De investigadora a CEO: creó su startup Promethenz en España y desde Uruguay desarrolla un tratamiento inédito para el cáncer de páncreas
A fines de 2024 la investigadora Lorena Betancor se convirtió en CEO y presentó su empresa de biotecnología que apuesta a revolucionar el tratamiento de uno de los tipos de cáncer más agresivos.

Doctora en Biocatálisis, catedrática de Tecnología de Proteínas, investigadora en la Universidad ORT Uruguay y ahora también emprendedora. Lorena Betancor tiene una formación académica sólida y una notable capacidad para explicar con claridad los aspectos más complejos de su disciplina. De hecho, fue una de las speakers en la Mega Experiencia Endeavor de este 2025 por su salto al mundo emprendedor. 

Junto con la doctora Valeria Grazu cofundó Promethenz, una startup con base científica que desarrolla una terapia innovadora para tratar el cáncer de páncreas. Desde su formación académica hasta el salto al mundo empresarial, traza un recorrido poco común "con la convicción de que la tecnología puede mejorar vidas"."Cuando entre el CEO al proyecto, será él quien lo conduzca como quiera" esta frase que  le lanzó uno de sus mentores la sacudió al punto de decidir formarse en liderazgo y asumir ese rol. Hoy, junto a Grazu, Betancor lleva adelante el proyecto con paso firme y con la paciencia que exige la biotecnología: "ambas somos fundadoras y promotoras de la empresa y trabajamos hombro a hombro". A continuación, extractos de la entrevista.

¿Cómo te definís y en qué momento de tu carrera profesional estás?
Es difícil cuando a uno le piden que se defina a sí mismo, porque ante todo soy persona, madre... Pero profesionalmente me defino como investigadora. Históricamente mi rol ha sido ese. Hoy soy catedrática de Tecnología de Proteínas en la Universidad ORT Uruguay, en el Departamento de Biotecnología. Me formé como bioquímica y seguí una trayectoria académica esperable: doctorado, posdoctorado, y luego me incorporé a la vida de la Universidad.

¿Cómo surgió tu interés por desarrollar una terapia contra el cáncer de páncreas?
Mi especialización es en biocatálisis: el uso de enzimas o microorganismos para transformar moléculas. Me interesa usar esas herramientas biológicas con fines tecnológicos. Junto con la doctora Valeria Grazu, mi socia en Promethenz —investigadora uruguaya radicada en España, compañera de facultad— empezamos hace 10 años a investigar cómo activar enzimas de forma remota. Elegimos una con aplicación biomédica: puede transformar una molécula inactiva en un quimioterapéutico, pero solo cuando se la activa en el lugar exacto del tumor. Al principio era una investigación académica, con estudiantes de posgrado, pero con el tiempo fue tomando forma de producto.

¿Y en qué momento dieron el salto del laboratorio a la empresa?
En ese proceso, trabajando en un proyecto europeo, fuimos captadas por el radar de innovación de la Comunidad Europea, que detecta resultados con potencial. Nos dieron un sello de excelencia, que nos abrió la puerta a un entrenamiento en emprendimiento para científicos. Eso fue hace dos años. Ahí empezó un camino de formación fuerte, fuera de nuestra zona de confort. Tuvimos coaches, armamos nuestro primer plan de negocios. Fue un cambio cultural enorme para nosotras.

¿Cómo fue ese cambio de mentalidad?
Nos costó mucho. Hay una anécdota que lo ilustra: uno de los coaches nos dijo que, cuando entrara un CEO a la empresa, el proyecto ya no sería más "nuestro". Sentí que me pedían entregar un hijo. Pero entendimos que, si queríamos que esto tuviera impacto, teníamos que estar operativas y formar un equipo con fortalezas complementarias. Sabemos perfectamente nuestras debilidades, por ejemplo, la parte financiera, y trabajamos con diferentes asesores para eso.

Lorena Betancor, cofundadora y CEO de Promethenz. Fotos: Nicolás Garrido

¿Cómo definirías a Promethenz como emprendimiento y en qué etapa está hoy?
Es una startup, un spin-off que surge de una investigación conjunta entre el Departamento de Biotecnología de la Universidad ORT Uruguay y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España. Desarrollamos nanoterapéuticos para tratar el cáncer. Producimos nanopartículas con enzimas capaces de transformar una molécula inactiva en un quimioterapéutico, cuando se activa de manera remota en el lugar del tumor. Eso reduce los efectos secundarios y mejora la eficacia. Nuestro objetivo inicial es el cáncer de páncreas, para el cual hoy no hay un tratamiento efectivo, dado que es de los más nocivos. 

¿Qué desafíos implicó armar el modelo de negocio?
Fue todo un aprendizaje. Hoy tenemos un plan de negocios sólido y trabajamos con asesores en regulatoria, finanzas, desarrollo de producto, interacción con pharma. La empresa tiene base en Zaragoza, lo que nos abre puertas a fondos públicos y privados de España y Europa. En este momento, estamos evaluando la posibilidad de que tenga una pata en Uruguay. Ya estamos en conversaciones con inversores privados, aplicando a subvenciones y préstamos blandos. Promethenz pertenece al área de la deeptech: tecnología de alto riesgo, pero con impacto social muy alto si tiene éxito.

¿Qué viene ahora para Promethenz? ¿Buscan fondos?
Estamos a todo vapor buscando financiación para completar los estudios preclínicos que nos permitan pedir autorización para pruebas en humanos. Necesitamos años de investigación y desarrollo, y eso requiere mucho dinero. Estamos en reuniones constantes, aprendiendo de inversores, abogados, científicos. Hay que ser muy humildes. Este es un camino con altísimo riesgo. Pero lo que nos impulsa siempre es el propósito: ayudar a la gente. Creemos que esta tecnología tiene ventajas reales y mucho potencial. El norte, ahora, es continuar desarrollando nuestra solución para probarlo en humanos, lo que significaría un salto importante en nuestro camino. Esto lleva mucho tiempo de preparación.

¿Qué lugar creés que ocupa Uruguay hoy en el mapa de la biotecnología?
Lo veo en un momento de efervescencia. Como todo en Uruguay, a pequeña escala. Pero la biotecnología es global. Se puede investigar acá y tener impacto en cualquier parte del mundo. Hay investigadores de altísimo nivel en el país. Faltan herramientas, políticas públicas y acceso a inversión, pero hay señales positivas. Muchas startups surgieron de investigación. Hay que dar visibilidad, mostrar lo qué se está haciendo.