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Josefina Helguera, de Rapsodia: "Una economía libre es un desafío, pero nos invita a ponernos creativos"

Redacción Forbes

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En el Mujeres Power Summit de Forbes Argentina, la cofundadora de Rapsodia conversó sobre los 25 años de la marca, los aprendizajes de emprender en la Argentina, el equilibrio entre creatividad y negocio y su mensaje para las mujeres que buscan abrirse camino en el mundo empresarial.

19 Septiembre de 2025 08.22

En el marco del Mujeres Power Summit organizado por Forbes Argentina, Josefina Helguera, cofundadora de Rapsodia, compartió su recorrido emprendedor y los aprendizajes que fue cosechando en 25 años al frente de una de las marcas de moda más reconocidas de la región. La creadora repasó los comienzos junto a su socia Sol Acuña, el crecimiento de la firma, los desafíos de emprender en la Argentina y la capacidad de reinventarse frente a las dificultades.

En diálogo con la periodista Lucila Lopardo, Helguera habló sobre el equilibrio entre creatividad y negocio, la experiencia de trabajar en dupla, la expansión internacional de Rapsodia y su visión del futuro de la moda en un contexto global de cambios permanentes. Entre anécdotas y reflexiones, dejó un mensaje inspirador para las mujeres que están construyendo su propio camino: confiar en la intuición, sostener la pasión y aprender de cada obstáculo.

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Josefina Helguera, cofundadora de Rapsodia.

¿Cómo pasaste de crear una marca de cero a lo que hoy es Rapsodia, una marca regional?

La historia de Rapsodia es una historia vivida desde el corazón. Son 25 años desde que empezamos con Sol Acuña, mi socia e íntima amiga, y pasó de todo. Pero si hay algo que se mantiene intacto es el fuego del corazón, la pasión, las ganas, el entusiasmo. Rapsodia arrancó desde esas ganas que teníamos con Sol en 1999, y la moda estaba en blanco y negro, y nosotras teníamos ganas de vestirnos en colores. La gente decía que nos íbamos a fundir, que eso no estaba de moda, pero es un clásico cuando algo no existe, que la gente te ponga palos en la rueda. Pero nosotras teníamos la certeza de que queríamos eso, lo importante es escuchar el latido interno. Le acercamos nuestra idea a Francisco de Narváez, le pareció fascinante y se sumó inmediatamente. Se fue armando un local, desde el primer momento la gente siempre quiso más, y fuimos orgánicamente creciendo, y hay una energía interna que sigue intacta. En cada colección, 25 años son 50 colecciones, nos pasó de todo en el camino, porque acá estamos en un país que te invita a entrenarte, a desafiarte, a una economía que cambia, pero con una historia muy linda y seguimos las dos juntas, disfrutando en las buenas y en las malas. 

¿Qué aprendizajes te quedan después de 25 años de recorrido con Rapsodia?

Hubo varios aprendizajes. Siempre está bueno y bonito, pero la verdad que dificultades tuvimos muchísimas y el aprendizaje muchas veces es que las dificultades son nuestras maestras. Muchas veces uno quiere que esté todo el camino libre y las dificultades te entrenan, te enseñan, es como el flujo de un río que va hacia el mar, de repente aparece una roca pero el río busca su cauce. Aparece una dificultad y está ese desafío, ¿qué voy a hacer yo? ¿Cómo la voy a caminar? ¿Qué voy a poner de mí? ¿Me voy a sentir víctima de la dificultad o voy a ser protagonista de ese cambio que quiero ver? En ese momento no se da cuenta de esas herramientas que van surgiendo, y ahí es donde hay que escuchar esa voz interna. Para mí el mundo interno es tan importante como el externo. Muchas veces el hacia dónde es ese 'gut feeling'. Hay que estar atenta y, no voy a decir que las dificultades sean el aprendizaje, pero son las que te van forjando, formando, en un país tan cambiante como es Argentina. Nosotros tuvimos ahí una anécdota extraña, en un momento en la cresta de la ola, podría decir que hace siete años, llegó un fondo de inversión americano, del que es el dueño de Louis Vuitton. Venía con las mejores prácticas del mundo, estábamos felices, pero la verdad que los fondos de inversión tratan a las compañías como un número, y nosotros somos muy humanos, sobre todo las personas, los equipos, vamos para adelante todos juntos. Y el fondo de inversión, de repente decidió que quería irse al Cono Norte, trajo un diseñador americano, nos invitó a Sol y a mí a retirarnos y de repente nos vimos afuera de nuestra propia compañía, y vimos cómo la compañía se empezó a caer. Son esos momentos en donde la vida te pone en un lugar de qué vas a hacer vos con esto, porque o te podés pelear o podés tomarlo como un aprendizaje. Tres años más tarde volvimos a rescatar a la propia marca, y mirando para atrás digo, hay veces que te tropezás, parece que todo se va a terminar, que está todo mal, pero siempre hay una oportunidad, especialmente en las dificultades. 

¿Y cómo manejas ese equilibrio entre la creatividad y el negocio?

Particularmente yo soy licenciada en marketing, con lo cual mi origen tiene mucho más que ver con lo comercial, y lo que tiene que ver en el doble click de lo sensorial, tiene que ver con estar atenta a las necesidades de las personas. Si es un vestido para una fiesta o un jean, tiene que ser de una buena calidad, de un precio accesible dentro de lo carísimo que está todo, y tiene que ser viable. A mí me gusta mucho estar un poquito en las dos partes, la parte más sensorial, pero también muy bajada a tierra, de que sea en tiempo, en forma y dentro de lo que es la matriz comercial de la compañía. Personalmente, los números me importan un montón, y siempre dentro de lo que es Rapsodia hay un 50% de soft y un 50% de hard, es tan importante una cosa como la otra. 

¿Qué beneficio y qué desafío tiene trabajar con una dupla, con una par? 

Yo puedo contar nuestra experiencia que es puro amor porque nos llevamos muy bien. Lo que pasa es que hay un alto nivel de respeto. Somos amigas, nos acompañamos, hoy por vos, mañana por mí, y así con cada una que va ingresando. Sin embargo, hay una agenda que cumplir por encima de la amistad, que a la hora de cumplir la cumplimos. También está esto de estar muy acompañada para tomar decisiones y siempre hay un espejo. Para colmo somos cebadas las dos, entonces siempre la otra la pone arriba a la otra. Es muy divertido, y siempre prevaleció el respeto, el amor, el acompañarnos. Tuvimos hijos, cada una en el medio, y hay un disfrute enorme al saber que la otra está del otro lado. 

Después de 25 años, ahora estamos en un contexto de fast fashion, apertura de importaciones y cambios constantes. ¿Cómo se paran ustedes frente a eso?

En realidad, yo creo que estamos mejor. Yo tengo 57 años, y Argentina siempre fue un país muy cambiante. Una economía libre es muy dificultosa, pero estamos en un planeta que tiende a globalizarse. Y me parece que una economía libre, ser competitivos, obvio que es un desafío, pero lo que más nos invita es a ponernos creativos. Personalmente, en la historia de Rapsodia, hubo un momento en que algún político cerró las importaciones, tenías teníamos 55 tiendas y no podíamos entrar una prenda en un país sin industria, y ahí nos pusimos a vender individuales de papel. Hoy día, por lo menos tenés la libertad de crear, desafiarte e inventar algo nuevo. Estamos en un planeta en donde todo se está inventando permanentemente y ni te digo las generaciones que vienen abajo, está todo por inventarse, todo por crearse. Porque yo creo que este tiempo también nos invita a centrarnos más, a poder estar en eje y a poder entender que muchas veces tantas cosas que buscamos afuera pueden estar adentro. 

¿Y cómo fue proyectarse internacionalmente? 

Lo internacional fue muy orgánico. Venían personas que querían llevar a Rapsodia a sus países, entonces se fue dando de esa manera. Siempre el plan de crecimiento fue en función de donde hubiera resonancia con lo que nosotros hacíamos. Y empezó a haber resonancia así en distintos países, especialmente Latinoamérica. Estamos en Chile, Uruguay, Paraguay y México. Fuimos a Brasil y a Madrid también, pero no funcionó. Sí nos pasa que cada país tiene sus características: en México no se usa mucho breteles; Chile es un poco más formal, y en Argentina menos. La mujer argentina tiene un espíritu libre, un espíritu creativo, un espíritu explorador curioso. La mujer argentina está súper informada, le gusta explorar. Es diferente al resto de las regiones de Latinoamérica, y eso hace que la creatividad interna de las argentinas genere curiosidad e interés en otros países a donde fuimos yendo. 

¿Qué mensaje les dejarías a otras mujeres que están haciendo su propio recorrido?

Para mí Rapsodia es como una manifestación del orden en el plan interno, porque cuando se ordena adentro, se ordena afuera y puede parecer utópico, pero para mí la vida me fue mostrando eso. Yo después de entender eso, me fui a estudiar, estudié healing, coaching, todo tipo de disciplinas de entender cómo el proceso creativo pasa a través nuestro, pero puede pasar cuando estamos ordenados, cuando estamos en eje, cuando podemos autovalorar esa cosa chiquitita en principio que queremos hacer, porque todos mis pasos comienzan por un paso. Rapsodia fue una idea, en una servilleta, en un bar con Sol. Estar atentos, poder poner interés, intención, corazón, visualización. Me parece que hoy todas esas herramientas están muy a la mano, entonces para mí esa es mi mejor vivencia, experiencia y lo que más me gustaría compartir. 

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