La política de cuasi congelamiento tarifario durante el invierno tuvo su impacto en el mes de junio, donde el porcentaje cobertura del Estado nacional sobre las boletas de luz y gas creció fuertemente, hasta en los hogares de mayores ingresos.
Según el último reporte del IIEP (UBA-Conicet), el promedio de hogares argentinos apenas cubre el 47% del precio de las tarifas de luz y el 43% en gas, cuando previo a la llegada del frío estos números rondaban el 55% en ambos casos.
En los sectores de bajos ingresos, se pasó de una cobertura del 30% a un 23% en luz y 19% en gas. Es decir, que el gobierno subsidia alrededor del 80% de la tarifa de los sectores más vulnerables.
Por el lado de la clase media (usuarios N3), pasaron de pagar el 45% de las tarifas energéticas al 35% en luz y 24% en gas. Pero lo que más sorprende es que la mayor caída se da en el segmento de mayor poder adquisitivo (usuarios N1) que antes cubrían el 100% da la tarifa de luz y el 86% en gas natural.
Ahora, en cambio, reciben un subsidio del 25% en electricidad y del 28% en gas. Lo que demuestra que no se trató de una decisión distributiva, sino anti inflacionaria. Algo que, en parte, colaboró para alcanzar el 1,5% en el IPC de mayo.
El fenómeno se explica, principalmente, por un encarecimiento de los precios de la energía, un fenómeno típico de cada invierno cuando se incrementa la remuneración al gas local como estímulo a una mayor producción, comienzan las importaciones de GNL que triplican los valores de Vaca Muerta y hay una mayor compra de gasoil para atender al parque termoeléctrico.
Por ejemplo, en gas, el precio mayorista denominado PIST (Punto de Ingreso al Sistema de Transporte), pasó de 3,54 a 4 dólares el millón de BTU y se calcula que promediaría los 4,3 dólares durante todo el invierno según la consultora Economía & Energía.
A esta cuenta se llega por el fuerte componente de importación de GNL que incluso superaría al del año pasado con 750 millones de dólares tras la compra de unos 29 barcos a un precio algo superior al 2024. A su vez, se importará gas de Bolivia y de Chile debido a que no se terminaron las obras en la reversión del Gasoducto Norte y la región del NOA tiene que recurrir a otras opciones.
En electricidad, en tanto, se pasó de unos 60.000 pesos el MW/h a un precio mayorista de 85.200 pesos. Es decir, un incremento del 23% en gas y del 42% en luz, números muy por encima de los aumentos tarifarios habilitados que estuvieron en torno al 2,5% mensual.
De este modo, el peso del pago de energía sobre los salarios cayó un 0,3% en cada segmento. Aun así, el Palacio de Hacienda sigue mostrando buenos números en términos fiscales con una merma del gasto en este componente del 70% en términos reales en lo que va del año comparado contra el 2024.
El principal problema llegará el año que viene, cuando las metas con el FMI son mucho más duras y habrá que ajustar tuercas tanto en materia tarifaria como a nivel combustibles, un sector que viene acumulando un atraso impositivo que equivale a 2.500 millones de dólares al año en ingresos no recaudados.