Renace el cáñamo en Argentina y las empresas buscan insertarse en una industria que alcanzaría los US$ 18.000 millones globales
Durante marzo debería terminar de reglamentarse la Ley que crea un marco regulatorio para el sector. Empresas como Industrial Hemp Solutions se preparan para impulsar el cultivo en el país.

En mayo del 2022, la Argentina legalizó la creación de un marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial. En lo que respecta al uso de la planta para la salud, se han visto grandes avances en el país y cada vez más personas pueden acceder a ella.  Y en paralelo comienza a establecerse el otro sector que se apunta a regularizar con el objetivo de generar negocios rentables: el cáñamo industrial

Según la consultora internacional Markets and Markets, la industria del cáñamo industrial, que puede aportar materia primera tanto al sector de la indumentaria como el automotriz y la construcción, entre otros, estuvo valuado en US$ 6.8 mil millones en 2022. Además, esa cifra se incrementaría hasta los US$ 18 mil millones en 2027 según las estimaciones que hacen los expertos. 

 

El equipo de Industrial Hemp Solutions con sus cultivos en Uruguay. De Izq a der: Nikalai Baranoff, Juan Ignacio Barros (adelante), Maximiliano Baranoff y Ignacio Delavechia (atrás)

 

Con la regulación del cáñamo en la Argentina, una planta que está dentro de la familia del cannabis pero que tiene menos de 3% de THC, sustancia con efectos psicoactivos, el país podría ser una parte importante de este negocio internacional. De hecho, el ex ministro de Desarrollo Productivo de la Nación, Matías Kulfas, quien impulsó la legalización del marco regulatorio llegó a predecir que el cannabis puede generar US$ 500 millones en ventas al mercado interno y US$ 50 millones en exportaciones. De todas formas, referentes del sector como Pablo Fazio, presidente de la Cámara Argentina de Cannabis (ArgenCann)  analizan esas cifras como conservadoras y arriesgan a que pueden alcanzarse los 1.000 millones de dólares de exportaciones en los próximos diez años. 

Si bien estos números también engloban a la parte medicinal, el cáñamo aportaría una gran cantidad de divisas y ayudaría a generar nuevas empresas de sectores que se pueden proveer de esta materia prima. Por ese motivo, ya hay empresas que empiezan a desarrollar plantaciones y se ponen como meta fomentar una industria cuya prohibición siempre fue, al menos, debatible. 

 


 

El cáñamo en la Argentina 


En los últimos días, la compañía Industrial Hemp Solutions (IHS) introdujo 15 genéticas de cáñamo para expandir la industria en Argentina y promover la sostenibilidad. Según informaron, las nuevas variedades fueron ingresadas gracias al apoyo del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y el Instituto Nacional de Semillas (INASE). 

En ese contexto, Maximiliano Baranoff, Director de Innovación y Nuevos Negocios de IHS, dialogó con Forbes Argentina para explicar más sobre el potencial del sector en el país. 


- ¿Cómo está la cuestión legal actualmente en el país? 


- Maximiliano Baranoff (M.B.): Se espera que en el transcurso de este mes de marzo, la ley 27669, que establece el marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial se encuentre finalmente reglamentada. Bajo este contexto, no se puede aún comercializar el cáñamo, pero sí realizar investigación sobre el cultivo

 

Hectáreas de cáñamo de Industrial Hemp Solutions

 


- ¿Cómo son sus operaciones en este contexto?


- M.B: Para no perder un año productivo en el país, seleccionamos cuidadosamente las 15 variedades de cáñamo más apropiadas para el territorio argentino provenientes de diversas partes del mundo. En septiembre de 2022 hemos celebrado un convenio específico con la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba) para llevar adelante los protocolos de ensayo y aplicarlos a su vez a una red de campos experimentales habilitados por el Instituto Nacional de la Semilla (INASE) en distintas latitudes del país. Estos campos se encuentran distribuidos entre las provincias de Córdoba, Santa Fé, Tucumán y Buenos Aires. Con el objetivo de validar distintos aspectos agronómicos del cultivo, se han llevado a cabo numerosas repeticiones con cada genética sumando un total de 4.000 parcelas, las cuales están siendo supervisadas por un equipo de 25 personas a lo largo del país.


- El cáñamo entró en el prohibicionismo cuando en realidad es una planta que conlleva grandes beneficios industriales. ¿Creen que con este nuevo marco legal el cáñamo puede convertirse en una nueva industria que prospere en el país?


M.B: Es de público conocimiento que el cáñamo comenzó a prohibirse a finales de la década de 1930 por vincularlo intencionalmente con la marihuana, cuando en realidad el nivel de THC fue la excusa para sacar de juego a un cultivo con muchísimo potencial para abastecer materias primas a las industrias de mayor volumen del mundo. La agenda internacional de aquel entonces se decidió por la trayectoria tecnológica de las fuentes fósiles. Hoy, luego de ver los impactos nocivos del modelo económico que acarreamos de aquellas épocas, empezamos a incorporar las externalidades que antes no se tenían en cuenta y entendemos al cáñamo como un cultivo anual que puede fijar altos valores de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero responsable del cambio climático. Los países tienen un compromiso importante en la lucha contra el cambio climático, y el desarrollo de negocios que fomenten la producción y el uso del cáñamo puede contribuir significativamente a la captura y reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. La totalidad de la planta de cáñamo tiene aplicaciones que se introducen en las cadenas de valor de las principales industrias que mueven el mundo.

 

Semillas de cáñamo


- ¿Qué tipo de empresas podrían solicitar cáñamo en la Argentina? 


- M.B: Los granos que provienen del cultivo del cáñamo son considerados un superalimento, por lo que existe una creciente demanda de sus aceites, harinas y proteínas en los países desarrollados, como así también su descarte es muy valioso para la nutrición animal. A su vez, pueden ser transformados en aceites para cosmética y biocombustibles. De su tallo, pueden desprenderse dos materiales. Uno es su centro leñoso conocido como cañamiza, del cual pueden producirse ladrillos, revoques y todo lo que es hormigón no estructural, lo cual meses atrás fue incorporado en el código de construcción de Estados Unidos y, por otro lado, se puede aplicar para cama animal por sus propiedades absorbentes y su impacto positivo en la salud animal.

El otro material que puede extraerse son sus fibras, las cuales tienen mayor valor y pueden introducirse en las cadenas de suministro de la industria celulosa, para elaborar papeles y packaging más resistentes que aumentan su reciclabilidad; en la industria química para aumentar el biobasado de sus plásticos; en la automotriz para lograr grandes eficiencias; en la textil para reemplazar el uso de polímeros sintéticos y reducir la huella hídrica del algodón, entre otras tantas aplicaciones. De acuerdo con un informe de la ONU, el mercado global del cáñamo podría cuadruplicar su valor estimado de 2020, alcanzando los US$ 18.600 millones de dólares en 2027.


- ¿Qué expectativas tienen ustedes para este sector y cuáles son sus proyecciones para 2023?

M.B: América Latina se comienza a posicionar en la carrera por esta nueva industria y Argentina particularmente, emerge como epicentro. Brasil aún no ha legalizado la producción de este cultivo. De todas maneras, las genéticas de cáñamo más estabilizadas y de mayor rendimiento a nivel mundial se han desarrollado en climas templados, por lo que aquellas geografías que cuenten con climas tropicales tienen el desafío de adaptarlas a sus ecoregiones.

Dentro del contexto de descarbonización que nos encontramos, existe una gran voluntad política por incluir al cáñamo dentro de la rotación de cultivos ya que entra dentro del esquema de la tan buscada agricultura regenerativa y permite la reducción de emisiones en la cadena de valor de las industrias que hoy más contaminan. El 2023 será un año de acompañamiento muy cercano al productor para compartir las mejores prácticas que maximicen sus rendimientos, mientras que en paralelo avanzamos con la normalización de productos derivados del cáñamo para introducirlos en diversas cadenas de valor.