La plataforma X, propiedad de Elon Musk y antes conocida como Twitter, recibió una multa de US$ 140 millones por parte de la Unión Europea. Los reguladores acusaron a la red social de implementar un diseño "engañoso" que permite a los usuarios ocultar sus identidades, llevar adelante prácticas publicitarias dudosas y aplicar políticas que, según señalaron, "socavan los derechos de los usuarios y evaden la rendición de cuentas".
La multa impuesta el viernes convirtió a X en la primera empresa sancionada bajo la nueva Ley de Servicios Digitales de la Unión Europea. Se trata de una regulación que estableció un marco para exigir responsabilidad a las plataformas online, controlar el contenido y garantizar la transparencia.
La administración de Donald Trump cuestionó con dureza esta ley. Sostuvo que busca limitar la libertad de expresión y, semanas atrás, advirtió que cualquier país que adopte normativas similares será señalado en el informe anual de derechos humanos que elabora el Departamento de Estado.
La sanción contra X se interpreta, en gran medida, como una muestra de la determinación de la Unión Europea para regular a las empresas de Internet con sede en Estados Unidos, a pesar de las críticas del gobierno de Trump.
Elon Musk, que aún puede apelar el fallo, no se pronunció directamente sobre la multa. Sin embargo, retuiteó una publicación del abogado Preston Byrne, en la que promociona una propuesta de "ley de protección contra la censura extranjera", conocida como Ley GRANITE. Según Byrne, esta normativa permitiría a X demandar a la Comisión Europea ante un tribunal federal en Estados Unidos por una suma tres veces superior al monto de la multa, además de obtener una medida cautelar contra las órdenes del organismo europeo.
¿Por qué la Unión Europea multó a X?
La Comisión Europea explicó en un comunicado que la sanción responde a una serie de políticas de X que, según el organismo, violan la Ley de Servicios Digitales. Cuestionó especialmente el sistema de verificación de cuentas, las prácticas publicitarias y la negativa de la empresa a permitir el acceso de investigadores a los datos públicos de la plataforma.
Antes de que Elon Musk comprara la red social, las cuentas verificadas —como las de celebridades o políticos— llevaban una marca azul que confirmaba su autenticidad. Tras el cambio de dueños, esa insignia quedó disponible para cualquier usuario que pague una tarifa mensual. Para la Comisión Europea, esta modificación complica la identificación de cuentas reales y facilita la difusión de contenido engañoso. Calificaron la política como "engañosa" y advirtieron que expone a los usuarios a estafas, fraudes y otras formas de manipulación por parte de actores maliciosos.
Además, el organismo denunció que las políticas publicitarias de X incumplen con las obligaciones de transparencia y accesibilidad exigidas por la ley, lo que, en sus palabras, permitió que "campañas de amenazas híbridas, operaciones de información coordinadas y anuncios falsos" se difundieran sin control.
También señalaron que la empresa obstaculizó el acceso independiente de investigadores a los datos públicos de la plataforma, una exigencia central de la normativa europea. Según la Comisión, esto impide evaluar distintos riesgos sistémicos para la región.