El siguiente es un ejemplo en un lugar de la Patagonia que puede replicarse en otros puntos del país y que grafica la importancia de la fonoaudiología y cómo repercute en la vida de las personas cuando no hay un profesional cerca.
Este texto corre por las redes. Es un aviso redactado por Giorgio y Laura, papás de una niña de 3 años con diagnóstico de TEA (Trastornos del Espectro Autista) de Santa Cruz, donde la demanda de fonoaudiólogos es enorme y donde las listas de espera son interminables.
“Presentamos la posibilidad económica -menciona el pedido de estos papás- y ofrecemos un local para consultorio y un departamento a aquel profesional que quiera radicarse en la ciudad y trabajar en forma independiente. Ofrecemos ambas cosas en comodato (es un contrato como el de locación, pero sin pagar el alquiler); a fin de que nuestra hija tenga el tratamiento que requiere por lo menos durante esos años. Y poder ayudar a que otros niños tengan también su terapia”.
El anuncio que puede sonar dramático no es más que la cruda realidad de muchos papás de niños con dificultades o pacientes adultos que requieren la atención de un profesional de esta disciplina y no la tienen a mano, algo que, lamentablemente, sucede en todas las provincias argentinas.
Para dar solo algunos ejemplos, en Río Negro, muchos pacientes deben viajar a la vecina provincia de Neuquén para ser atendidos; en Corrientes, hay un profesional por cada 21.733 habitantes; en Entre Ríos hay apenas 320 profesionales con matrícula y en Salta, 380.
La postal de los papás de esta niña patagónica revela que la pandemia aceleró muchos diagnósticos y es por eso que esta disciplina pasó a ser muy requerida. Ante esta situación, entidades profesionales lanzaron una nueva campaña para impulsar que haya más inscriptos en la carrera.
La campaña +Fonos +Salud 2 está organizada por la Asociación Argentina de Logopedia, Foniatría y Audiología (ASALFA), la Federación Argentina de Colegios y Asociaciones de Fonoaudiólogos (FACAF), la Asociación de Fonoaudiólogos de la Ciudad de Buenos Aires (AFOCABA), el Colegio de Fonoaudiólogos de la Provincia de Buenos Aires (COFOBA) y el Servicio de Fonoaudiología del Hospital Universitario Austral.
Niños y adultos
Los profesionales dedicados a esta disciplina abordan diferentes áreas de trabajo. Es una especialidad que puede dedicarse al área dela Audición previniendo, diagnosticando y tratando las dificultades auditivas desde el nacimiento hasta la adultez. Además, tiene un importante abordaje en el área del Lenguaje ya que diagnostica y trata alteraciones de comunicación y lenguaje en niños y adultos a lo largo de todo el ciclo vital.
En el caso de los niños hay que considerar que, aproximadamente, un 15% de los menores de 14 años necesita alguna ayuda, según revela la Dra. Verónica Maggio, directora de la Diplomatura en Trastornos del Lenguaje Infantil de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.
Por su parte, Graciela Gaillard, fonoaudióloga de Planta de la Sección Foniatría del Hospital Pedro de Elizalde, revela que los que trabajan con niños y adolescentes suelen recibir a pacientes con problemas como “no se le entiende cuando habla“, “habla muy poco y solo lo entiende su mamá”, “cuando se pone nervioso se traba para hablar” (Tartamudez/Disfluencia) ó “no pronuncia bien algunas letras” (Trastorno Fonético Fonológico). También pueden trabajar en el área de Voz cuando sufre disfonías funcionales o quiere cambiar su voz, en casos de Identidad de género.
También pueden llegar casos al área de Fonoestomatología cuando tienen problemas en tragar, tardan mucho en comer, rechaza los alimentos o llegan con desórdenes alimentarios. También por Hipoacusias.
Como cuenta Gaillard, actualmente se registra un aumento en las consultas y a más temprana edad. “Es algo multicausal. Por un lado, las campañas de prevención en medios de comunicación y redes sociales, por parte de entidades y profesionales representativos del país; también la sanción de leyes, como es el Programa Nacional de detección temprana y atención de Hipoacusias. Además esto se debe a la expansión o crecimiento del rol fonoaudiológico en los últimos 20 años en Hospitales, Centros de Salud Públicos y Privados en consultorio, sala, Unidad de cuidados intensivos, neonatología y en Gabinetes escolares. Los fonoaudiólogos forman parte de muchos de los equipos interdisciplinarios en los diferentes efectores de Salud”, sentencia.
El impacto de la pandemia
Al ser consultada acerca de las consecuencias de la pandemia, la especialista consideró que “nos obligó a suspender todas la actividades sociales entre ellas las clases escolares presenciales; con la implementación del ASPO (aislamiento social preventivo obligatorio) por más de 8 meses se generó una alteración en las interacciones sociales”, recuerda.
“Los niños y niñas nacidas durante este periodo, o aquellos que, por ser pequeños, aún no habían desarrollado su lenguaje, se vieron afectados, ya que los estímulos lingüísticos que recibieron eran reducidos en variedad como así también la frecuencia de dichas interacciones. Esto se traduce en que, actualmente, tenemos consultas por retrasos del desarrollo del lenguaje”, resume Graciela Gaillard.
En relación a las consecuencias del aislamiento obligatorio, quienes resultaron más perjudicados fueron aquellos niños en tratamientos ambulatorios que vieron interrumpida su consulta presencial; es cierto que, en algunos casos, se hizo a través de teleconsultas pero en los niños con cronicidad se vio afectada la frecuencia al tratamiento. “En la mayoría de los casos pudimos observar una lenificación, involución o detención en su proceso de neurodesarrollo“, resaltó.
En tal sentido, los especialistas aseguran que se ha producido un aumento de la frecuencia de patologías que afectan a la comunicación y al lenguaje infantil y, por consecuencia, una mayor alerta médica a la hora de derivar los niños a consulta.
En cuanto a los adultos,Erica Bogliotti, fonoaudióloga de Planta de la Subsección Neurolingüística del Servicio de Otorrinolaringología y Fonoaudiología del Hospital Italiano de Buenos Aires, revela que muchos mayores llegan a la consulta por trastornos del lenguaje o de la comunicación, afasias o Disartrias; la mayoría Post ACV y también en contexto de deterioros cognitivos, por disartrias en contexto de ELA, parálisis supra nuclear progresiva o Parkinson.
Salida laboral
A la hora de convocar a la gente para que estudie Fonoaudiología, las profesionales mencionan que pueden desarrollar su actividad en hospitales, clínicas o escuelas, públicos o privados y en consultorios particulares. No hay que olvidar que pueden integrar equipos interdisciplinarios y trabajar como docentes e investigadores.
En cuanto a la carrera, la Licenciatura en Fonoaudiología tiene una duración de 5 años. A lo largo de la cursada se estudia el funcionamiento de la audición, el lenguaje, la deglución, la respiración y la voz, sus múltiples y variadas alteraciones hasta cada uno de los procedimientos terapéuticos para su tratamiento.
En cuanto a los lugares donde estudiar hay chances en varios puntos del país. En CABA, en la Universidad de Buenos Aires (UBA); Universidad del Museo Social Argentino (UMSA) y en la Universidad del Salvador (USAL). Pero también se puede estudiar en la provincia de Santa Fe, provincia de Buenos Aires, provincia de Córdoba, Mendoza, Corrientes, Misiones, Formosa, San Luis, Santiago del Estero, Jujuy, Salta, Entre Ríos y Tucumán.
Para aquellos que quieran iniciarse en esta disciplina es bueno dar un ejemplo práctico de cómo pueden ayudar con su labor. Daiana y Nicolás tienen 35 años y son los papás de Tomi, quien sufrió encefalopatía hipoxico-isquémica y estuvo con sonda nasogástrica desde el día en que nació.
Les sugirieron consulta con fonoaudióloga especializada en deglución. Tras los peores pronósticos, finalmente dieron con una especialista. “Gracias a eso, Tomi hoy es un bebé de 15 meses que alcanzó todos los hitos del neurodesarrollo y come, camina, habla y va al jardín”, cuentan agradecidos.
