Cuál es la sustancia que ayudaría a curar el daño nervioso y a los pacientes con parálisis
El compuesto en cuestión es llamado 1938, que actúa activando una enzima, la fosfoinositida 3-cinasa (PI3K), que rige el crecimiento celular, interviene en diversos procesos como la cicatrización de heridas e incluso puede ser secuestrada por las células cancerosas para ayudarlas a crecer.

Los científicos han descubierto una nueva sustancia química que podría ayudar a curar las lesiones nerviosas, según una investigación publicada el miércoles en la revista Nature, que ofrece una esperanza temprana para revertir algún día la parálisis y la pérdida de funcionalidad que pueden derivarse de las lesiones nerviosas.

El compuesto, denominado 1938, se creó después de que científicos del University College de Londres, el Laboratorio de Biología Molecular del Consejo de Investigación Médica de Cambridge (Inglaterra) y el gigante farmacéutico AstraZeneca examinaran miles de moléculas de la biblioteca química de la empresa en busca de aquellas que pudieran activar los mecanismos biológicos clave que controlan las células.

Roger Williams, autor principal del estudio del MRC LMB, afirmó que la sustancia química actúa activando una de las "máquinas moleculares" que controlan el funcionamiento de nuestras células y que son el objetivo de muchos fármacos diferentes.

En concreto, el 1938 actúa activando una enzima, la fosfoinositida 3-cinasa (PI3K), que rige el crecimiento celular, interviene en diversos procesos como la cicatrización de heridas e incluso puede ser secuestrada por las células cancerosas para ayudarlas a crecer.

Según los investigadores, el crecimiento de las células nerviosas aumentó significativamente cuando se añadió 1938 a células nerviosas cultivadas en laboratorio, y las pruebas realizadas en ratas con lesiones nerviosas mostraron una mayor recuperación y el restablecimiento de algunas funciones motoras, lo que sugiere cierto grado de regeneración nerviosa.

Roger Williams, autor principal del estudio del MRC LMB,

Las primeras investigaciones en animales también demostraron que el compuesto protegía contra el daño cardiaco tras acontecimientos traumáticos como un infarto, que suelen dar lugar a la formación de zonas de tejido muerto que pueden causar problemas más adelante, incluso después de que se restablezca el flujo sanguíneo.

James Phillips, profesor de la Facultad de Farmacia de la UCL y autor principal del estudio, afirmó que existe un enorme potencial para los fármacos que puedan "activar la PI3K para acelerar la regeneración nerviosa", ya que “actualmente no existen medicamentos aprobados para regenerar los nervios, que pueden dañarse como consecuencia de lesiones o enfermedades”.

James Phillips, profesor de la Facultad de Farmacia de la UCL 

Qué hay que tener en cuenta

 

Aunque existen medicamentos contra el cáncer que bloquean la vía de la PI3K para impedir el crecimiento tumoral, los investigadores afirmaron que el potencial clínico de este mecanismo no se ha explorado en toda su extensión. Animados por los hallazgos positivos, el equipo afirmó que están trabajando en el desarrollo de nuevas terapias para tratar los daños en los nervios periféricos, como los que se producen en las lesiones graves de manos y brazos.

También están estudiando otras formas en que los fármacos que activan la PI3K podrían tratar otros tipos de daños nerviosos, como los producidos por lesiones de la médula espinal, derrames cerebrales y enfermedades neurodegenerativas. 

Los hallazgos son prometedores, sobre todo para un conjunto de problemas a menudo debilitantes para los que no existen tratamientos aprobados, pero son preliminares y se necesitará mucha investigación para llevarlos a la práctica clínica.

Antecedentes clave

 

Las células nerviosas, a menudo llamadas neuronas, son células especializadas que transportan mensajes por todo el cuerpo. Repartidas como un conjunto de cables eléctricos, permiten que distintas partes del cuerpo se comuniquen y son cruciales para prácticamente todo lo que hace una persona, como moverse, hablar, sentir y pensar. 

A diferencia de muchas otras partes del cuerpo -y de algunos animales, como las salamandras, los peces y las ranas-, no podemos reparar fácilmente las neuronas lesionadas ni regenerar las perdidas. Las lesiones que dañan los nervios, por ejemplo por accidentes de coche, lesiones deportivas o cualquier cosa como un derrame cerebral o un ataque al corazón que restrinja la sangre, pueden ser permanentes y potencialmente devastadoras, aunque la recuperación puede ser posible, al menos parcialmente. La parálisis, la debilidad muscular, el entumecimiento y el dolor son posibles consecuencias de las lesiones nerviosas.

La regeneración es una de las vías que los científicos están estudiando para ayudar a las personas con lesiones nerviosas. 

 

Nota publicada en Forbes US.