Forbes Argentina
Abel Avellan
Millonarios

Quién es el venezolano que compite con Elon Musk para conectar tu teléfono desde el espacio

Alex Knapp

Share

Con satélites equipados con antenas gigantes y el respaldo de empresas como AT&T y Vodafone, Abel Avellan lidera AST SpaceMobile con una ambición clara: ofrecer conexión directa a celulares en zonas remotas y transformar el acceso a internet en regiones desatendidas, desafiando el dominio de los grandes jugadores del espacio.

25 Mayo de 2025 15.30

En septiembre pasado, una multitud de espectadores experimentados se reunió en Cabo Cañaveral, Florida, para ver despegar el cohete Falcon 9 de SpaceX por 373.ª vez. Pero esta vez no llevaba otro satélite Starlink de Elon Musk para sumarse a los más de 7100 que ya orbitan la Tierra. En su lugar, cargaba cinco satélites de AST SpaceMobile, un competidor menor de Starlink, al que SpaceX calificó como una "acción meme" en sus presentaciones ante el gobierno federal. Cada uno tenía una antena de 65 metros cuadrados que se desplegaría en órbita. Ese movimiento fue el primer paso hacia la creación de una red con la que AST sueña superar a la empresa que se burla de ella.

El tamaño de esas antenas, y el de la versión más grande de 225 metros cuadrados que las va a reemplazar, es clave para el plan del director ejecutivo y fundador, Abel Avellan: conquistar un nuevo mercado con internet satelital que llegue directo a tu celular. A diferencia de SpaceX, que usa miles de satélites para conectar casas, negocios, autos (e incluso la Casa Blanca) a internet, las antenas gigantes de AST prometen cobertura global con solo 90 satélites. La empresa proyecta lanzar 60 antes de que termine 2026.

El objetivo es mantener los celulares conectados cuando están fuera del alcance de una torre. Se podrían hacer llamadas incluso mientras hacés senderismo en una zona remota o desde un barco a kilómetros de la costa. Hasta hace poco, eso exigía teléfonos satelitales caros con hardware especial. "Nuestra visión es brindar conectividad sin inconvenientes dondequiera que se encuentren las personas", dice Avellan, de 54 años.

Ese no es el negocio principal de Starlink. Sus ingresos, que suman US$ 12.300 millones, provienen sobre todo de ofrecer internet a estaciones base fijas conectadas a hogares y empresas, no a celulares. Tampoco es la apuesta del Proyecto Kuiper, de Jeff Bezos, un competidor directo de Starlink, que lanzó los primeros 27 de los más de 3200 satélites planificados a fines de abril. Sin embargo, Starlink no deja del todo de lado la telefonía. Hoy prueba un servicio beta con T-Mobile que permite a los usuarios mandar mensajes de texto desde sus celulares a través de Starlink cuando no tienen cobertura. Eso le da una ventaja inicial sobre AST. Además, ya tiene miles de satélites, frente a los cinco de AST, y la posición de Musk como aliado dentro de la administración Trump podría jugar un papel clave en un sector tan regulado como el de las telecomunicaciones.

Portada digital_Jamel Toppin para Forbes_v3

 

La impresionante valoración de Starlink, de US$ 350.000 millones, deja muy atrás la capitalización bursátil de AST, que tiene su sede en Midland, Texas, y salió a la bolsa en abril de 2021 a través de una empresa de adquisición con propósito especial. AST vale unos US$ 8700 millones.

Igual, AST tiene una chance en el nuevo negocio de los planes de telefonía celular satelital, que podría dejar márgenes importantes. La gran oportunidad no está en ofrecer conectividad sin red a europeos o norteamericanos, sino en llevar internet a los más de 2600 millones de personas —sobre todo en países en desarrollo— que tienen dificultades para conectarse. La mayoría no puede pagar Starlink. Una estación base básica cuesta desde US$ 350 y el servicio de wifi para el hogar ronda los US$ 80 por mes.

El precio de AST todavía es, en gran parte, teórico. Sin embargo, la empresa espera poder ofrecerlo por solo unos pocos dólares más al mes en la factura del celular. Es una propuesta tentadora.

En lo que respecta a la banda ancha, "la opción más económica y eficiente es a través del teléfono", afirma Avellan. Evitar por completo la construcción de nuevas torres de telefonía celular también podría representar un ahorro importante para las empresas del sector, si logran ofrecer internet satelital en zonas donde todavía no tiene sentido hacer esa inversión.

Deutsche Bank —que no invierte en AST— estima que los ingresos de la compañía podrían superar los US$ 370 millones en 2026, cuando su servicio comercial ya esté en marcha, y alcanzar los US$ 5000 millones en 2030, con una inversión de capital mucho menor a la que necesitará Starlink para seguir lanzando miles de satélites.

El mayor obstáculo para ambas empresas está en la física básica de la comunicación satelital: hace falta una línea de visión directa entre el satélite y el celular para tener señal. Starlink, el Proyecto Kuiper y varias compañías chinas planean resolver eso llenando el cielo con miles de satélites pequeños y baratos en órbita terrestre baja, que intercambian señales entre ellos para sostener conexiones estables con las antenas en tierra. La antena del celular es mucho más chica, lo que complica conseguir suficiente ancho de banda para algo más que mandar mensajes de texto.

Pero los satélites de AST tienen antenas al menos 50 veces más grandes que las de Starlink. Se trata de una proeza de ingeniería compleja: las antenas, que tienen solo unos centímetros de grosor, se ensamblan en salas blancas para poder ser empaquetadas de forma segura en los satélites antes del lanzamiento, y luego se despliegan con cuidado en órbita. El proceso es mucho más complicado que el de un satélite de Starlink. Cada unidad de AST cuesta cerca de US$ 21 millones, frente a los US$ 1,2 millones que cuesta fabricar uno de Starlink. Pero la diferencia se nota: permiten una verdadera conexión de banda ancha.

Los cinco satélites de AST ya hicieron videollamadas exitosas con celulares que usan redes de Verizon, Vodafone, Rakuten y AT&T. Además, tienen una vida útil más larga: necesitan recambio cada 10 años, contra los cinco a siete de los Starlink.

Las grandes antenas de AST hacen más fácil establecer conexiones de banda ancha con celulares, señala John Baras, profesor de ingeniería aeroespacial en la Universidad de Maryland, porque cubren un área mucho más amplia y están pensadas para enviar señal a dispositivos en movimiento. Según él, Starlink enfrenta un desafío mayor para adaptar su sistema a los teléfonos, porque fue diseñado para ofrecer internet a estaciones fijas en tierra, no a celulares que se mueven. "Starlink va a tener problemas", señala. SpaceX no respondió al pedido de comentarios.

Elon Musk Space X
La impresionante valoración de Starlink, de US$ 350.000 millones, deja muy atrás la capitalización bursátil de AST, que tiene su sede en Midland, Texas, y salió a la bolsa en abril de 2021.

JR Wilson, vicepresidente de torres y roaming de AT&T —uno de los principales inversores de AST— compara la competencia tecnológica entre Starlink y AST con la pelea del video hogareño en los años 80. "Beta salió primero, pero no tenía algunas de las mismas cualidades que el VHS", explicó, al recordar el formato de Sony que, aunque ofrecía mejor calidad de imagen, fracasó por su alto precio y sus tiempos de grabación más cortos.

AT&T planea empezar a ofrecer conectividad satelital a través del servicio de AST cuando la empresa tenga más satélites en órbita el año próximo.

AST tiene acuerdos con decenas de otras empresas de telecomunicaciones en todo el mundo, entre ellas Vodafone, Rakuten y Verizon —todas inversoras—, lo que le da acceso potencial a unos 3000 millones de suscriptores. Aliarse con compañías grandes del sector ofrece varias ventajas, sostiene Mike Crawford, analista de B. Riley Securities, con sede en Los Ángeles. Al mantenerse fuera del negocio del internet satelital para el hogar —que domina Starlink—, AST no necesita invertir en atraer suscriptores ni construir infraestructura terrestre costosa: sus socios ya lo hicieron. También evita competir de forma directa con los gigantes tradicionales del rubro.

Avellan conoce de cerca el negocio. Nació en Venezuela, estudió ingeniería y arrancó su carrera en la sueca Ericsson, un peso pesado de las telecomunicaciones. Fundó su primera empresa, Emerging Markets Communications, "con US$ 50.000 y su esposa embarazada", según cuenta, en el año 2000. El objetivo era brindar servicios de comunicación satelital a África y Medio Oriente, además de a cruceros y barcos de carga. En 2016 vendió la compañía a Global Eagle —una firma de satélites— por US$ 550 millones y usó parte de ese dinero para fundar AST un año más tarde.

Después del lanzamiento de su primer satélite de prueba en 2019, AST recaudó US$ 110 millones de Vodafone, Rakuten, AT&T y fondos de capital de riesgo como Shift Ventures, con sede en Londres. En 2021, salió a la bolsa a través de una SPAC respaldada por la firma de capital privado New Providence, lo que le permitió sumar otros US$ 462 millones. Desde entonces, el valor de sus acciones más que se duplicó, y eso convirtió a Avellan —que posee cerca del 25% de la empresa— en dueño de una participación valuada en unos US$ 2100 millones.

En marzo, AST y Vodafone anunciaron su intención de crear una empresa conjunta para ofrecer la conectividad satelital de AST a operadoras móviles en Europa y África.

Está claro que la empresa de Musk ve a AST como una amenaza. SpaceX ya presentó una demanda ante la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) por distintos asuntos regulatorios: acceso al espectro, desechos espaciales y obstrucción de las observaciones astronómicas.

Esas presentaciones ante la FCC también explican por qué SpaceX despreció a AST como una "acción meme". Y no le falta razón: si bien las acciones de AST subieron un 172% desde su debut en bolsa, desde mayo pasado se dispararon más de 1000% en su punto más alto. La compañía todavía no genera ingresos que justifiquen su valuación multimillonaria. En 2024, AST invirtió US$ 300 millones, pero solo facturó cerca de US$ 4 millones, todos provenientes de un contrato con la Agencia de Defensa Espacial para construir infraestructura de comunicaciones satelitales militares.

Como toda acción meme, tiene un grupo de seguidores fieles online. La comunidad de inversores de AST en Reddit ya supera los 30.000 suscriptores activos. Cuando la empresa invitó a sus inversores minoristas al lanzamiento de sus satélites en septiembre, se acercaron casi 1000 personas.

"La gente está entusiasmada con la posibilidad de tener banda ancha, sin importar dónde vivas o trabajes", dice Avellan sobre la atención que reciben. "¿Si al mismo tiempo pueden ganar plata invirtiendo y siguiendo lo que hacemos? ¡Mejor aún!", remarca.

 

Nota publicada por Forbes US.

10