Pablo Wahnon Editor de Innovación
Tres investigadores que profundizaron nuestro conocimiento sobre la regulación del sistema inmunitario recibieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina el lunes. Sus hallazgos podrían conducir a tratamientos para el cáncer, infecciones virales crónicas y diversas enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, la esclerosis múltiple y la diabetes tipo 1.
Los galardonados, Mary E. Brunkow, Fred Ramsdell y Shimon Sakaguchi, realizaron «descubrimientos sobre la tolerancia inmunitaria periférica», según el comité del Premio Nobel . En otras palabras, su trabajo ha ayudado a explicar cómo nuestro cuerpo diferencia lo propio de lo ajeno y lo bueno de lo malo.
El sistema inmunitario humano es notable y preciso. Nos protege en gran medida de invasores virales, bacterianos y fúngicos, pero permite la existencia de microbios comensales en nuestro tracto gastrointestinal. Puede detectar y destruir células tumorales, reduciendo así el riesgo de desarrollar cáncer. Sin embargo, generalmente no ataca a las células no cancerosas. Protege al feto de patógenos durante el embarazo, aunque las células fetales sean diferentes de las maternas.
La exquisita especificidad de estas respuestas depende en gran medida de la capacidad del sistema inmunitario para diferenciar lo propio de lo ajeno y lo bueno de lo malo. De alguna manera, nuestro sistema inmunitario puede distinguir qué microbios son beneficiosos y cuáles deben ser atacados. Puede diferenciar una célula normal de una que ha mutado y podría volverse cancerosa. El sistema inmunitario materno no ataca las células fetales, aunque sean diferentes de todas las células maternas.
Esta paradoja ocupó la mente de varios de los investigadores mas brillantes del campo. En Argentina, el Dr Ricardo Margni, fallecido en 2004, ya tenía una original teoría sobre los anticuerpos asimétricos, que en lugar de atacar son protectores. Si bien su teoría se siguió desarrollando, aún no logró ser parte del mainstream como el caso que ahora es destacado a nivel mundial. La cátedra de Inmunología en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires lleva su nombre.
Los descubrimientos ganadores del Premio Nobel
Sakaguchi, quien realizó su trabajo en la Universidad de Osaka, Japón, dedicó varias décadas a explorar el papel del timo en este proceso. El timo es una pequeña glándula ubicada en el tórax, detrás del esternón. Los linfocitos T, un componente importante del sistema inmunitario, se desplazan hasta esta glándula y maduran allí tras producirse en la médula ósea. Durante este proceso de maduración, los linfocitos T aprenden a diferenciar entre lo bueno y lo malo.
Como parte de su trabajo, Sakaguchi descubrió una nueva clase de linfocitos T: los linfocitos T reguladores . Él y sus colegas demostraron que los ratones que carecían de estas células desarrollaban enfermedades autoinmunes agresivas. Conjeturaron que los linfocitos T reguladores amortiguaban estas respuestas aberrantes.
Brunkow, del Instituto de Biología de Sistemas de Seattle, y Ramsdell, de Sonoma Biotherapeutics de San Francisco, ampliaron este trabajo identificando un gen , Foxp3, que participa en este proceso. Demostraron que las mutaciones en Foxp3 provocan una enfermedad autoinmune en ratones y humanos. Además, Foxp3 es necesario para el desarrollo de linfocitos T reguladores. En otras palabras, nuestro sistema inmunitario depende de Foxp3 para diferenciar correctamente lo propio de lo ajeno.
Las implicaciones de estos descubrimientos quizá no sean obvias, pero son profundas. Al profundizar nuestra comprensión de la tolerancia inmunitaria, Brunkow, Ramsdell, Sakaguchi y sus colegas han abierto la puerta a un sinfín de posibles posibilidades terapéuticas.
La autoimunidad también tiene su rol en la infertilidad, donde la investigadora argentina Gabriela Gutiérrez, además de haber realizado publicaciones científicas al respecto, fundó la empresa Microgénesis que fue incubada entre GridX en Argentina e IndieBio en San Francisco y ya logró embarazos en varios países.
Al igual que el Premio Nobel de 2023, otorgado a Katalin Karikó y Drew Weissman por su trabajo fundamental que condujo al desarrollo de las vacunas de ARNm altamente eficaces contra la COVID-19, el Premio Nobel de Fisiología o Medicina de 2025 reconoce décadas de investigación realizadas por numerosos científicos en instituciones de investigación de todo el mundo. Como suele suceder, Brunkow, Ramsdell y Sakaguchi fueron reconocidos por la investigación fundamental que nos ha proporcionado las bases necesarias para futuros descubrimientos.