La familia Duhau es una de las más tradicionales de la producción agropecuaria argentina, sociedad que hoy se inscribe como Administración Enrique Duhau SA Agrícola y Ganadera (AED). Enrique Urbano Duhau es su presidente, miembro de la cuarta generación que se encuentra al frente de la compañía y contó parte de esa historia con visión de presente y futuro al participar del cierre del Forbes Agro Summit.
El fundador de la empresa fue su bisabuelo Urbano Duhau que vino de Francia y que junto a su esposa Candelaria Fouillerac comenzaron con la actividad agrícola en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires. Viuda muy joven, con 8 hijos, la mujer se puso al frente de una empresa muy endeudada que sobrevivió a la crisis de 1890 que tuvo alcance mundial, poniendo a toda la familia a trabajar hasta que llegaron los años de progreso fenomenales.
Hoy en día AED es parte del Grupo Duhau, grupo agrícola que opera más de 130.000 hectáreas en las zonas Oeste y sur de la Provincia de Buenos Aires, provincia de Santa Fe, Santiago del Estero y Chaco, conducida con la participación de cinco hermanos en distintos roles, y una quinta generación que hace 15 años ya forma parte del directorio.
"Lo más importante es tener una actitud pro familia. Las diferencias siempre surgen pero querer seguir juntos es importante", explicó Enrique Duhau en una charla con con Alex Milberg, Publisher & Director General de Forbes Argentina. "Una empresa cuyo gran secreto fue mantenernos unidos, con escala y volumen pudimos comprar y vender mejor, con acceso a mejores recursos humanos, y nos permite mantener la escala y diversificarnos", definió.
La familia Duhau fue objeto de un caso de estudio de la universidad de Harvard, y en la actualidad sigue siendo uno de los 10 grupos agropecuarios más grandes de la Argentina
Quizás como parte de la esencia familiar que le permitió a la empresa atravesar las más variadas crisis económicas y políticas de todo el Siglo XX y lo que va de este, el presidente de AED admitió que profesa un "optimismo que no es racional, sino una actitud, aún en gobiernos que se sabía que iban a ser desastrosos. La solución es la libertad de poder producir, de poder crear y la libertad se basa en el optimismo, en la actitud proactiva".
"La rentabilidad importa mucho menos a cambio de mantener un rumbo. Como empresarios es una enorme frustración hacer plata cuando el país se empobrece y ahora tenemos la oportunidad de ir para adelante", aseguró el empresario agropecuario. En esa línea fustigó los gobiernos que "impusieron un sistema con economía cerrada, hiperprotegida, con el cual es muy difícil exportar y al que los empresarios argentinos se adaptaron a las reglas. Una economía cerrada es sinónimo de pobreza, los países no crecen, y eso solo es posible en un mercado abierto".
En ese contexto, es que no duda en expresar su respaldo a la actual gestión de gobierno: el presidente Javier "Milei genera una tremenda esperanza, ha sido maravilloso como cambió la forma de pensar de los argentinos y hacer pensar que el Estado, los altos impuestos, la batalla cultural es el problema. Ahora hay que ver los resultados, porque lo que falta es muchísimo, la transformación va a durar cinco años y hay que mantener ese cambio".
En ese camino aún por recorrer, el agro tiene un gran futuro por las necesidades de alimentación de la población mundial y el rol privilegiado que puede asumir la Argentina, que la puedan convertir en un país desarrollado con desregulación, apertura de la economía, baja de impuesto y convicción de ponerse a competir.