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Departamentos con alma de hotel: quién es el desarrollador detrás de los nuevos "edificios boutique" que son furor en Buenos Aires

Eugenia Iglesias

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Brian Melamud, al frente de Grupo Massana Arquitectura, es el impulsor de este nuevo estilo constructivo que propone una visión innovadora a la hora de pensar viviendas. El empresario, que trabaja de la mano de arquitectos como Carlos Ott, anticipa que el futuro del real estate porteño será "cada vez más competitivo".

31 Julio de 2025 13.56

Brian Melamud, fundador y CEO de Grupo Massana Arquitectura, encabeza una desarrolladora que apuesta por un concepto que gana terreno en el real estate porteño: la arquitectura boutique de alta gama. Sus proyectos, realizados en colaboración con estudios de prestigio internacional como el del reconocido arquitecto Carlos Ott, buscan diferenciarse a partir de un enfoque integral de calidad.

Hoy, Grupo Massana está detrás de algunos de los proyectos más innovadores. Bajo el liderazgo de Brian Melamud, el enfoque es claro: no se trata de construir más, sino de construir mejor.  

Entre sus desarrollos más recientes, la firma lanzó una serie de departamentos boutique bajo su marca Live, en las calles de Palermo Soho, Palermo Hollywood y Belgrano. Con cinco proyectos en construcción, también está expandiendo su visión a zonas como Devoto (con un edificio de viviendas en Llavallol 3762) e incluso está incursionando en el mundo de los hoteles (con Live Hollywood Hotel en Juan B. Justo 887).

"En un mercado cada vez más competitivo, apostamos a lo distinto. Creamos valor desde el diseño, construimos con equipos propios y cuidamos cada etapa del proceso, desde la compra del terreno hasta la entrega final. No hacemos edificios en serie: cada proyecto tiene alma propia, y está pensado para quienes valoran la calidad, la ubicación y la arquitectura como una forma de expresión", dice  Brian Melamud en diálogo con Forbes. 

Desarrollo Grupo Massana
Live Belgrano, el desarrollo de Grupo Massana en Teodoro Garcia 2690, Belgrano.

¿Cómo nació Grupo Massana y qué te motivó a involucrarte en el mundo de los desarrollos inmobiliarios? 

Estoy en el rubro inmobiliario desde el 2008, y en el 2010 empecé a comercializar emprendimientos de terceros en pozo. Me di cuenta a lo largo de los años que el producto que recibía el inversor, después de invertir tanto tiempo, tanto esfuerzo y tanta plata en un proyecto para comprar su vivienda, no era el esperado. En el 2015, con tantos inversores que me seguían y confiaban en mí, me puse a desarrollar el primer emprendimiento de la calle Charcas 4470. El inversor buscaba algo diferente. No buscaba una inversión y meterse en un megaproyecto de 10 años, sino algo que tuviera un principio y un final dinámico, sabiendo que iba a recibir un producto mejor al esperado. Eso es una satisfacción importante y por eso me metí en el rubro del desarrollo. 

Ustedes trabajan con arquitectos de renombre como Carlos Ott. ¿Cómo hacen esa elección? ¿Y cómo trabajan en conjunto? 

Los primeros edificios los hice con todos arquitectos locales. Trabajamos con un montón de arquitectos buenos, pero hay pocos que tengan una muñeca de diseño para generar un concepto. Cerca de 2018, intentando contactar a Carlos, que no es una persona fácil de encontrar, después de mil llamados, me atendió. Me junté con él a tomar un café, pero él no hacía edificios chicos. A mí los edificios chicos me dan una tranquilidad de poder empezar y terminar un producto bien, sin bajar la calidad. Pero en realidad lo que yo quería construir era un edificio boutique. Quería generar ese diferencial con la marca, donde la gente se mude y tenga la misma experiencia que entrar a un hotel boutique. A veces caminas por Palermo o Núñez y todos los edificios son medianamente iguales y no es que esté mal, lo respeto, pero yo desarrollo otro tipo de producto. Algo que seguramente le dé, con el paso del tiempo, un valor agregado. 

El primer edificio que hice con Carlos es una esquina en Teodoro García y Moldes. La idea original era que tuviera un local comercial abajo. Carlos no estuvo de acuerdo con eso, en su lugar propuso poner una obra de arte. Costó al principio, porque uno deja de ganar, pero la diferencia está por otro lado. Por ejemplo, ahora en Palermo estamos desarrollando un edificio que no tiene primer piso: generamos una doble altura para que el edificio tenga identidad y presencia motivando el  lujo y categoría. Así, quien entra lo hace a un edificio boutique. Para nosotros boutique significa crear espacios únicos, con un diseño personalizado, atención al detalle y una experiencia de vida que combina el confort de un hogar con el estilo y la exclusividad de un hotel. No es un lugar para vivir, es un estilo de vida. 

Empezamos a ver ese potencial y decidimos buscar arquitectos, no solamente de renombre, sino arquitectos que nos gusten. Buscamos profesionales que atiendan las necesidades que tenemos y nos den la atención que necesitamos. Queremos ese ida y vuelta y poder estar en el diseño también, más allá de que el concepto lo da el arquitecto. Y también tenemos arquitectos locales: trabajamos mucho con Cortiñas, con Abramzon y otros muy reconocidos.

¿Cuál es el perfil del inversor que busca este tipo de productos?

Los inversores van cambiando de acuerdo a la época. Hoy nos encontramos que hay mucho inversor que invierte para tener una rentabilidad. Hay inversores que constantemente vienen, invierten y una vez que venden, vuelven a invertir con nosotros. Y también el inversor que compra su vivienda. 

Brian Melamud y Carlos Ott
Brian Melamud y Carlos Ott.

¿Qué características busca el inversor argentino? ¿Qué garantía busca también de parte del desarrollador? 

El inversor argentino de nuestro nicho -nosotros estamos en el Corredor Norte de Capital Federal principalmente-, busca la calidad del producto. A los clientes les encanta el producto porque todo es bueno: carpintería, grifería, mesadas, electrodomésticos, puertas. Estamos atrás de los detalles. A pesar de que no somos constructora, compramos todos los productos de principio a fin, eligiendo calidad. 

¿Cuáles son las zonas que más ves con mayor potencial? 

Yo soy fanático de Palermo, para mi Palermo no falla. Aún le falta muchísimo por crecer. Nosotros estamos en el rubro hotelero también, y la verdad que el turismo busca Palermo, tanto Hollywood como Soho. Belgrano también es buenísimo, nos ha ido muy bien ahí, pero ahora nos toca tener muchos emprendimientos en Palermo. De hecho, estamos haciendo un hotel grande, de casi 130 habitaciones, en Juan B. Justo y Paraguay. Estamos explorando los formatos de hotelería con el desarrollo de edificios que son apart hotel y se venden las unidades también, en pleno Palermo Soho. El inversor también busca otro tipo de inversiones, no solamente comprar el monoambiente o el dos ambientes, y alquilarlo por alguna plataforma de turismo. Esto es un nuevo proyecto y ha tenido muy buena respuesta.

¿Por qué consideras que sigue siendo un buen negocio meterse en desarrollos? 

Yo siempre fui del ladrillo. Al argentino le gusta el ladrillo. Veo a los inversores que también se meten en la Bolsa, diversifican un montón, pero el ladrillo es el ladrillo. Te da seguridad. 

¿Meterse en pozo sigue siendo un negocio? 

Sí, meterse en pozo sigue siendo un negocio. Los inversores que se meten en pozo con nosotros, aproximadamente en 18 meses están teniendo un 15% de rentabilidad. Para mí un negocio ideal es meterse en pozo y podés vender el departamento a los 18 meses, a los 10 meses, cuando uno quiera lo puede vender, siempre hay inversores. 

¿Cómo ves el futuro del desarrollo inmobiliario en Buenos Aires? 

El futuro de los desarrollos lo veo muy competitivo. Eso también nos motiva para ver qué inventamos para captar a los inversores. A mí me da mucha adrenalina el mercado inmobiliario de Capital Federal, me motiva para desarrollar y competir y me parece que hay que esmerarse y generar confianza con la trayectoria. Lo más importante es estar en el mercado siempre y responder ante cualquier situación: dar la cara siempre y atender el teléfono. 

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