre, el posible fracaso y el miedo a lo desconocido, lo que a menudo paraliza el progreso actual.

Señales de advertencia:

  • Planificar compulsivamente cada escenario posible.
  • Es difícil celebrar las victorias porque estás obsesionado con los próximos desafíos.
  • Sentirse perpetuamente inquieto por las tareas pendientes.

Cómo liberarse:

Convertí tu tendencia a pensar en el futuro en una ventaja a través del distanciamiento temporal.

Imaginemos a Maya, una gerente de marketing que enfrenta un lanzamiento de producto complejo. Con plazos ajustados, altas expectativas y una creciente presión del equipo, está obsesionada con la estrategia, la carga de trabajo y la respuesta al cliente.

Durante el almuerzo, encuentra un espacio tranquilo y se visualiza dentro de cinco años. Desde su puesto directivo, ve el lanzamiento actual como solo uno de los muchos proyectos exitosos en su portafolio. Aunque es importante, no define su carrera. Reconoce que, aunque algunos aspectos no salieron a la perfección, su equipo se adaptó y se fortaleció gracias a la experiencia.

Este cambio de perspectiva reduce la inmediatez de las preocupaciones, permitiendo un enfoque más claro en el momento presente.

También podés practicar la "ignorancia selectiva" reduciendo tu exposición a factores estresantes innecesarios. Sé consciente de la información que consumís, especialmente de las noticias y las redes sociales. Identificá los factores que aumentan tu preocupación por el futuro, como las actualizaciones sobre las fluctuaciones constantes del mercado, las predicciones del sector o la revisión constante de los indicadores clave de rendimiento (KPI) o las cuentas financieras. Si ciertas actualizaciones o datos no afectan tu trabajo diario ni tu toma de decisiones, probablemente no sean necesarios. Priorizá la información que te permita actuar.

Sobreanálisis: cuando los detalles se vuelven arenas movedizas

Aunque esto puede, en ocasiones, aportar información valiosa, generalmente lleva a perderse en detalles que tal vez no sean relevantes.

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A diferencia de la rumiación (centrada en el pasado) y la introspección (mirando hacia el futuro), el sobreanálisis se enfoca en la profundidad. Implica profundizar de manera excesiva en un tema o situación, a menudo más allá de lo útil.

Señales de advertencia:

  • Procrastinar la acción en favor de más investigación.
  • Buscar regularmente la validación de los demás debido a las dudas sobre uno mismo.
  • Luchar por diferenciar entre decisiones de alta y baja prioridad.

Cómo liberarse:

Adoptá la "satisfacción" en lugar de buscar la perfección. Este enfoque implica avanzar una vez que una decisión cumple con los criterios establecidos, incluso si existen mejores opciones. Las investigaciones demuestran que quienes buscan maximizar (aquellos que examinan todas las posibilidades y buscan constantemente mejores alternativas) tienen más probabilidades de sobreanalizar, estar menos satisfechos con sus decisiones y hacer comparaciones poco saludables.

Los criterios de decisión clave (principios, estándares o requisitos) te ayudan a enfocarte en los factores más importantes que influyen en una decisión. Estos pueden ser profesionales o personales. Por ejemplo, si te encontrás en un estado de parálisis por el análisis al lanzar una nueva característica de un producto, tus criterios podrían incluir: costo, rentabilidad, esfuerzo, nivel de riesgo o impacto. O, si pensás en una decisión personal, como evaluar una oportunidad laboral, tus criterios podrían ser: alineamiento con tus fortalezas, paquete de compensación o adecuación a tus aspiraciones profesionales. Elegí un máximo de tres criterios, priorizando uno de ellos. En situaciones grupales, colaborá para establecer estos criterios.

Es importante recordar que el objetivo no es eliminar el análisis profundo, sino evitar que se vuelva contraproducente. Reconocer qué tipo de sobrepensamiento te afecta a vos o a tu equipo es el primer paso crucial para liberarte de él, especialmente en el entorno actual, donde la toma de decisiones rápida pero inteligente es esencial.

*Con información de Forbes US.

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