José María Fanelli: "El problema número uno de la Argentina es la asignación de los recursos, no la equidad"
El profesor de la Universidad de San Andrés sostiene que el Estado provee bienes públicos de baja calidad y que los mercados no funcionan bien en la Argentina. Por qué no se incorporaría al Gobierno de Alberto Fernández.

José María Fanelli, doctor en Economía egresado de la Universidad de Buenos Aires y profesor de la Universidad de San Andrés, es uno de los macroeconomistas más destacados de la Argentina. En diálogo exclusivo con Forbes Argentina, Fanelli explica que uno de los principales problemas que tiene el país es la mala asignación de recursos. 

Además, el integrante de la Academia de Ciencias Económicas critica al Gobierno. “No podés hacer un programa de estabilización si la persona más importante de tu espacio tiene poder de veto, pero vos no sabés cuándo lo va a ejercer”, asegura, en referencia a la vicepresidenta Cristina Fernández.

-¿Por qué no es intolerable para la opinión pública y la política que Argentina no crezca hace una década?

-En realidad, te diría que sí es intolerable. La palabra intolerable tiene muchas acepciones. Creo que el problema básico de la Argentina es que no crece hace 10 años. A veces te da la impresión de que la política en general y el Gobierno actual en particular no lo tienen en claro. Hay una falsa dicotomía entre distribución y crecimiento que nos hace daño para la asignación de recursos. En algunos casos existe ese trade off, pero no en éste. Hoy crecimiento y distribución van juntos. Necesitamos generar empleo, tenemos la mitad de la población en la informalidad, y la única forma de generar empleo es crecer. No hay una contradicción entre una cosa y la otra.

José María Fanelli

-¿Por qué la política no entiende esa necesidad de crecer? En 10 años pasaron varios gobiernos.

-Creo que estamos en un círculo vicioso porque hubo varios cambios estructurales en la década del 2000. El peronismo, como partido que más gobernó durante este período, ya probó todo. En los 90 era el peronismo del Consenso de Washington o de lo que hoy llaman neoliberales, después tuvimos más de una década de populismo, hoy ya no sé qué tenemos porque todos los días la política cambia. Pero ya probamos todo. Hicimos todo un lío neoliberal y la parte más positiva, que era sacarle al Estado el déficit, no lo logramos. Después hicimos populismo y distribucionismo. El gasto público subió 10 puntos del Producto y la gente vive peor que antes, porque no tiene empleo, no tiene futuro, no hay mecanismos de movilidad social ascendente. Hicimos todo mal. ¿Es un problema de ideología? No, porque probamos todo. Lo que tenemos que hacer es bastante simple. Tenemos un shock externo positivo y no lo podemos aprovechar. ¿Cómo le puede ir mal a un país que tiene casi un PBI entero acumulado en activos externos, es acreedor del resto del mundo porque el sector privado tiene tantos dólares que en realidad el mundo nos debe a nosotros; descubrió enorme cantidad de gas en un contexto en el que al mundo le falta gas; produce alimentos cuando hay un shock en dos países productores muy importantes; y tiene litio en el momento en el que todos están haciendo autos eléctricos? ¿Cómo puede ser que tu gente no tenga empleo? Yo tengo un diagnóstico. Si vivís en un barrio donde el intendente es corrupto, qué haces, te cambias de barrio. Si metes la plata en un banco donde te la roban, qué haces, cambias de banco. Y si tu hijo no puede volver a la noche de estudiar porque tiene miedo, qué haces: le decís que vaya a estudiar a otro lado. Bueno, en Argentina nos mudamos de barrio, pusimos la plata afuera, los que podemos mandamos a nuestros hijos a estudiar afuera, y vos te quedás acá porque es un país hermoso. Así no puede funcionar el país. Pero, ¿por qué no funciona? ¿Es pobre? No, es potencialmente rico. Para mí el problema número uno de la Argentina es la asignación de los recursos, no la equidad. Tenemos un problema de equidad porque tenemos un problema de asignación de recursos. Lo que tenés que lograr es asignar los recursos en el mejor destino. Necesitás mercado: los mercados en Argentina no funcionan bien. Y necesitás Estado porque no se conocen modelos de desarrollo sin provisión de bienes públicos de alta calidad. ¿Cuál es el problema de Argentina? Gastamos 40% del PBI en el sector público. ¿Cómo puede ser que tengamos bienes públicos de tan mala calidad? Los recursos están, pero están pésimamente asignados.

-¿Es sólo un problema de asignación de recursos o es también una pérdida de capacidades estatales y por eso no hay bienes públicos de calidad, que tal vez sí había hace cuatro o cinco décadas?

-Sí, fue empeorando, pero por la forma en que se asigna el gasto. Te pongo un ejemplo: vos das un subsidio a los pobres para que tengan una tarifa social, el sector público gasta hoy cerca del 3% del PBI en subsidiar la electricidad. Voy a los barrios humildes del Gran Buenos Aires y no tienen cloacas ni agua. Entonces compran una bomba para sacar el agua de abajo del pozo y gastan tres veces la electricidad que debieran gastar si el sector público en vez de invertir en subsidios invirtiera en obra pública y les diera agua potable barata. Son cuestiones que parecen simples, pero son complejas. La equidad y la asignación a veces se dan de patadas. Pero en Argentina están alineados los planetas.

Pobreza en Argentina

-El sector privado tiene muchos dólares pero el Banco Central tiene pocos. El tipo de cambio oficial parece estar atrasado. En este contexto, ¿es inevitable una devaluación? 

-Sí, tenés que corregir los precios relativos. No hay magia. La pregunta importante no es si vas a tener que corregir el tipo de cambio, la pregunta importante es lo voy a hacer de manera desordenada y generando daño social, o lo voy a tratar de hacer de una manera ordenada y generadora de empleo. Massa está tratando de hacer cosas, pero hay un problema. Para corregir precios relativos necesitas un programa de estabilización y hasta ahora su política fue secuencial. Todos los días conocemos una medida, pero no hay simultaneidad y consistencia, que es la columna vertebral de cualquier programa de estabilización. Si pones la tasa de interés alta y pensamos lo que vas a hacer, eso es absolutamente destructivo, no se sostiene en el largo plazo. Refinanciaron $ 2 billones de deuda, pero te tienen que dar un bono dual. ¿Qué quiere decir? Si te conviene la inflación, te doy la inflación, si te conviene la devaluación, te doy la devaluación. Y el costo lo pago todo yo. ¿Eso por qué? Porque las expectativas están descoordinadas entonces el Gobierno te tiene que cubrir de todos los riesgos porque vos no querés jugarte a ninguno. Massa ahora más o menos se mueve en el sentido de ajustar la economía, lo cual es una buena noticia, pero no veo el programa. 

-Sergio Massa y Gabriel Rubinstein trabajaron estas semanas en un plan económico para 2023. Si te pidieran un consejo, ¿qué sugerirías?

-No les daría ningún consejo porque no creo en el Gobierno que ellos integran. No podés hacer un programa de estabilización si la persona más importante de tu espacio tiene poder de veto, pero vos no sabés cuándo lo va a ejercer. Es imposible. No es que tenga un problema político, tengo un problema técnico. Es la espada de Damocles. ¿Qué hizo Damocles? Se fue. Es lo mismo que haría yo.

-¿Eso le pasó a Martín Guzmán y también le puede pasar a Massa?

-A cualquiera. A mí me pasaría también. Todo el mundo habla del plan de estabilización israelí, pero un plan de estabilización lo primero que tiene que tener es venir del máximo poder político. Creo mucho en la economía política. Si la política no ayuda, la economía no existe. También puede ocurrir que la política esté alineada y el economista sea malo. Eso te diría que es un problema menor porque siempre vas a encontrar algún economista que haga las cosas bien.

Cristina y Massa

-En una reciente entrevista en Clarín usted dijo: “Cuando lleguemos a 6% de inflación mensual la inflación anualizada será de 100%. En la década de los 70, cuando llegamos a ese nivel tuvimos más de 15 años de régimen de inflación alta que se terminó con la convertibilidad”. ¿La inflación anual de 2022, que estará en torno al 100%, puede extenderse tanto tiempo, 15 años?

-No lo sé. Eso lo dije porque es nuestra experiencia, pero no porque pienso que necesariamente tenga que ocurrir. En aquellos años de inflación alta la sociedad estaba mucho menos dañada que la actual, no teníamos 40% de pobreza. No podés tener 15 años de alta de inflación con 40% de pobreza porque vas a tener una revolución en el medio. Nuestra educación se está deteriorando, pero todavía seguimos siendo más educados que el promedio de nuestra región. No es que no tenemos oportunidades. Tener un sector público que es capaz de recaudar lo que recauda el nuestro no es fácil. El problema es que gastamos horrible. Y la estructura tributaria está muy distorsionada. En 2018 cuando empezó el sudden stop de Mauricio Macri teníamos déficit de cuenta corriente y déficit fiscal. El déficit de cuenta corriente desapareció. Argentina hizo un ajuste. ¿En qué sentido lo hizo? No está gastando todo lo que podría gastar. El año pasado el superávit de cuenta corriente fue 1,4 % del Producto. Eso quiere decir que ajustaste porque en la época de Macri era bastante negativo el déficit de cuenta corriente. El superávit de cuenta comercial que tuvimos el año pasado fue espectacular. Pero Guzmán se dedicó toda la primera parte del año a aumentar el gasto público y a atrasar el tipo de cambio. 

-Para bajar la inflación hace falta poder y decisión política. Si Cristina no aporta eso en este Gobierno, ¿no se puede bajar la inflación?

-Yo no digo que no lo vaya a aportar. Está preocupada por otros temas. Y tiene poder de veto.

-El año que viene hay elecciones. En Argentina todavía tenemos industrias protegidas que no son competitivas globalmente, algo propio del modelo de sustitución de importaciones del siglo XX. ¿Hay algún líder político con un programa económico para el siglo XXI? 

-Nosotros necesitamos un programa económico para el siglo XX. En el siglo XX los países de la región estabilizaron y nosotros no. Primero tenemos que hacer el programa para el siglo XX y después charlamos para el siglo XXI. Yo doy clases en la universidad. A mí me encantan mis alumnos. Les tengo una fe brutal. No es que no tenemos gente que pueda ejercer el liderazgo. Lo que nos falta es la política. Desde el punto de vista técnico, creo que tenemos problemas importantes para juntar consenso. ¿La industria es mi problema? No. La industria genera una pequeña porción del empleo. Dos terceras partes del empleo es servicios. Si quiero generar empleo de buena calidad mi primer problema es mejorar la calidad de los servicios. Tenemos minería, servicios, el campo. Si mañana empiezo yo: ¿qué hago? Liberar la fuerza del campo y de los estudiantes que tienen ganas de hacer cosas y están preparados. Ellos son para todos los servicios del siglo XXI. Pero si después le das un tipo de cambio que es la mitad de lo que le pagas a otro, y tomás ese tipo de cambio y subsidias importaciones ridículas, no va a funcionar. Volvemos a la primera parte del reportaje. Es un problema de asignación. El campo es productivo, pero lo venimos castigando. Hace años estamos matando al campo y es lo más productivo que tenemos. Es sentido común, no ideología. Dejá que produzcan dólares. ¿Tenemos unicornios? Sí. Dales manija. Eso en economía quiere decir poné unas reglas de juego claras y unos precios relativos correctos. ¿Tenés problemas de pobreza? Generá empleo y gastá bien. Generá bienes públicos como la gente. Está todo escrito. Me da hasta vergüenza decirlo. 

campo

-Argentina probó de todo: planes de shock para estabilizar la economía como el Plan Austral y la Convertibilidad, y también medidas graduales para bajar la inflación. ¿Hay espacio ahora para algo que no sea un shock?

-Es un falso dilema shock y gradualismo. Hay segmentos donde uno necesita políticas de shock. El déficit fiscal hoy es infinanciable. No hay como ir despacito. Por otro lado, si tengo un problema de empleo y mañana te cierro toda la industria porque abro la economía, aumenta la productividad de las industrias porque el tipo que resiste, resiste, y el que no, no. Pero el empleo baja. Es un cambio estructural regresivo. Aumenta la productividad pero para un grupo. ¿Qué ocurrió en los 90? Nos quedó una herencia de empresas mucho más modernas, más eficientes, pero que no generan empleo. Políticamente eso no funcionó en los 2000. Entonces tengo que hacer un programa gradual de reestructuración industrial. No lo puedo hacer de un día para el otro. Lo del déficit, sí. Dejar de emitir dinero tenés que hacerlo no te diría de un día para el otro, pero sí bastante rápido. Necesitás un equipo de gente con ideas. ¿Sabés por qué no podemos hacer una política de shock? Porque no sabemos. Cada vez que tratamos de hacerlo terminamos en una crisis. Todos los países que hicieron reformas son los países que demostraron tener ventajas comparativas para cambiar reglas de juego sin que te coman la corrupción y la mala asignación de los recursos. En la medida que sigamos pensando que hay economistas y políticos iluminados que van a venir de un día para el otro a cambiar nuestros problemas, vamos a seguir mal como ahora. Hay gente de orientación liberal que cree que el crecimiento es como la fruta, que sale naturalmente de los árboles sin que vos hagas nada, cuando al árbol hay que regarlo, definir los derechos de propiedad del árbol, repartir los frutos, etc. Y después están los populistas que piensan que el Estado puede hacer absolutamente de todo y que siempre hay recursos para repartir. Como decía mi abuela: el que reparte, se queda con la mejor parte.