Las supercomputadoras se ponen al hombro la investigación sobre la COVID-19
Todo el planeta se lanzó a probar una infinidad de curas, vacunas, antígenos y respuestas para la COVID-19. La investigación es reforzada por la tecnología de la información y el uso generalizado de inteligencia de datos en varias instancias.

Naturalmente, cuesta procesar la enorme cantidad y complejidad de datos necesarios para hacerle frente a la COVID-19; no se trata del tipo de procesamiento que pueda manejar una PC doméstica o de oficina. Semejante nivel de complejidad necesita una supercomputadora de la categoría llamada Informática de Alto Rendimiento (HPC).

En eso anda el Covid-19 HPC Consortium, una sociedad público-privada lanzada por la Oficina de Políticas de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca, el Departamento de Energía de EE.UU. e IBM para reunir al Gobierno federal de EE.UU., a la industria y a los líderes académicos. Todos los miembros trabajan de manera voluntaria y donan “tiempo de procesamiento” y recursos. Otros miembros del rubro de la tecnología son Amazon Web Services, AMD, BP, Dell Technologies, Google Cloud, Hewlett Packard Enterprise, Microsoft, Nvidia e Intel.

“Muchos de nuestros miembros compiten entre sí, pero el mundo se unió para enfrentar a la COVID-19”, afirmó Darío Gil, director de IBM Research. “Es un placer trabajar con mis colegas de Google, Microsoft, Amazon, HP y muchas otras empresas para aportar lo mejor de nuestras instituciones, trabajar con nuestros colegas de la comunidad académica y con las muchas instituciones que participan, desde el Departamento de Educación y la Fundación Nacional de Ciencias hasta la NASA. Esto es extraordinario. Unir fuerzas fortalecerá nuestras instituciones y sin duda es positivo para la sociedad”.

Cuestión de petaFLOPS

La clave de todo está en la capacidad de petaFLOPS de las supercomputadoras. Esa sigla en inglés significa Operaciones de Coma Flotante por Segundo; un petaFLOPS multiplica esa cifra por 1015 (1.000.000.000.000.000). Una computadora con petaFLOPS se crea al formar una conexión entre una cantidad de computadoras (cada una con sus propios núcleos de procesamiento) y unirlas para que trabajen en paralelo.

Para ponerlo en ejemplos concretos, una PC común usa megaFLOPS, gigaFLOPS y quizás (si su dueño tiene instalados los últimos chips de procesamiento de Intel o AMD), alrededor de un teraFLOPS. Un peta equivale a 1.000 tera. Una supercomputadora con solo ocho petaFLOPS puede hacer un millón de cálculos por segundo por persona; el Consortium ofrece 50 veces esa capacidad. Al peta le siguen el exa, el zetta y el yotta.

En una especie de paradoja con tanta cuarentena y el distanciamiento social, la montaña de datos que está procesando la HPC para encontrarle una cura a la COVID-19 depende de qué tan efectivamente se puedan conectar, reunir, compartir y juntar recursos informáticos y usarlos para colaborar unos con otros.

Los países del G7 están trabajando juntos con el objetivo común de derrotar a la pandemia. Si lo logran, al menos por hora, celebrarán virtualmente.

Autor: Adrian Bridgwater

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