Cuatro pilares de la inteligencia emocional para líderes de negocios
Los empresarios dan prioridad a la Inteligencia Emocional sobre la capacidad técnica, y está claro que la capacidad de gestionar y comprender las emociones desempeña un papel crucial en el liderazgo.

Las habilidades técnicas que inicialmente impulsan a los profesionales a subir peldaños en la escala profesional moderna son sólo el principio. Para quienes aspiran a puestos directivos, es fundamental dominar las dimensiones emocionales de la interacción profesional. La inteligencia emocional (EQ), apareció como una habilidad interpersonal crítica, valorada incluso por encima de la destreza técnica en muchos casos. Los empresarios dan prioridad a la Inteligencia Emocional sobre la capacidad técnica, y está claro que la capacidad de gestionar y comprender las emociones desempeña un papel crucial en el liderazgo.

Entender la inteligencia emocional


En esencia, la inteligencia emocional abarca la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las propias emociones, así como de influir en las emociones de los demás a nuestro alrededor. Introducida por John Mayer y Peter Salovey en 1990 y popularizada posteriormente por Daniel Goleman, la Inteligencia Emocional se convirtió en un elemento fundamental del liderazgo eficaz.

Daniel Goleman, autor del libro Inteligencia Emocional, desglosa el concepto de "competencias emocionales" en cuatro competencias básicas. Incluye 1) autoconciencia, 2) autogestión, 3) conciencia social y 4) gestión de las relaciones.

Goleman subrayó su importancia, señalando que, si bien el coeficiente intelectual y las habilidades técnicas son cruciales, la inteligencia emocional es la condición sine qua non del liderazgo.

La investigación subraya el valor de la Inteligencia Emocional, demostrando que las personas con un alto nivel de inteligencia emocional son expertas en mantener la compostura bajo presión, resolver conflictos con eficacia y empatizar con sus colegas, mejorando así la armonía y la productividad general en el lugar de trabajo.

Cómo detectar la falta de inteligencia emocional


Un déficit de inteligencia emocional puede manifestarse como tensión en el lugar de trabajo, falta de comunicación y conflictos sin resolver. Los signos más comunes son

  • Dificultades para gestionar y expresar las emociones.
  • Tendencia a culpar a los demás de los errores.
  • Frecuentes arrebatos emocionales.
  • Estos comportamientos no sólo tensan las relaciones profesionales, sino que también dificultan el éxito del equipo.

Los cuatro pilares de la inteligencia emocional

 


La inteligencia emocional comprende cuatro competencias clave:

 

1. Autoconciencia:
Este aspecto fundamental implica comprender las propias emociones y su impacto en el trabajo y en los demás. La investigación de Tasha Eurich resalta una discrepancia en la autoconciencia, con una mayoría significativa que sobrestima su nivel de autocomprensión (el 95 por ciento de las personas creen que son conscientes de sí mismas, pero sólo entre el 10 y el 15 por ciento lo son en realidad). Aumentar la autoconciencia puede mejorar drásticamente la dinámica de equipo y la eficacia personal.

2. Autogestión:
Crucial para el liderazgo, la autogestión implica controlar las propias emociones, especialmente en escenarios cargados de estrés. Se trata de pasar de una reacción instintiva a una respuesta reflexiva, garantizando que los líderes actúen con intención y positividad.

3. Conciencia social:
Estar en sintonía con las emociones y la dinámica dentro de una organización permite a los líderes practicar la empatía con eficacia. Esta competencia es esencial para comprender y atender las necesidades y preocupaciones de colegas y equipos.

4. Gestión de relaciones:
La capacidad de navegar, influir y resolver positivamente las dinámicas interpersonales es vital. La resolución eficaz de conflictos y el fomento de relaciones sólidas y respetuosas son características de los líderes con una alta Inteligencia Emocional. Las investigaciones de la SHRM muestran que cada conflicto no resuelto puede hacer perder unas ocho horas de tiempo de la empresa en cotilleos y otras actividades improductivas, dañando los recursos y la moral.

Elevar el liderazgo con inteligencia emocional

 

El camino para aprovechar la inteligencia emocional en el liderazgo comienza con la autoevaluación y la comprensión de los propios puntos fuertes emocionales y las áreas de crecimiento. Los líderes pueden mejorar su Inteligencia Emocional participando en prácticas reflexivas como la retroalimentación de 360 grados, que ofrece una visión completa de sus interacciones interpersonales y su impacto.

En la gestión de uno mismo, la clave reside en reconocer los desencadenantes emocionales y desarrollar estrategias para mantener la compostura y la positividad. Mediante prácticas de atención plena o la búsqueda de apoyo externo, los líderes pueden aprender a navegar por su escenario emocional con mayor eficacia.

La escucha activa y el compromiso genuino con las experiencias y perspectivas de los miembros del equipo cultivan la conciencia social y la empatía. Los líderes que sobresalen en este ámbito son vistos con frecuencia como más cercanos y convincentes.

Por último, la gestión de las relaciones en el lugar de trabajo implica una comunicación abierta y sincera y la voluntad de abordar los conflictos de forma constructiva. Los líderes pueden fomentar un entorno de trabajo más inclusivo y productivo dando prioridad al trato respetuoso y a la comprensión.

Conclusión


La inteligencia emocional es más que una palabra de moda en el discurso actual sobre el liderazgo; es una competencia crítica que distingue a los líderes excepcionales. Al desarrollar la Inteligencia Emocional, los líderes pueden mejorar su capacidad para guiar equipos, gestionar el estrés y sortear las complejidades de las relaciones en el lugar de trabajo. A medida que la investigación sigue validando la importancia de la inteligencia emocional, es evidente que los líderes que invierten en el crecimiento de su Inteligencia Emocional prosperarán en el terreno profesional en evolución.

 

Nota publicada por Forbes US