Argentina es uno de los países de la región que lidera la presión tributaria, cuando uno lo compara con el mundo está a niveles de países desarrollados y, sin embargo, eso no se transforma en mejores servicios públicos. El país tiene impuestos totalmente distorsivos que impactan en el consumidor final y en la economía toda, con un fuerte sesgo regresivo: pagan más aquellos que menos tienen.

El sistema tributario debe ser utilizado como un eslabón de la política económica a tener en cuenta por todos los candidatos presidenciales en las próximas elecciones. 

Qué sistema tributario necesita la Argentina

En primer lugar, debemos debatir una nueva Ley de coparticipación. La actual es de larga data y no recoge razonablemente los distintos parámetros que debe considerarse a los fines de una adecuada distribución de lo recaudado. Se considera que la Provincia más perjudicada en la actual distribución, es la Provincia de Buenos Aires. Debemos recordar que la reforma de la Constitución Nacional de 1994 exigía una nueva Ley de coparticipación que jamás se discutió por requerir que la anuencia de todas las provincias de nuestro país.

Por otra parte, es necesario diseñar un nuevo sistema tributario que estimule la inversión productiva -principalmente las de largo plazo-, la generación de empleos, las economías regionales y reduzca los impuestos a los consumos. 

Otro aspecto a trabajar es la seguridad jurídica. Los inversores necesitan previsibilidad y por sobre todo reglas claras. los tratados internacionales podrían ser un mecanismo para otorgar mayor seguridad jurídica. 

Argentina posee no sólo impuestos realmente distorsivos sino además otros cuya estructura requiere de una revisión urgente.

Actualmente, el impuesto de ganancia de las empresas se calcula sobre ganancias nominales que no ponen de manifiesto la verdadera capacidad de pago de los tributos que tienen los contribuyentes. Las ganancias reales son muy inferiores a las que constituyen la base del tributo. 

A poco de analizar la alícuota que Argentina aplica (35%) principalmente a las empresas se observa con claridad que nuestro país se encuentra en niveles mucho más elevados de los que tienen los países desarrollados (la alícuota promedio es del 23%).

Otro factor altamente preocupante es la inflación. Desde el punto de vista fiscal, opera como un tributo no legislado que impacta en mayor medida en los sectores de menores recursos y termina pulverizando el salario. Además, la inexistencia de mecanismos para actualizar integralmente las distintas variables que son utilizadas para definir la carga fiscal a afrontar provoca mayor presión tributaria.

Simplificación tributaria

De acuerdo con algunas mediciones recientes, el país cuenta con un total de 165 impuestos, solo 12 impuestos de ese total, son los que aportan el 90% de la recaudación. 

Esto pone de manifiesto la complejidad del sistema tributario argentino y los costos que demanda su adecuado cumplimiento voluntario.

Hay impuestos que se superponen y que atentan con la trazabilidad financiera y económica, beneficiando el pago en efectivo.

Esquema impositivo en el mundo

El sistema tributario de los países desarrollados como puede ser España, Francia, inclusive EEUU, y más cercano a nuestro país como puede ser Uruguay, tienen ventajas que Argentina podría implementar. 

Como lo hemos remarcado, el sistema tributario debiera ser utilizado como un eslabón de la política económica orientado principalmente a atraer capitales productivos y aumentar el empleo. 

Sin lugar a duda en los próximos años Argentina se constituirá en uno de los países target para los inversores extranjeros, por ello es importante que los candidatos trabajen en los aspectos clave, entre ellos, el sistema tributario.

En conclusión, todas las fuerzas políticas de los candidatos presidenciales deberán elaborar una propuesta orientada principalmente a atraer inversiones y en ese contexto es fundamental convocar a empresarios, profesionales y sectores especializados para diseñar el sistema tributario que viabilizara el crecimiento económico que Argentina requiere.

*La columna fue escrita por Alberto Mastandrea, docente de posgrado en la Facultad de Ciencias Económicas – UBA. Socio de Impuestos & Legales en BDO Argentina