Acomodada en un sillón tapizado gris, en el living de su departamento en el centro de Londres, bajo una lámpara de araña enorme, Michele Kang tiene la mente puesta en la serie de PBS sobre refacciones, This Old House. Recién salió de una reunión con arquitectos. Bajó en un ascensor vidriado hasta la sala de conferencias ubicada debajo de su departamento de cinco ambientes en Knightsbridge. Tiene los edificios en la cabeza.

Dice que le gusta el diseño. Lleva puesto un tapado cruzado de Valentino, rojo cardenal, para enfrentar el frío de una tarde de febrero. Pero no tiene paciencia para una temporada larga de televisión. "Solo quiero ver el antes y el después", dice Kang, de 65 años. 

Toda su vida, Kang apuntó al resultado final. Su forma de trabajar, enfocada en los logros, la convirtió en una empresaria tecnológica con un éxito enorme. Ocupa el puesto 28 en la lista de Forbes 2025 de las mujeres selfmade más ricas de Estados Unidos y su patrimonio se estima en US$ 1.200 millones.

Aunque en privado a veces quisiera saltearse el proceso, también es una mujer que, después de recibirse en Economía en la Universidad de Chicago y obtener un MBA en Yale, planificó al detalle los próximos 30 años de su carrera. Decidió que pasaría diez años como consultora para aprender cada aspecto de un negocio. Después, una década como ejecutiva, y finalmente cumpliría su sueño: convertirse en directora ejecutiva.

Tachó esa última meta en 2008, cuando fundó Cognosante, una empresa de tecnología para el sistema de salud, que vendió el año pasado por más de US$ 1.000 millones.

Aun así, Kang nunca pudo anticipar su segunda pasión. Seis años después de que un encuentro casual en un evento en el Capitolio le despertara interés por el fútbol profesional, es dueña de tres equipos destacados: el Washington Spirit de la Liga Nacional de Fútbol Femenino (NWSL), el OL Lyonnais de la liga francesa y las London City Lionesses, que acaban de ascender a la Superliga Femenina de Inglaterra.

Todavía más inesperado, esta Kang de perfil bajo hoy es vista como la cara visible de la inversión en el deporte femenino a nivel global. "No sabía quién era Messi", dice entre risas. "Y ahora, estoy acá".

Kang tomó el control del Spirit en 2022, cuando el equipo estaba valuado en US$ 35 millones. En ese momento, el precio parecía altísimo para un club femenino. En realidad, fue una ganga. Forbes calcula que hoy el club vale US$ 130 millones. Y no es el único de la NWSL que aumentó su valor de manera tan brusca. 

El año pasado, Angel City FC, de Los Ángeles, se vendió por un récord de US$ 250 millones al director ejecutivo de Disney, Bob Iger, y su esposa, Willow Bay. En enero, la liga aprobó a Denver como su decimosexta franquicia por una cuota de expansión de US$ 110 millones. "Michele realmente impulsó el auge de la valoración", asegura la comisionada de la NWSL, Jessica Berman.

La National Women's Soccer League (NWSL) es la máxima división del fútbol profesional femenino en los Estados Unidos.

Otra vez, Kang tiene una meta ambiciosa. Y esta vez espera que su plan no tarde 30 años. Cree que, dentro de poco, los equipos de fútbol femenino se venderán por mil millones de dólares o más. Está dispuesta a gastar lo que sea necesario para que eso pase. Entre la compra de sus tres clubes, la creación de nuevas empresas deportivas centradas en mujeres y una donación de US$ 30 millones a la Federación de Fútbol de Estados Unidos, ya puso en juego al menos US$ 200 millones.

Y no se detuvo ahí. La reunión de febrero con arquitectos giró en torno a su proyecto de construir una sede de entrenamiento en Kent, al sureste de Londres, para las Lionesses. En abril, anunció una nueva donación de US$ 25 millones a US Soccer. Esta vez, entregó la rama sin fines de lucro de su holding, dedicada a investigar la biomecánica de las atletas mujeres.

Al mismo tiempo, Kang y el resto de los dueños enfrentan un desafío grande si quieren acercarse a las valuaciones de los 124 equipos que integran las cuatro ligas deportivas masculinas más importantes de Norteamérica. Todos esos equipos valen, al menos, mil millones de dólares y, desde que Forbes empezó a tasarlos en 1998, aumentaron su valor en promedio un 1800%.

En comparación, las ligas femeninas están todavía en una etapa temprana. Muchos clubes aún no demostraron que pueden generar ingresos importantes. Por ejemplo, aunque el Spirit de Kang ganó el título de la NWSL en 2021 y volvió a disputar la final en 2024, el año pasado solo facturó US$ 15 millones durante la temporada regular. En cambio, el DC United, que también juega de local en el mismo estadio pero compite en la Major League Soccer, recaudó US$ 90 millones en 2024, según Forbes.

Esas preocupaciones, junto con la enorme brecha salarial entre futbolistas hombres y mujeres, la cobertura mediática desigual y, en algunos casos, la discriminación directa, llevaron a ciertos críticos a minimizar el crecimiento reciente del deporte femenino. Para ellos, se trata apenas de una causa social.

Kang no lo cree así.

"Esto no es caridad; no es un proyecto corporativo de DEI", dice. "Mi misión es demostrar que esto es un buen negocio; no solo un negocio, sino un buen negocio".

Kang se muestra como una persona muy reservada y dice que todavía se está acostumbrando a la atención pública que provocó su participación en el deporte profesional. Sentada con un periodista en su casa, se ríe. "¿Me vas a entrevistar durante una hora?", pregunta. "No tengo una historia para una hora".

Pero no confundas su modestia con timidez. "Cuando entra en la sala, domina el ambiente, y eso es difícil, sobre todo en una situación dominada por hombres", afirma el multimillonario y exjugador de la NBA Earvin "Magic" Johnson, que el año pasado se sumó al Spirit como inversor minoritario y socio estratégico. Berman, comisionada de la NWSL, recuerda su primer encuentro con Kang en un desayuno en 2022: "Era la persona más sensata que jamás había visto; me intimidaba un poco".

Desde chica, Kang no tuvo problemas para tomar las riendas. Creció en Corea del Sur, se definía como una marimacha y se negaba a tocar el piano. Prefería hacer deportes. (Años después, cuando algunas de sus amigas estudiaron en Juilliard, bromeó con su madre: "¡Deberías haberme hecho practicar!").

Aunque Kang, cuyo nombre de pila es Yongmee, quería seguir los pasos de su padre y estudiar en Estados Unidos, sus padres no se entusiasmaban con la idea de ver a su hija menor cruzar el Pacífico. Pero ella logró convencerlos de que, en medio de la inestabilidad política de los años 80 que llevó a Corea del Sur de la dictadura a la democracia, era mejor pagarle la universidad que ahorrar para una boda. "Usé una ligera amenaza: 'Si no me dejas ir, ¿quién sabe qué podría pasarme?'", recuerda Kang, ahora divorciada, con una sonrisa cómplice.

Después de recibirse en administración de empresas, se convirtió en socia de Ernst & Young, con especialización en los sectores de alta tecnología y telecomunicaciones. En el año 2000 entró a TRW como jefa de estrategia corporativa para las divisiones no automotrices del conglomerado, que fabricaba armas y naves espaciales. Cuando la empresa fue comprada dos años después por el gigante aeroespacial Northrop Grumman, en una adquisición hostil, encontró una oportunidad. "Me dieron este negocio de TI para la salud que estaba fracasando estrepitosamente", comenta. "Pensaban que si metes la pata, no puedes causar daño".

El momento le jugó a favor. En 2004, el presidente George W. Bush impulsó un programa para garantizar que los estadounidenses accedieran a historiales médicos electrónicos y creó la Red Nacional de Información de Salud para hacerlo posible. Northrop Grumman fue una de las cuatro empresas elegidas para desarrollar la red y recibió un contrato por US$ 68 millones para digitalizar los historiales médicos de los empleados del Departamento de Defensa de EE.UU. Entre 2003 y 2007, Kang triplicó con creces los ingresos de su división.

Con nuevos conocimientos en tecnología para el sistema de salud —un sector que era, y muchos sostienen que sigue siendo, tecnológicamente atrasado—, Kang decidió armar su propio camino. En 2008, desde una oficina arriba de su garaje en Bethesda, Maryland, fundó Cognosante.

Según Kang, nada de lo que hizo Cognosante fue una revolución. Pero notó que, mientras hospitales y farmacias pasaban sus registros en papel al mundo online, aparecían demasiados sistemas que no se entendían entre sí. Usaban distintos formatos para la información de seguros o códigos diferentes para identificar enfermedades. Cognosante, en esencia, conectó esos puntos. Ayudó a médicos y trabajadores del sistema de salud a acceder a notas y resultados de imágenes desde cualquier lugar, con especial foco en mejorar el flujo de datos en las agencias estatales del gobierno.

Esta vez, el timing no la favoreció. A los pocos meses de lanzar Cognosante, la crisis de las hipotecas subprime derrumbó la economía. Con los bancos colapsados, Kang vendió alrededor de US$ 700.000 en acciones de Northrop Grumman para financiar su empresa. "Recibí muchas ofertas para invertir en lo que hacía, y no acepté nada; no porque no lo necesitara, sino porque, si aceptaba su dinero, no podría asumir el riesgo que planeaba", afirma.

Después de superar la crisis financiera, Cognosante sumó agencias federales a su cartera de clientes, entre ellas el Departamento de Salud y Servicios Humanos y los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid. También amplió sus tareas a áreas como ciberseguridad y detección de fraudes en Medicaid. La empresa llegó a un punto en el que, según Kang, había dos caminos posibles: salir a cotizar en bolsa o contratar una nueva conducción. El año pasado eligió venderla a una filial del gigante irlandés de tecnología, Accenture.

"En algún momento, si realmente querés llevar la empresa a otro nivel para competir con las grandes, necesitás otro tipo de líderes", dice Kang. "Incluso cuando empecé, sabía que diez años sería el máximo para dirigir esta organización".

Kang tuvo su oportunidad después de que un escándalo sacudiera al equipo un año más tarde. Tres jugadoras contaron al Washington Post que el entrenador del Spirit, Richie Burke, les gritaba, insultaba y las amenazaba con dejarlas en el banco, tanto en los partidos como en los entrenamientos. Kaiya McCullough, defensora novata, declaró al Post que Burke hacía bromas racistas y que la experiencia la había dejado en modo supervivencia. Se preguntaba si alguna vez volvería a jugar al fútbol.

Burke negó haber hecho algo indebido, pero lo despidieron. Luego, una investigación a nivel de liga reveló acusaciones similares contra entrenadores de otros tres clubes. Las jugadoras del Spirit publicaron una carta abierta en la que le pidieron a Steve Baldwin, ejecutivo tecnológico que en ese momento era director ejecutivo y accionista mayoritario del club, que vendiera el equipo a Kang. 

Las negociaciones se volvieron complicadas. Baldwin, según trascendió, la acusó de organizar un intento de golpe interno. Sin embargo, ella terminó quedándose con el control al superar la oferta del multimillonario inversor en bonos Todd Boehly, que luego cambió de plan y compró los equipos masculino y femenino del Chelsea FC, el gigante del fútbol inglés, por un total de US$ 5.200 millones en mayo de 2022.

El precio de US$ 35 millones que pagó Kang sorprendió a muchos, ya que las acciones de clubes en la NWSL históricamente se habían valuado por debajo de los US$ 5 millones. A pesar del éxito del seleccionado femenino de EE.UU., el fútbol profesional femenino tuvo un recorrido irregular. La Asociación de Fútbol Femenino de EE.UU. (WFS), una iniciativa de US$ 40 millones para aprovechar el entusiasmo que dejó la Copa Mundial Femenina de 1999, arrancó con ocho equipos en 2001 y cerró tras tres temporadas. Según se supo, acumuló pérdidas por US$ 100 millones. Un segundo intento, también llamado WFS, duró lo mismo: de 2009 a 2011.

La NWSL nació en 2013 y mostró más proyección, lo suficiente como para que Kang se sintiera segura al aumentar su participación a un estimado 80% en la operación de 2022, a pesar de que la liga todavía no generaba ganancias. "Veo el valor, y si no empiezo a valorarlo, ¿quién más lo hará por nosotras?", dice. "Pagar 5 o 35 millones de dólares no iba a suponer una gran diferencia".

Los cambios se notaron enseguida. Hubo inversiones en la dirigencia y el cuerpo técnico del Spirit, y el plantel se reforzó con la delantera estrella Trinity Rodman (hija del histórico Dennis Rodman). Cuando Kang se sumó al Spirit, los ingresos anuales del club rondaban los US$ 5 millones; para 2024, esa cifra se había triplicado. La asistencia llegó a casi 14.000 personas por partido, cuando en 2022 era de menos de 6.000.

"No ha dudado en invertir dinero no solo para mejorar el Spirit, sino también para mejorar el deporte femenino, punto", dice Magic Johnson. Cuenta que tuvo la chance de invertir en el Angel City FC de la NWSL, pero Kang lo convenció y terminó apostando por el Spirit. "No parará hasta que esté satisfecha con el futuro del deporte femenino, y ha logrado el objetivo, incluso si ha tenido que hacerlo ella misma".

Más allá de Washington, Kang firmó en mayo de 2023 la compra del 53% del club francés que entonces se conocía como Olympique Lyonnais Féminin. Separó así las operaciones de uno de los mejores equipos femeninos del mundo de las del equipo masculino. Ese mismo año, compró las London City Lionesses y fundó Kynisca Sports International, una estructura con base en Londres para concentrar todas sus inversiones en fútbol. Ahora apunta a sumar un club sudamericano.

Tener varios clubes es algo habitual en el fútbol masculino profesional. El City Football Group, por ejemplo, controla más de una docena de equipos, como el Manchester City y el New York City FC. Pero este modelo, y las ventajas operativas que trae, todavía es nuevo en el fútbol femenino. Al unificar la búsqueda global de talentos y el desarrollo de jugadoras y entrenadores, Kang puede achicar costos en toda su estructura. Además, busca atraer marcas globales como patrocinadores gracias a su presencia en distintos países. Su empresa también desarrolla buenas prácticas en sus instalaciones, mientras ella impulsa la construcción de nuevos centros de entrenamiento para sus tres clubes.

"Michele aparece y empieza a hablar sobre la incidencia de las lesiones de ligamentos durante el ciclo menstrual. Está invirtiendo en investigación sobre el cuerpo femenino y cómo entrenar como mujeres", dice Textor, cuya firma Eagle Football Holdings era dueña del equipo de Lyon —ahora OL Lyonnes— antes de la compra de Kang. Hoy conserva una participación minoritaria. "Definitivamente no es el barco que flota en la marea creciente. Ella es la razón por la que la marea sube".

Ahora, otros también empiezan a mostrar el mismo entusiasmo. La NWSL sumó patrocinadores de peso como AT&T y Google durante el último año. Y en 2023 cerró un contrato clave: acuerdos de derechos de transmisión con CBS, ESPN, Ion y Amazon Prime Video por un total de US$ 240 millones durante cuatro años. Esas cifras multiplican por 60 los ingresos que tenía la liga hasta entonces.

Kang, en el centro de todo, todavía tiene dificultades para procesar lo que logró en apenas cinco años. "Que me refiera a la palabra legado es surrealista", dice. Pero también disfruta del presente y se muestra orgullosa de sus equipos. Trata de estar en la mayoría de los partidos del Spirit. Cuando alguien menciona la derrota en la final de 2024, no le sale otra que reírse: "Ni hablar".

¿El Spirit se tomará revancha y levantará el trofeo en noviembre? "Por supuesto", dice con una sonrisa. "Recordá lo que te digo".

Nota publicada en Forbes US.