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Así es Uali, la startup argentina que revoluciona la industria energética en la
Innovacion

Así es Uali, la startup argentina que revoluciona la industria energética en la región y el mundo

Franco Della Vecchia

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La empresa tiene una valuación actual de 13.5 millones de dólares con un crecimiento del 250% desde el año pasado.

26 Agosto de 2022 11.46

Uali nació en 2018 gracias a la iniciativa y talento de dos emprendedores argentinos, Diego Montesano e Ian Bogado, quienes desarrollaron una propuesta diferencial para el mundo energético que busca anticiparse al futuro para favorecer la toma de decisiones en el cuidado de los activos más preciados de la industria. 

La solución de Uali se da por medio de la utilización de tres tecnologías -robótica, inteligencia artificial e IoT- a través de la cual brinda análisis preventivo y predictivo con el fin ayudar a la industria energética en su transición hacia un futuro sustentable.

La startup Uali acaba de recibir una inversión pre Serie A de 1,6 millones de dólares de parte de un fondo de inversión inglés, Globant -quien vuelve a invertir en la compañía- e inversores privados. La compañía, con sede en la Argentina, UK y España, anunció que la inversión será destinada a crecimiento interno y ampliación de mercados.

La compañía cuenta actualmente con más de 30 colaboradores y este ingreso de capital les permitirá duplicar su staff para el año próximo. Además, comenzará a brindar servicios en plazas como Bolivia, Perú, México y EEUU. “Uali es una startup con un potencial de crecimiento exponencial que ha triplicado su valuación inicial en un contexto donde las startups caen vertiginosamente o desaparecen", dice Ian Bogado.

UALI
 

"Esto se da porque brindamos una solución pionera en el sector energético, una industria de alto valor y que hace grandes inversiones en su futuro y en la transformación del core de su negocio”, completado el cofundador. Entre 2019 y 2020 desembarcaron en España y el Reino Unido, en este último de la mano de un proyecto de energía renovable con aerogeneradores para el más importante hub aeroespacial del país inglés. Hoy, entre sus principales clientes figuran las principales empresas de energía global como Shell, Total, Pan American Energy, Repsol y Pluspetrol, entre otras. 

En una conversación con Forbes Argentina, el CEO Ian Bogado y la CTO de la compañía, Amelia Bálsamo, hablaron sobre los comienzos de Uali, las soluciones que ofrecen a la industria energética y los próximos pasos de la startup en América Latina y el mundo.

¿Cómo y cuándo nació Uali? 

Nosotros empezamos con Uali tratando de vender drones. Nos dimos cuenta que vendíamos un montón de drones pero era un dolor de cabeza. Había que poner más inversión para soporte y responder consultas que para vender. No era sustentable en el tiempo,  al menos que sea el Apple de los drones. Entendimos que vender no era la mejor idea, sino dar un servicio completo.
 

Cuando pensaron en servicio y cambiaron ese enfoque. ¿automáticamente pensaron en la industria energética? 

Lo que sucedió fue que veíamos que habían muchas soluciones y gente con drones en el Agro, pero también teníamos el feedback de que el Agro se maneja mucho con precios por hectárea. Era muy competitivo la verdad. Entonces pensamos que íbamos a meternos en algo donde está poblado. Nos propusimos meternos en una industria donde en Argentina no está tan explotada, porque es una industria muy cerrada. Y eso venía desde el petróleo.

Averiguando nos dimos cuenta que se manejaban otros presupuestos, había necesidades muy marcadas. Primero empezamos con petróleo y gas y ahora también estamos en renovables. Es la primera medida de porque estamos haciendo lo que hacemos  en esa industria.

La solución de Uali se basa en tres pilares: la robótica, inteligencia artificial e internet de las cosas. ¿Cómo se implementa cada una de estas tecnologías en el servicio? 

Lo de los robots suena futurista, la realidad es que el dron es un robot. Los hay aéreos, acuáticos y terrestres. Nuestra flota es 100 % aérea. Pero son otros dos tipos de robot de los que pretendemos trabajar en el futuro, los acuáticos y terrestres, porque tienen otros puntos de aplicación. Sobre esos drones montamos sensores que pueden ser cámaras, sensores de partículas, distintos equipos que colectan la información.

Después entra la segunda parte, que es la inteligencia artificial. ¿Que hago con todos estos datos que me traje? Lo de tomar imágenes aéreas es algo que esta industria en algún punto ya lo venían haciendo. Pero la propuesta de Uali es tomar las imágenes que nosotros generamos en el campo volando con los drones y procesarla con la inteligencia artificial. De esa forma, se agiliza este proceso para que la persona que analiza las imágenes reciba la data ya digerida y pueda tomar acción más rápido sobre esa información. En lugar de mirar las mil imágenes que recolectamos en cuarenta minutos de vuelo, darle a esa persona directamente diez que son las que tienen algo que ver y que reportar y sobre las cuales accionar.

 ¿Y el Internet de las Cosas? 

Es el medio por el que va la información. Internet de las cosas es cualquier cosa conectada a internet. En este caso, la “cosa” es el dron que está tomando las imágenes y me las envía por internet a la nube para que yo las procese con inteligencia artificial. Hay una última parte, sobre todo el internet de las cosas, que sería la parte de telecomunicaciones y de internet con las redes móviles, por ejemplo 4G y 5G. Nosotros desarrollamos una cuarta pata que es  “plataforma web”. Sobre la misma volcamos todos los resultados para que el cliente pueda acceder rápidamente a ellos. Es decir, no le entregamos un PDF con un reporte, como se hacía antes.

Si tuvieran que mencionar algunos de los problemas históricos de la industria energética que permite solucionar su tecnología, ¿cuál o cuáles serían? 

Yo creo que hay dos casos que son muy entendibles para la sociedad: una simple fuga de gas o de petróleo. Las extensiones donde están cada uno de los pozos recorren kilómetros de distancia, las cuales se controlan con recorredores. Son personas que van mirando pozos desde una camioneta. Hay que pensar que estos pozos no están en las ciudades, se trata de activos que están en lugares muy difíciles a nivel clima. Generalmente están en el desierto, en medio del mar o bosque. Entonces la logística es un tema, al igual que los costos y la gente. El dron, como va por el aire, corta a nivel operativo muchas dificultades.

La industria de la energía, a diferencia de otras industrias, para seguir creciendo su producción tiene que seguir aumentando las instalaciones. Con el tiempo, el mundo va a necesitar el doble de energía, por lo tanto el doble de las instalaciones y de las personas. En promedio, una persona puede ver entre 30-50 pozos por día. Solo YPF tiene más de 15.000 en lugares de Santa cruz, Salta, Neuquén, Tierra del Fuego, Chubut. Entonces es muy difícil tener el control sustentable.

YPF
YPF

La última inversión que recibieron va a estar destinada al crecimiento interno y ampliación de mercados. ¿A dónde apuntan?

En julio empezamos a operar en Bolivia, que no lo teníamos pensado. Estratégicamente pensamos en Brasil, Inglaterra y ver en qué otro país de Latinoamérica podemos tocar base. Las pro y contra de esta industria son que, si le gustás, es muy fácil que te recomienden geográficamente en su lugar.  

¿Por qué Inglaterra y por qué Brasil?

 Inglaterra más que nada porque hay un boom. Es uno de los líderes que lleva la energía renovable. Encontramos allí un mercado muy a la medida para nosotros. Brasil porque es un desafío muy complicado donde tenemos el mismo desafío de ver si podemos replicar en mar lo que hacemos en tierra. 

 ¿Cómo fue el desembarco en España y en el Reino Unido?  

Lo de España fue más porque sabíamos que si lo podíamos hacer acá en Vaca Muerta lo podíamos replicar en cualquier lugar. En España fuimos aprendiendo con el tiempo. En cambio, en Inglaterra fuimos más acompañados con la embajada de Buenos Aires y con distintos departamentos de Inglaterra. Todo lo que es anglosajón es muy directo. Todo lo que es hispano le da vuelta a las cosas. Es un choque cultural interesante y una prueba de aprendizaje.

En el último año tuvieron un crecimiento del 250 %, ¿cuáles fueron las claves para lograrlo? 

El crecimiento se dio terminando la fase piloto. Ahora nos encontramos en un estadío de escalar. Antes hacíamos 10 pozos y ahora 100, con un mayor lapso de tiempo; más rutinario. Estamos en la transición de escalar con otros clientes, en otras áreas geográficas. 

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