Forbes Argentina
1 Julio de 2025 12.10

Redacción Forbes

Perú, el destino ideal para tus negocios

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Reunirse en territorio peruano es empezar un viaje que no termina al final del evento. Desde salones frente al Pacífico hasta almuerzos rituales en los Andes, este destino transforma las reuniones en experiencias sensoriales. Aquí, cada encuentro tiene propósito y cada incentivo deja huella.

Todo empieza con el sonido. En Lima, es el golpe lento del mar contra los acantilados de Miraflores. En Arequipa, el viento silba entre los muros blancos de sillar como si llevara siglos recordando algo. En Cusco, son los pasos sobre piedra inca, cada uno con el peso de una civilización. Y en Iquitos, el sonido es un susurro: agua, hojas, aves que nunca viste. Así es como Perú le da la bienvenida a quienes creen que una reunión no tiene por qué oler a aire acondicionado.

El turismo de reuniones, dicen, es un negocio. Pero en Perú se vuelve otra cosa. Un viaje. Una experiencia que no cabe en un cronograma ni en una tabla de Excel.

No es sólo un país. Es un escenario. Un lienzo inmenso donde los negocios encuentran sentido, los equipos se transforman y cada reunión tiene algo de ritual. Perú no compite con otros destinos. Juega en otra liga: la de las experiencias con peso específico, la de la infraestructura moderna en territorios milenarios, la de los incentivos que no se olvidan porque, más que un premio, son una historia que se lleva en la piel.

Y está la conectividad: vuelos diarios desde Buenos AiresSantiagoSão PauloBogotáCiudad de MéxicoMadridÁmsterdamParís, entre otros. Más de 1.600 vuelos nacionales y 1.000 internacionales por semana a Lima garantizan un flujo constante y eficiente.

También está la colaboración público-privada, que articula al sector turismo, las cámaras empresariales, los operadores MICE, los gobiernos regionalesministerios para asegurar estándares internacionales en logística, bioseguridad, sostenibilidad y hospitalidad.

Muchos de los actores del sector trabajan hoy bajo criterios que promueven el uso eficiente de recursos, la protección de ecosistemas frágiles y la integración de comunidades locales en las cadenas de valor del turismo de reuniones.

Perú no es un destino único: es un país-mosaico, donde cada región aporta una forma distinta de reunirse, de celebrar, de decidir. Desde la costa hasta la selva, pasando por la sierra y el altiplano, la diversidad geográfica, cultural y sensorial del país convierte cada encuentro en una experiencia con identidad propia. No importa si el escenario es un desierto que termina en el mar, un convento virreinal o una balsa sobre el Amazonas: en Perú, el espacio y el contexto son parte activa del mensaje.

Lima, el comienzo de todo

Lima, el punto de partida natural, no se esconde: se exhibe. En las terrazas de Miraflores que dan al Pacífico, en los salones insonorizados del Lima Convention Center con capacidad para 10.000 personas simultáneamente, en el corazón financiero de San Isidro donde conviven ejecutivos de tres continentes. La capital peruana es un hub estratégico para la región, con más de 1.000 vuelos internacionales semanales y conexiones directas a 30 destinos del mundo.

Cuenta con más de 24 hoteles de 4 y 5 estrellas, que reúnen 10.000 habitaciones de alto nivelmás de 30.000 m² para eventos. Están todos: MeliáHiltonJW MarriottSwissotelWestin, y muchos más. No se trata solo de lujo, sino de sofisticación logística: salas divisibles, traducción simultánea, conectividad 5G y servicios de concierge corporativo.

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Museo Mali, Lima

Pero también están los otros lugares. La Huaca Pucllana, con su pirámide iluminada al atardecer, ofrece cenas que combinan arqueología y cocina de autor. El Museo de Arte de Lima, el Museo Pedro de Osma o el Gran Teatro Nacional se convierten en escenarios únicos para cócteles de bienvenida, encuentros culturales y lanzamientos de alto impacto.

Cocinar un ceviche con un chef galardonado, caminar entre las galerías del Museo Pedro de Osma o asistir a un espectáculo de caballos de paso en Mamacona, son solo algunas de las actividades que acompañan el itinerario de quienes llegan no solo a trabajar, sino a vivir intensamente cada jornada.

De Paracas a Arequipa: donde el desierto abraza el mar y la piedra blanca guarda secretos

A menos de 4 horas por tierra desde la capital, Paracas se presenta como la joya del desierto costero. El dato es contundente: 7 hoteles de lujo con más de 800 habitaciones4.000 m² de espacios para eventos, todos frente al mar. Pero es el entorno lo que redefine el concepto de incentivo: paseos en catamarán por la Reserva Nacional, excursiones a las Islas Ballestas, circuitos en buggies por las dunas, y sobrevuelos a las Líneas de Nasca que rompen con cualquier rutina empresarial.

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Actividades en el desierto

En lugar de salones cerrados, dunas infinitas. En lugar de coffee breaks tradicionales, catas de pisco bajo cielos anaranjados. En lugar de traslados en bus, travesías en buggy a través del desierto que termina, de golpe, en el mar.

¿Una bodega con salas de reuniones entre viñedos? Claro. En Viñas Queirolo, los grupos pueden cerrar acuerdos entre barricas y luego brindar con pisco recién destilado. Todo con clima templado todo el año, mínima de 15 °C y máxima de 26 °C. Cero estrés climático.

La Ciudad Blanca no se queda atrás. Arequipa, con su centro histórico declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, es un destino donde el pasado colonial y la eficiencia corporativa se toman de la mano.  

El sillar blanco de sus casonas coloniales no sólo captura la luz de la sierra con una delicadeza sin igual: también aloja espacios diseñados para congresos internacionales, foros académicos y reuniones empresariales que buscan valor simbólico. 13 hoteles de 4 y 5 estrellas, más de 500 habitaciones de alta gama, y 31.000 m² para eventos la convierten en una sede robusta para congresos, encuentros académicos y eventos híbridos.

El Centro de Convenciones Cerro Juli ofrece 100.000 m² de espacio, incluyendo pabellones techados de más de 2.000 m², jardines y áreas al aire libre. Pero hay más: el Monasterio de Santa Catalina, con más de 3.400 m² habilitados, o el patio principal de los Claustros de la Compañía, son alternativas tan memorables como funcionales.

Y si se trata de gastronomía, Arequipa pone la vara alta: sus picanterías, sus platos con influencia afroandina y su reconocimiento como uno de los polos culinarios emergentes de la región suman al estímulo.

Cusco y el Valle Sagrado: cuando lo ancestral y lo estratégico se fusionan

Cusco es otra dimensión. Capital del Imperio Inca, ciudad que respira pasado y, sin embargo, tiene todo para el presente: 33 hoteles de 4 y 5 estrellas, más de 2.700 habitaciones, y más de 4.000 m² de salones equipados para cualquier tipo de evento.Todos con tecnología de vanguardia, arquitectura ancestral y propuestas sostenibles. Las actividades grupales pueden ir desde cabalgatas entre terrazas incas hasta cenas bajo las estrellas o picnics gourmet entre ruinas.

Es que Cusco no necesita wifi para impresionar. Un almuerzo corporativo en el Qorikancha, una presentación estratégica en el Centro de Convenciones Municipal (con 8 salas y un salón de 645 m²), o una ceremonia simbólica en la laguna Piuray son experiencias que mezclan lo espiritual, lo sensorial y lo productivo.

Si hay un lugar donde el tiempo y el espacio se curvan, ese es Cusco, una ciudad que encierra un poder simbólico que pocos lugares del planeta poseen. Reunirse para luego emprender un viaje en tren hacia Machu Picchu, transforma los eventos en travesías iniciáticas.

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Machu Picchu

Y está el Valle Sagrado. Entre Urubamba, Pisac y Ollantaytambo, hoteles como Tambo del InkaSol y LunaInkaterra Hacienda UrubambaSonesta Yucay ofrecen propuestas ecológicas, exclusivas, sostenibles. Hay trenes como el Belmond Hiram Bingham que cruzan los Andes con bar, cena gourmet y música en vivo, rumbo a Machu Picchu

Uno puede asistir a un congreso por la mañana y, al atardecer, estar compartiendo una ofrenda a la Pachamama en el Valle Sagrado, con música andina y productos orgánicos.

Iquitos: donde no hay caminos, pero sí travesías que transforman

Finalmente, Iquitos, única ciudad del continente sin acceso terrestre. Se llega por aire o por río. Allí, el turismo vivencial se convierte en la joya de los viajes de incentivo: cruceros de lujo por el Amazonas, visitas a comunidades indígenasexpediciones en kayak, caminatas nocturnas y encuentros con una naturaleza que te observa. Los barcos como Delfin I y II o el Aria Amazon cuentan con suites ejecutivas, salas de reuniones móviles, chefs de prestigio internacional y guías naturalistas multilingües.

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Fundo Mamacona, Lima

Incrustada en el corazón del Amazonas, aquí las decisiones estratégicas se toman en un entorno donde el silencio no es vacío, sino selva.

La tecnología acompaña: internet satelital, proyectores portátiles, sistemas de audio integrados. Y sin embargo, lo esencial es otro: la inmersión. Participar de una ceremonia de bienvenida asháninka o compartir una comida con productos amazónicos, como el paiche, el camu camu o la yuca brava, redefine el concepto de incentivo.

Gastronomía peruana: el alma secreta de cada reunión

En Perú no se come. Se celebra. Se dialoga. Se teje identidad, equipo, pertenencia.  Perú ha sido elegido durante años como el mejor destino culinario del mundo. Desde los superalimentos andinos hasta la fusión nikkei, criolla y amazónica, cada menú es una carta de identidad. La gastronomía es, sin lugar a dudas, una razón poderosa por la cual empresas y asociaciones deciden venir, quedarse y volver.

Tres mil quinientas variedades de papa. Más de 50 tipos de maíz. Ajíes con nombres que parecen versos: limo, amarillo, rocoto, panca. Superalimentos como la quinua, el sacha inchi, la kañiwa o la maca. El Perú es un laboratorio natural donde la tierra, la altura, el mar y las migraciones dieron lugar a una cocina que no se parece a ninguna otra.

La cocina peruana fue construida desde abajo hacia arriba: de los Andes, la Amazonía y la costa al mundo. Hoy, no es solo tradición: es innovación reconocida globalmente. En 2023, tres restaurantes peruanos —CentralMaidoKjolle— fueron incluidos en el ranking de The World's 50 Best Restaurants, encabezando Latinoamérica. Pero más allá de los rankings, lo que diferencia a la gastronomía local es su capacidad de crear experiencia.

En Lima, por ejemplo, cada evento tiene sabor. Y no uno solo. Las jornadas de trabajo en el Westin o el Hilton terminan en clases de cocina participativa donde los ejecutivos preparan ceviche con leche de tigre, causas limeñas o lomo saltado. En Barranco, los grupos visitan antiguas casonas convertidas en salones de degustación, donde la cocina criolla se fusiona con la cultura afroperuana, japonesa y china.

En el Mercado 28, el formato team building se reescribe: food stations con anticuchos, tiraditos, dulces de convento y jugos exóticos como el camu camu o el aguaymanto. Para cenas de cierre, se puede optar por una terraza sobre el mar o un salón colonial del siglo XVIII, donde cada plato cuenta una historia. Desde la papa huayro hasta la quinoa negra, todo tiene origen, trazabilidad, relato.

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Comida en Laguna Piuray, Cusco

En el Valle Sagrado, la cocina se vuelve ritual. Las reuniones corporativas que se realizan en hoteles como el Tambo del Inka o el Sol y Luna Lodge suelen incorporar experiencias gastronómicas en escenarios naturales: almuerzos orgánicos en terrazas incas, picnics gourmet junto al río Vilcanota, cenas bajo estrellas con cocina a la piedra y música andina.

La pachamanca, cocción ancestral con piedras calientes, se transforma en una ceremonia de agradecimiento. Prepararla en grupo, enterrarla en tierra caliente, esperar el tiempo justo y luego compartirla, genera una dinámica de equipo inolvidable. La comida se convierte así en metáfora del proceso corporativo: estrategia, espera, resultado.

Porque cuando el trabajo se combina con sabor, el resultado es otro. Y en Perú, cada reunión tiene gusto a descubrimiento.

El lujo peruano, y por qué la exclusividad se mide en experiencias que no se repiten

El lujo en Perú no se ostenta: se siente. Está en los detalles invisibles de una cena a la luz de las velas en una hacienda colonial restaurada en el Valle Sagrado, donde el silencio lo rompen apenas las flautas andinas. Está en el recibimiento con flores nativas en un lodge amazónico, a orillas del río más caudaloso del mundo. Está en la textura de una manta de vicuña sobre la cama de una suite con vista al Nevado Salkantay. Y está, también, en la posibilidad de compartir un almuerzo con ingredientes que fueron cosechados esa misma mañana por productores locales, cocinados por chefs premiados en los cinco continentes.

Este lujo no se mide sólo en estrellas. Se mide en la armonía entre tecnología de punta y legado cultural, en la excelencia del servicio y la autenticidad del entorno. Hoteles de cinco estrellas o cruceros boutique, ofrecen experiencias personalizadas para grupos ejecutivos que buscan exclusividad sin artificios. Spa con tratamientos ancestrales, salas de reuniones con obras de arte originales, traslados en trenes de lujo con coctelería de autor y salones privados en sitios arqueológicos: Perú convierte cada instante corporativo en una vivencia irrepetible.

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Crucero por el Amazonas, Loreto

Perú no ofrece solo lugares para reunirse. Ofrece contextos. Escenarios donde cada participante vuelve distinto. Porque una reunión en Cusco es también una conversación con la historia. Un incentivo en Paracas es también una reconciliación con el cuerpo. Un cóctel en Arequipa es también una obra de arte. Y un crucero en el Amazonas es también una forma de recordar por qué hacemos lo que hacemos.

En Perú, los eventos tienen propósito. Los viajes, significado. Y el trabajo, un ritmo propio. 

Más información en https://meetings.peru.travel/es 

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