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Cómo Croacia se convirtió en la "zona cero" de los próximos avances de la IA

Josipa Majic Predin

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Mientras Silicon Valley inunda de plata cualquier app que prometa usar IA, en la costa croata un grupo de científicos va por otro camino: entender la inteligencia desde las matemáticas.

24 Julio de 2025 18.50

Mientras los inversores de capital riesgo ponían miles de millones en las últimas startups de inteligencia artificial —con una inversión global que en 2024 llegará a la cifra récord de US$ 110.000 millones—, los avances más profundos podrían estar pasando en un lugar inesperado: un centro de conferencias soleado, frente al mar, en la costa dálmata de Croacia. Mientras en Silicon Valley corren detrás del próximo ChatGPT y los fondos se reparten entre todo tipo de proyectos —desde apps de citas con IA hasta fondos automatizados—, un grupo chico pero influyente de neurocientíficos e investigadores trabaja en silencio en algo mucho más básico: entender cómo funciona la inteligencia.

El frenesí del capital riesgo alrededor de la inteligencia artificial armó una paradoja difícil de ignorar. Cientos de startups reciben plata para crear productos basados en modelos que ya existen, pero casi nadie presta atención, y mucho menos financiala i, nvestigación de base. Esa que podría abrir la puerta a una nueva generación de sistemas realmente inteligentes. El auge actual de la IA, apoyado sobre redes neuronales enormes y montañas de datos, tal vez ya llegó a su techo. Aun así, los inversores siguen apostando por mejoras mínimas.

Pero en Split, Croacia, se empezó a dar otra charla. Una que podría cambiar no solo cómo desarrollamos la inteligencia artificial, sino también cómo entendemos la inteligencia. Las mentes más brillantes del mundo se reunieron en esa ciudad para lo que uno de los asistentes describió como "NeurIPS cruzado con Burning Man". No fue una conferencia académica como las demás. Durante cuatro días de mayo de 2025, la sexta Conferencia Internacional sobre Matemáticas de Neurociencia e IA juntó a un grupo extraordinario de investigadores, emprendedores y curiosos que se animan a enfrentar algunas de las preguntas más densas de esta época: ¿Cómo pensamos? ¿Cómo aprenden las máquinas? ¿Y qué pasa cuando ambas cosas se cruzan?

La historia de esta conferencia arrancó con una idea simple, aunque ambiciosa, que nació hace seis años, en plena pandemia. El Dr. Ruairidh McLennan Battleday, investigador postdoctoral del Centro de Ciencias del Cerebro de Harvard y del Centro de Cerebros, Mentes y Máquinas del MIT, sentía una frustración que lo desvelaba: lo que veía como un vacío clave en la neurociencia. "No existen teorías verdaderamente generales sobre cómo aprende y funciona el cerebro humano", explica. "En muchas otras ciencias, incluida la bioquímica, el camino para descubrir estas teorías unificadoras constituyó en incorporar matemáticas más sofisticadas", señala.

Lo que empezó como una reunión entre Battleday, sus colegas —el profesor Dan Nicolau Jr., el Dr. James Whittington— y una docena de amigos, se volvió un foro internacional de peso. Hoy muestra, según los organizadores, "el mejor programa de la década para una conferencia sobre neurociencia e IA". Este año, entre los invitados estuvieron el profesor Juergen Schmidhuber —considerado el padre de la IA moderna— y el profesor Jay McClelland, uno de los pioneros de las redes neuronales artificiales.

Las matemáticas de la mente

El perfil matemático que tuvo la conferencia mostró algo que cada vez se acepta más: la neurociencia, con apenas un siglo de historia, necesita marcos teóricos más sólidos. A diferencia de la física, que ya tiene teorías unificadas como la relatividad o la mecánica cuántica, la neurociencia todavía es, en gran parte, una ciencia descriptiva. "Aún estamos intentando descifrar las reglas básicas", dice Battleday. "Pero si aprendemos más sobre el cerebro humano, nos comprenderemos mejor a nosotros mismos, obtendremos pistas sobre cómo tratar las enfermedades neurológicas y podremos desarrollar máquinas e inteligencia artificial mucho mejores", agrega.

Ese cruce entre disciplinas se notó en todo el programa. Hubo siete charlas principales a cargo de figuras de renombre internacional, que cubrieron desde neurociencia teórica hasta usos concretos de la IA. Además, treinta presentaciones y doscientos pósteres recorrieron temas como biocomputación y ciencia cognitiva. Todo en un ambiente que, según varios asistentes, fue "intelectualmente riquísimo".

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Dos de los precursores de las redes neuronales artificiales juntos: los profesores Jay McClelland, el profesor de Psicología en Stanford, y Juergen Schmidhuber, líder de IA en KAUST y director del Instituto Suizo de IA. Observado atentamente por los moderadores de la conferencia, el Dr. Ruairidh McLennan Battleday (Harvard/MIT) y el Dr. James Whittington (Stanford/Oxford) - https://www.neuromonster.org/.

 

La charla del profesor Jürgen Schmidhuber, ante un auditorio lleno, fue un ejemplo claro de esa mezcla entre teoría y práctica. Aunque él mismo desarrolló varios de los componentes algorítmicos clave de la inteligencia artificial moderna en los años noventa, advirtió que todavía no contamos con los medios físicos necesarios para que esos sistemas puedan aprender del mundo real y desenvolverse bien en él.

El borde humano

Tal vez la charla más inspiradora fue la del profesor Jay McClelland, de Stanford y DeepMind, que lanzó una pregunta incómoda: "¿Son las personas aún más inteligentes que las máquinas?". Su respuesta fue un sí, aunque con matices. Reconoció los avances enormes de la inteligencia artificial, pero sostuvo que el cerebro humano usa "un algoritmo más eficiente y creativo que sigue una lógica diferente y mejor".

Esa mirada desafía la idea, cada vez más instalada, de que los sistemas de IA ya se acercan —o incluso superan— a la inteligencia humana en todo. Lo que plantea McClelland es que la verdadera diferencia no está en la potencia bruta, sino en cómo se procesa la información y aparece la creatividad.

Las consecuencias de esto van mucho más allá del laboratorio. Si McClelland tiene razón, el desarrollo futuro de la IA no va a depender solo de modelos más grandes o montañas de datos. También va a necesitar otro tipo de caminos, más cercanos a cómo funciona la mente humana. Y eso podría cambiar todo: desde cómo las tecnológicas deciden sus inversiones hasta cómo las escuelas preparan a los chicos para convivir con la inteligencia artificial.

Más allá de la torre de marfil

Uno de los puntos más interesantes de la conferencia en Split fue cómo combinó el rigor académico con una mirada práctica urgente. Erwann Le Lannou, de XTX Markets —el principal patrocinador del evento—, se sumó a Battleday para pensar juntos sobre el giro que está tomando la investigación: cada vez más enfocada en las startups y en el sector privado. Ese cambio modifica de raíz cómo se investiga y se financia la neurociencia y la inteligencia artificial.

La presencia de líderes de empresas junto a académicos armó una dinámica distinta. Mientras las universidades suelen encargarse de la investigación básica, las compañías vienen empujando los límites de lo que se puede hacer con esos conocimientos. Ese cruce se sintió en el aire, en un ambiente que un asistente definió así: "un ambiente de talento excepcional y relajado, que permite a las personas hablar libremente entre sí y con las mentes brillantes que atraemos".

Pero más allá de las charlas formales, hubo otro ingrediente que valió oro: las conversaciones espontáneas. Los organizadores lo dejaron claro: "los debates presenciales son una parte clave de la conferencia; ahí es donde se proponen y debaten las ideas realmente radicales". En las plazas romanas del centro histórico de Split, entre cenas y caminatas por la costa adriática, los participantes compartieron el tipo de diálogo informal que siempre alimentó los descubrimientos más grandes.

Captura de pantalla del 24/07/2025 a las 17/12/16
Un brindis por el equipo. Un trabajo muy duro de un grupo donde todos son voluntarios (sin experiencia previa ...)https://www.neuromonster.org/.

 

Un brindis por el equipo. El resultado de un laburo enorme hecho por un grupo de voluntarios —sin experiencia previa en organización de eventos— que, además, son investigadores académicos.

Lo que está en juego al entender

La fecha del evento no podría haber sido más pertinente. Como dice Battleday: "Ahora mismo, con la IA, parece que estamos al borde de algo grandioso o desastroso". El avance acelerado de estos sistemas —desde los modelos de lenguaje hasta los autos autónomos— abrió oportunidades inéditas, pero también generó preocupaciones de fondo sobre el futuro de la humanidad.

La propuesta interdisciplinaria que impulsa la conferencia de Split aparece como una posible vía para enfrentar ese dilema. Juntar a neurocientíficos, expertos en IA, matemáticos y profesionales de la industria habilita un cruce de ideas que podría llevar a descubrimientos valiosos. Entender cómo funciona la inteligencia humana no es solo un objetivo teórico: puede ser la clave para diseñar sistemas que no solo sean potentes, sino también seguros y útiles.

La Dra. Ida Momennejad, de Microsoft Research, captó ese espíritu cuando dijo: "¡Creo que por fin entiendo a Neuromonster!", aludiendo al apodo simpático que le pusieron a la conferencia. Lo dijo en el Salón de Artes, un espacio donde los expositores mostraron versiones poéticas de su trabajo. Esa mezcla de ciencia, humor y sensibilidad es parte de lo que hace especial a este encuentro.

Pensando en el futuro

Cuando terminó la conferencia, los participantes brindaron por el trabajo colectivo y ya empezaron a planear el encuentro del año que viene, que se hará en Rodas, Grecia. Las preguntas que se pusieron sobre la mesa en Split siguen tan vivas como el primer día. El hecho de que todo el evento haya sido organizado por investigadores activos —sin experiencia previa en producción o logística— muestra hasta qué punto esta comunidad se mueve por pura pasión.

El crecimiento de la conferencia, que pasó de ser una reunión entre amigos a un foro internacional de peso, deja en claro que las fronteras entre la neurociencia y la inteligencia artificial no solo se están borrando: ya no tienen sentido. A medida que los sistemas artificiales se vuelven más complejos y entendemos mejor cómo funciona la inteligencia biológica, la discusión no pasa por quién es más inteligente. Lo importante es cómo podemos combinar ambas formas de inteligencia para enfrentar los desafíos que vienen.

Las charlas que empezaron en las plazas romanas de Split y siguieron en las colinas de Marjan seguramente marquen el rumbo de la investigación, las prioridades de financiamiento y el desarrollo tecnológico durante los próximos años. En un contexto donde el avance de la inteligencia artificial no frena, encuentros como este pueden ser clave para que ese progreso juegue a favor de la humanidad.

Por ahora, los investigadores que pasaron por Croacia ya volvieron a sus laboratorios y oficinas. Se llevaron ideas nuevas y vínculos que nacieron en cuatro días de intercambio intenso. El verdadero impacto de la conferencia no se va a medir en papers ni en presentaciones, sino en lo que pase después. En los avances que puedan surgir de ese cruce entre la curiosidad humana y la capacidad artificial, una mezcla que define como pocas el tiempo que nos toca vivir.

 

*Con información de Forbes US.

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