Doble victoria para Milei: sacó al PRO de su zona de confort y lo dejó herido, y refuerza su idea de "poner el último clavo al kirchnerismo"
La buena performance del vocero y ahora legislador Manuel Adorni deja muy bien parado al Gobierno en Capital Federal, un territorio intocable para quien enfrentara al PRO. El oficialismo nacional también festeja que Leandro Santoro no haya ganado, siquiera, con la centro-derecha totalmente desmembrada.

"Le vamos a poner el último clavo al cajón del kirchnerismo", se había envalentonado el presidente Javier Milei tras las recientes elecciones en Salta, Chaco, San Luis y Jujuy. La fuerza política -o alguno de sus referentes- que comandó la expresidenta Cristina Fernández había logrado resultados muy magros en esas provincias, y el mandatario se entusiasmaba con esos números.

Todavía está por verse si esa idea de Milei es posible, pero lo cierto es que con la elección legislativa de ayer en la Ciudad de Buenos Aires también comenzó lo que dentro del Gobierno se entiende como un retroceso definitivo del PRO, justamente el enemigo elegido por el oficialismo nacional en estas elecciones.

Desde que asumió, La Libertad Avanza (LLA) siempre tuvo claro que no habría posibilidad de acuerdo, más allá de que el aporte de votos que arrastraba Mauricio Macri había sido clave para que Javier Milei llegara a la presidencia. El poder ahora era de dolor violeta y no había chance de acuerdos. Quienes se quisieran acercar al Gobierno debían hacerlo desde adentro; es decir, subirse al barco libertario.

Un claro ejemplo de esto fue Patricia Bullrich -que pasó de candidata de Macri a ministra de Milei en apenas semanas- y la lista seguramente comenzará a crecer fuerte a raíz de los resultados del domingo.

Esto continuará así, incluso, pese a que al Gobierno le faltará mucho consenso dentro del Congreso para aprobar leyes que considera leyes fundamentales. Podrán haber acuerdos puntuales para ciertos casos, pero no acuerdos macro.

Macri pierde ahora su gran bastión, donde no caía en ninguna elección, de ningún tipo, en casi dos décadas. La Libertad Avanza le arrebató al PRO -más allá de que se trate de una elección legislativa- el poder absoluto en un territorio que dominó por años.

 

LLA pasará ahora a tener 11 bancas en la Legislatura porteña, contra las ocho con las que contará hasta que se produzca el recambio.

Ese solo efecto ya vale oro para el Gobierno porque logra posicionarse como el gran referente de la centro-derecha, un papel que hasta ahora debían compartir con el PRO. Y este escenario es el que se pretende replicar a nivel nacional.

Pero además hay otro eje del que se toma el Gobierno para festejar. Leandro Santoro, que era el representante del peronismo, bajo el paraguas de Ahora Buenos Aires, no pudo subirse al tren ganador.

La expectativa que había en algunos sectores -sobre todo el peronismo, claro- era que al estar buena parte de la derecha desarmada, esta sí era una buena chance para tomar una posición más fuerte en Capital Federal, un objetivo totalmente esquivo desde hace años.

Esto no ocurrió y para el Gobierno es otra de las victorias que suma en el fin de semana. Es otra figura que, entienden desde el oficialismo, permiten jugar con la imagen del "último clavo al cajón del kirchnerismo".

Los datos oficiales muestran que Adorni se quedó con algo más del 30% de los votos y que Santoro superó el 27%. Del lado del PRO, el panorama es de debacle: apenas un 16% y solo cinco bancas en la Legislatura.

Con esto, el Gobierno logra además ratificar algunas de las variables que maneja en su gestión. Una de ellas, por ejemplo, son las formas. Criticadas en muchos casos, evidentemente al electorado en general no es algo que le preocupa.

La segunda es el rumbo económico. Pese al ajuste que se impuso desde el comienzo de la gestión, las variables que se presentan son más que suficientes para sumar votos.

Lo que viene ahora serán las elecciones legislativas nacionales de octubre. Esta elección sin dudas le permite conocer con mayor exactitud cuál es el camino que le conviene tomar si es que quiere sumar fuerzas en el Congreso, un activo que no es menor y que también se puede tomar como otro de los puntos que ganó el oficialismo.