Bandera de largada para la campaña gruesa, donde lideran la soja y el maíz, pero que también incluye girasol y sorgo. La nota destacada este año es el cambio en las decisiones de siembra de los productores a partir del impacto que tienen en la ecuación económica la baja de derechos de exportación.
En la mirada del Gobierno nacional, las retenciones son un mal impuesto, que hay que eliminar más temprano que tarde. Pero en momentos en que la economía aún se está estabilizando tras décadas de crónico déficit fiscal, aplica el célebre "billetera mata galán". Así, el Gobierno ha decidido que la baja de ese gravamen a las exportaciones de los principales cultivos y la carne vacuna y aviar será muy gradual y de manera que no comprometa el superávit fiscal.
En el sector agroindustrial lo saben y acompañan esta decisión, pero cuando de negocios se trata cada cual atiende su juego, de manera que la respuesta de los productores y exportadores se acomoda según las medidas que toma el Gobierno.
Recalculando
Dos datos marcan a fuego la importancia de que las señales de política económica sean claras y, sobre todo, oportunas. Por un lado, el trigo, que sin dudas lidera por lejos entre los cultivos de invierno (cosecha fina), tendrá este año una muy buena cosecha -de no mediar algún factor climático inesperado.
En este punto fue clave que el Gobierno decidiera mantener la baja temporal de las retenciones y lo anunciara justo antes de comenzar la ventana de siembra de trigo y cebada. Aún está por verse los rindes de la campaña, pero los analistas estiman unos 20 Mt (millones de toneladas) de trigo, lo que dejará un margen exportable de entre 11 y 12 Mt.
"Se sembraron unas 400.000 hectáreas más por la baja de los derechos de exportación, esto es un 6,3% de incremento versus la campaña anterior", señala Eugenio Irazuegui, analista de mercados en la comercializadora de granos Zeni, y agrega que para eso "la clave ello fue la previsibilidad".
Desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) mantienen una previsión más conservadora, previendo un área sembrada de 6,9 millones de hectáreas para la campaña, idéntica a la campaña anterior.
"Para la principal zona triguera al sudeste de la provincia de Buenos Aires la decisión del Gobierno llegó a tiempo, pero no tanto para lotes más al norte, que ya hicieron barbecho para otros cultivos", destaca Fernando Nevares, presidente de CREA y productor en la zona de Bragado. Nevares valora que las retenciones se hayan bajado en forma permanente, pero sostiene que en lugar de una declaración y un decreto "sería mejor si se hiciera por ley". Y apunta que "sin retenciones, la cosecha de granos iría al doble, en 10 años llegaríamos a 250 Mt".
"El trigo muestra un 90% de lotes entre muy buenos y excelentes, pero ya se combate contra roya y mancha amarilla", afirma un informe reciente de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Por el otro lado, en cuanto a la campaña gruesa, la entidad apunta que "el maíz temprano ya cubre el 3% del área prevista y se proyectan 15,5 Mt", sólo en la zona núcleo. Estiman que el 95% de los suelos están con reservas adecuadas de agua, lo que augura buenos rendimientos y permiten señalar que, de mantenerse la previsión de producción, sería "la mejor cosecha en 15 años". Para el total país, algunas estimaciones hablan de hasta 57 Mt de maíz, en el mejor de los casos.
Tocando los impuestos
Todo arrancó en enero pasado con una baja temporal del 20% de las retenciones a todos los granos y las carnes, con vigencia hasta el 30 de junio, cuando las alícuotas volverían a los niveles anteriores. Así, el poroto de soja pasó de 33% al 26%, los derivados de 31% al 24,5%, maíz, trigo, cebada y sorgo del 12% al 9,5% y el girasol de 7,5% a 5,5%. Las carnes aviar y vacuna pasaron de 9% a 6,75%.
La medida sirvió para impulsar las exportaciones de granos de la campaña pasada y la liquidación de divisas para aprovechar la baja temporal de los derechos. Esto se vio reflejado en la liquidación de dólares de los exportadores que, en junio, el último mes de vigencia de la baja, liquidaron un 87% más que el mismo mes del año anterior y 21% más que en mayo, según datos de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y el Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC).
Para tener una idea de lo que representa el aporte de divisas del sector agroindustrial, en los primeros ocho meses del año ingresaron vía exportaciones US$ 21.339.455.403, algo así como el 50% de las reservas internacionales brutas que hoy tiene el Banco Central.
El primer giro el Gobierno nacional lo hizo a mediados de mayo, cuando decidió extender la baja temporal de retenciones para trigo y cebada hasta el 31 de marzo de marzo de 2026, justo antes de que comenzara la siembra de la nueva campaña. Fue una respuesta oportuna del Gobierno, que buscó dar señales a los productores que ya empezaban a ponerse nerviosos ante la falta de definiciones.
Algunos analistas sostienen incluso que la medida llegó un poco tarde, dado que las decisiones de siembra se toman varios meses antes, porque hay que preparar los campos con cultivos de servicios, como parte de la rotación, además de hacer las previsiones de compra de semillas nuevas, fertilizantes y agroquímicos y contratación de servicios varios.
El otro punto de inflexión fue el anuncio del presidente Javier Milei en la Exposición Rural de Palermo el 26 de julio pasado, señalando que se mantendría la baja de retenciones al trigo y la cebada en forma permanente, y además se bajaría también para la soja, el maíz y los demás cultivos de la gruesa, y para la carne aviar y vacuna caerían otro escalón, de 6,75% a 5%.
Un mundo complejo
"La baja de los derechos de exportación llegó a tiempo, veremos si alcanza", señala Enrique Erize, presidente de la consultora Nóvitas, especializada en el mercado de granos. El punto clave es que los precios internacionales están bajos hace tiempo. "Ajustados por inflación los precios de los granos están en mínimos históricos", dijo Erize. Aclara que las retenciones a la soja en 26% sigue siendo muy elevada en un escenario de caída de rentabilidad, por lo que "el Gobierno va a tener que tocar las retenciones antes de marzo", pronostica.
Esto en un contexto de precios bajos por buena oferta, en el que Estados Unidos marcha hacia una muy buena cosecha de maíz, estimada en 425 Mt (millones de toneladas) y 117 Mt de soja. "La cosecha de maíz de EE.UU. equivale a nueve cosechas argentinas", señala Eugenio Irazuegui, y agrega que Brasil, líder mundial en producción de soja "lleva 20 campañas consecutivas de incremento en la cosecha de la oleaginosa y este año tendrá un nuevo récord, estimado en 169 Mt de poroto".
En este marco, hay un dato que está alterando los ánimos en el Mercado de Chicago, la referencia mundial en precios y comercialización de los principales granos. Es que China, el mayor importador de poroto de soja del mundo, y que normalmente absorbe más del 56% de las exportaciones de EE.UU., a punto de comenzar la cosecha en ese país, aún no compró "ni una tonelada de soja" de Estados Unidos. El gigante asiático está cerrando contratos básicamente con exportadores de Brasil y Argentina, y en menor medida de Uruguay y Paraguay.
Es un dato clave en medio de la declarada guerra comercial entre EE.UU. y China y un indicador que están siguiendo día a día los analistas del mercado por la sobreoferta de soja americana que buscará nuevos mercados.