Los robots humanoides que practican kickboxing tal vez no estén de acuerdo, pero Bill Gates, el Banco de Inglaterra y el FMI coinciden en que atravesamos una burbuja en torno a la inteligencia artificial. Para agravar esa sensación de alarma, un informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) estima que el 95 % de las inversiones corporativas en IA generativa termina en fracaso.
Bill Gates cree que no se trata de una burbuja tan desastrosa como la tulipomanía del siglo XVII, cuando los inversores en tulipanes fueron arrasados por la primera burbuja especulativa registrada en la historia financiera moderna. Sin embargo, considera que podría ser tan perjudicial como el colapso de las puntocom a fines de los años 2000.
El Comité de Política Financiera del Banco de Inglaterra advierte: "En varios indicadores, las valoraciones del mercado de acciones parecen exageradas, especialmente para las empresas tecnológicas centradas en la inteligencia artificial. Esto, combinado con la creciente concentración en los índices de mercado, deja a los mercados de acciones particularmente expuestos si las expectativas sobre el impacto de la IA se vuelven menos optimistas".
El economista jefe del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, advierte que los mercados están sobrecalentados y que los accionistas enfrentan riesgos. Sin embargo, asegura que es poco probable que un eventual estallido de la burbuja provoque un evento sistémico. El informe del MIT, titulado "The GenAI Divide: State of AI in Business 2025", analizó 300 implementaciones de inteligencia artificial, relevó testimonios de empresas y empleados, y concluyó que la mayoría de los proyectos piloto fracasa en las etapas iniciales.
Mientras tanto, los robots humanoides que practican kickboxing se preparan para su próxima aparición televisiva en Shenzen, China, prevista para diciembre. El primer evento televisado, que se emitió en mayo, dejó en claro que el kickboxing entre humanoides todavía está lejos de consolidarse como deporte televisivo. Sin embargo, la empresa de robótica EngineAI, organizadora del torneo, busca centrarse en el mercado chino y mostrar los últimos avances en IA y robótica. La preocupación por el revuelo alrededor de la inteligencia artificial, en este contexto, parece quedar en segundo plano.
Inflando la burbuja de la IA
El director ejecutivo de Nvidia, Jensen Huang, no cree que exista una burbuja. Y como cabeza de la primera empresa del mundo con una capitalización bursátil de US$ 5 billones, dedicada a fabricar chips para el procesamiento de inteligencia artificial, su postura resulta entendible. Nvidia anunció recientemente un pedido de chips de IA por US$ 500.000 millones y proyecta construir siete supercomputadoras para el gobierno de Estados Unidos.
En diálogo con Bloomberg TV, Huang afirmó: "Estamos usando muchos modelos de IA diferentes; estamos usando muchos servicios y estamos felices de pagar por ello".
El generoso uso del pronombre "nosotros" por parte de Huang no pasa desapercibido. Se estima que más de 1.000 millones de personas interactúan a diario con inteligencia artificial. Entre 50 y 70 millones son estadounidenses, lo que representa aproximadamente entre el 15 y el 20 % de la población del país. Muchos de esos servicios, además, se ofrecen sin costo para el usuario final. ChatGPT fue la app de mayor crecimiento de la historia: alcanzó los 100 millones de usuarios en apenas dos meses, durante 2023.
Los resultados trimestrales recientes de Alphabet, Meta y Microsoft detallaron planes para realizar fuertes inversiones en infraestructura de inteligencia artificial. Google, la empresa matriz de Alphabet, elevó su presupuesto anual de US$ 8.000 millones a US$ 93.000 millones, mientras que Meta anticipó que su gasto podría llegar a los US$ 100.000 millones el próximo año. Por su parte, Microsoft proyectó una inversión cercana a los US$ 140.000 millones en el mismo período.
Se espera un gasto todavía mayor. Según McKinsey, los centros de datos dedicados a la inteligencia artificial requerirán US$ 5,2 billones en inversiones de capital hasta 2030 para poder responder a la demanda de cómputo. No todo ese dinero saldrá del llamado Mag7 —el grupo de gigantes tecnológicos—, sino que se necesitará financiamiento externo, incluida deuda.
Un informe de Morgan Stanley Research proyecta que entre 2025 y 2028, el gasto de capital en infraestructura de IA alcanzará los US$ 2,9 billones. De ese total, US$ 1,5 billones provendrán de capital externo, incluidos US$ 800.000 millones en crédito privado.
Pero el impacto de la inteligencia artificial va más allá de las inversiones. Amazon, por ejemplo, planea despedir a 30.000 empleados corporativos, lo que muestra que la IA no se limita a ser una burbuja especulativa. Los recortes buscan hacer más eficiente la estructura de la empresa, y el director ejecutivo Andy Jassy ya advirtió que, a medida que la IA automatice tareas rutinarias y repetitivas, más puestos de trabajo desaparecerán.
Más allá de la burbuja de la IA
Las cifras millonarias y los pronósticos sobre el futuro corren el riesgo de dejar de lado el impacto que la inteligencia artificial ya tiene en las empresas y cómo se aplica hoy. La tecnología viene ganando terreno en los servicios financieros, especialmente a través de redes blockchain, y también en sectores altamente regulados como el de la gestión de inversiones.
Un ejemplo es Clearwater Analytics, proveedor de tecnología para la gestión de inversiones, que lanzó recientemente CWAN GenAI, una plataforma de inteligencia artificial generativa ya implementada en más de US$ 10 billones en activos institucionales.
A diferencia de otros sistemas que incorporan IA en plataformas heredadas, esta herramienta está completamente integrada a las operaciones de producción. Entre sus resultados más destacados se encuentra una reducción del 90 % en conciliaciones manuales, informes regulatorios que se generan un 80 % más rápido y ciclos de cierre financiero un 50 % más ágiles. La plataforma ya opera con unos 800 agentes de inteligencia artificial creados por los propios clientes y equipos internos.
Sandeep Sahai, director ejecutivo de Clearwater, sostuvo: "Se trata de reinventar fundamentalmente cómo funcionan las operaciones de inversión institucional en tiempo real".
Robocap, una gestora de fondos del Reino Unido, encargó a la firma de investigación independiente Pureprofile entrevistar a 100 inversores profesionales de alto nivel, entre ellos responsables de fondos de pensión, gestores de activos de seguros, oficinas familiares y administradores de patrimonio, que en conjunto manejan US$ 1,183 billones en activos.
Todos los participantes coincidieron en que la robótica y la inteligencia artificial presentan oportunidades de inversión atractivas. Un 32 % de ellos dijo estar completamente de acuerdo con esa afirmación. Este es el tipo de inversores institucionales que no solo financian la expansión de la infraestructura de IA, sino que además siguen apostando por el sector, tanto durante los períodos de euforia como después.
Jonathan Cohen, fundador y CIO de Robocap, afirmó: "Ya hemos visto un enorme crecimiento en los sectores de IA y robótica y, dados los importantes avances en potencia informática, big data y modelos de IA, los inversores habrá una explosión de inversiones en la próxima década".
La inteligencia artificial y la robótica suelen generar titulares llamativos, pero ya forman parte de la vida cotidiana. Cumplen funciones complejas con rapidez y eficiencia, y ocupan un lugar cada vez más relevante en la sociedad. Su capacidad para seguir transformando el mundo y abrir nuevas oportunidades de inversión también se mantiene firme.
Robocap se especializa en acciones de empresas vinculadas a la robótica, automatización e inteligencia artificial. Entre sus clientes hay fondos de pensiones, administradoras de activos de seguros, oficinas familiares y gestores de patrimonio que, en conjunto, manejan US$ 1.183 billones en activos.
Se cree en algunas de las exageraciones sobre la IA
El estudio reveló que todos los inversores profesionales encuestados incrementaron sus asignaciones a inversiones en robótica e inteligencia artificial física. Además, proyectan que esta tendencia continuará. Para los próximos tres años, el 95% de los consultados aseguró que esas asignaciones seguirán en alza, y un 15% anticipó un aumento drástico.
Actualmente, todos enfrentan presiones por parte de sus clientes para destinar más fondos a compañías vinculadas a la inteligencia artificial y la robótica. A su vez, el 90% espera que esa presión crezca aún más en los próximos tres años.
Pese al entusiasmo, muchos no descartan el riesgo de una burbuja en el sector. Casi dos de cada cinco (37%) mostraron una fuerte preocupación ante el riesgo de afirmaciones falsas sobre el verdadero impacto de la inteligencia artificial en las operaciones.
Una de las prácticas que más inquieta es el llamado "lavado de identidad" de la IA. Este fenómeno ocurre cuando las empresas dicen usar inteligencia artificial cuando en realidad operan con algoritmos más simples, exageran la efectividad de sus herramientas frente a técnicas ya existentes o directamente aseguran que sus soluciones están plenamente activas cuando no lo están.
Los inversores institucionales también muestran seriedad frente a otros desafíos vinculados a la inteligencia artificial. El 80% expresó preocupación por la privacidad y la seguridad de los datos, mientras que casi tres de cada cuatro (71%) señalaron inquietud por las vulnerabilidades tecnológicas y la posibilidad de que los sistemas de IA sean hackeados o manipulados.
Para dos tercios de los encuestados, el mayor temor es que los sistemas autónomos tomen decisiones sin intervención humana. Por otro lado, el 61% apuntó al riesgo de pérdida de empleos como una de las principales amenazas, con ejemplos concretos como lo ocurrido en Amazon.
Sin embargo, todas estas preocupaciones quedan por debajo de otra: el impacto que podría tener una regulación excesiva sobre el sector. Un 35% se mostró totalmente de acuerdo con que las normativas del Reino Unido y la Unión Europea son demasiado estrictas, y un 65% coincidió parcialmente. Según afirmaron, esto ha limitado la creatividad y dificultado el desarrollo de nuevas ideas.
En otros mercados, como Estados Unidos y China —con casos llamativos como los robots de kickboxing—, el clima regulatorio es más flexible y favorece el desarrollo de las empresas locales.
Jonathan Cohen ofreció una recomendación: "En un momento en que los países compiten para atraer a las empresas más grandes y exitosas, tiene sentido contar con marcos legales progresistas y es esencial que los formuladores de políticas apoyen a estas empresas creando planes a largo plazo que las ayuden a alcanzar su máximo potencial".
Y agregó: "Una estrategia sólida de inteligencia artificial y robótica se considera fundamental para el éxito, el crecimiento y la rentabilidad de las empresas líderes actuales".
Ese mismo consejo también puede aplicarse tanto a los robots humanoides que practican kickboxing como a los riesgos de una burbuja en el sector de la IA.
Con información de Forbes US.