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El rol de la programación en la era de la IA

Eduardo Mangarelli Decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad ORT Uruguay

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La programación no desaparece ni se vuelve irrelevante, sino que se transforma. El profesional de tecnología del presente y del futuro inmediato es quien sabe articular el qué y el porqué, no solo el cómo.

19 Noviembre de 2025 10.10

Han transcurrido tres años desde que los sistemas de inteligencia artificial generativa se incorporaron al debate público y a la práctica profesional cotidiana. En este período asistimos a una redefinición de cómo concebimos el trabajo de programación y las competencias profesionales en la era digital.

Esta transformación plantea un dilema trascendente: ¿qué significa programar cuando sistemas de IA pueden generar código funcional en segundos? ¿Cuál es el valor diferencial del programador humano en un contexto donde la escritura automatizada de código se vuelve cada vez más sofisticada? La pregunta cobra especial relevancia hoy debido a la velocidad con la que estas herramientas se integran en los procesos productivos y redefinen las responsabilidades técnicas.

Los avances en estos sistemas han sido contundentes. La capacidad de comprensión de instrucciones se ha refinado, el diálogo se ha tornado más natural y la tasa de error ha disminuido de manera sustancial. Más relevante aún: estos sistemas han desarrollado habilidades de planificación y resolución de problemas complejos que requieren minutos u horas de ejecución continua.

Construir tecnología implica comprender qué necesitan los usuarios, diseñar sistemas que funcionen de manera confiable, garantizar la seguridad de la información, gestionar proyectos, comunicarse con distintas áreas de la organización y evaluar la calidad de lo construido.

En este marco, la programación no desaparece ni se vuelve irrelevante, sino que se transforma. El profesional de tecnología del presente y del futuro inmediato es quien sabe articular el qué y el porqué, no solo el cómo. Es quien comprende el contexto, anticipa problemas, diseña pensando en el largo plazo y ejerce juicio crítico sobre las soluciones que los sistemas de IA proponen.

Si las herramientas de IA generativa pueden escribir código con creciente competencia, el valor del experto humano se desplaza hacia otras competencias: verificar que el código generado realmente resuelva el problema correcto, evaluar su eficiencia y seguridad, integrarlo coherentemente en sistemas existentes y anticipar cómo evolucionará en el tiempo. La capacidad de formular el problema correctamente, de traducir necesidades de negocio en soluciones técnicas, de comprender las implicaciones de distintas decisiones son competencias que se vuelven más valiosas, no menos, en un entorno donde la ejecución mecánica se automatiza.

Las herramientas de IA generativa generan una oportunidad de impacto en productividad y calidad, y permiten que los profesionales se enfoquen en aquellas tareas en las cuales generan mayor valor. Sin embargo, capturar esta oportunidad requiere conocimiento detallado de cómo funcionan estas herramientas, en qué escenarios son efectivas y cuáles son sus limitaciones. También demanda adaptar los procesos de trabajo incorporando, por ejemplo, nuevas etapas de revisión del código generado automáticamente.

Esto implica que los profesionales de la tecnología necesitan incorporar como parte de sus competencias el conocimiento de cómo utilizar y de cómo integrar estas herramientas en el proceso de desarrollo. No se trata de una habilidad opcional, sino de una competencia central para mantenerse relevantes en la industria.

En definitiva, la era de la IA no elimina la programación: la redefine. El profesional de tecnología deja de ser quien escribe línea por línea cada instrucción para convertirse en quien diseña, verifica y toma decisiones estratégicas sobre sistemas cada vez más complejos, proyectando un futuro en el que se combinan criterio, diseño y supervisión experta para dirigir sistemas cada vez más autónomos con resultados más confiables y sostenibles. 

Los profesionales que prosperen serán aquellos que comprendan que programar en la era de la IA significa combinar el dominio técnico con la capacidad de trabajar eficazmente junto a sistemas automatizados, ejerciendo siempre el juicio crítico que distingue una solución robusta de una que simplemente funciona.

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