Cómo tiene que ser un plan de desinflación para ser exitoso, según el economista Joaquín Waldman
Joaquín Waldman estudia el fenómeno de la inflación. "Los planes que son exitosos son expansivos: mejoran la actividad económica, expanden el horizonte de planeamiento de las inversiones, y permiten operar en contextos más estables", aseguró a Forbes Argentina.

Joaquín Waldman es un economista que estudia el fenómeno de la inflación. Investigador del Cedes y del Conicet, y, al mismo tiempo, investigador adjunto de Equilibra, asegura que no todos los programas de shock son dolorosos, sino que los más exitosos son expansivos. 

“Los planes que son exitosos en general son expansivos: mejoran la actividad económica, expanden el horizonte de planeamiento de las inversiones, y permiten operar en contextos más estables donde teniendo estabilidad de precios podemos elegir mejor qué compramos, a quién y dónde”, afirma.

Waldman investiga en su tesis, que cuenta con la tutoría de Martín Rapetti, planes de estabilización y desinflación. En diálogo con Forbes Argentina, explica por qué una economía como la Argentina tiene un régimen de inflación alta.

Inflación

-En 2021 Argentina tuvo una inflación anual del 50,9%. Este año probablemente duplique esa cifra. ¿Tiene razón el Gobierno en culpar al contexto internacional por esa suba?

-Parcialmente sí porque hubo una aceleración de la inflación global, particularmente en alimentos y energía, que son dos cuestiones que intercambiamos con el resto del mundo. Por un lado, exportamos alimentos y la suba de commodities que vendemos se traslada en muchos casos al precio interno elevando los costos de vida de la población y elevando otros precios. Por el lado de la energía, es un rubro donde somos deficitarios. Las importaciones de energía, si bien no se traslada directamente al precio a los consumidores, hicieron que se usaran más dólares, que no se pudieran acumular reservas, generaron también problemas fiscales y complicaron la probabilidad de cumplir el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Todo eso dificulta el esquema macro.

-En Argentina tenemos inflación por lo menos hace 15 años. Si tuvieras que explicar a alguien que no es economista por qué un país tiene inflación, ¿cómo lo harías?

-La inflación crónica en general se desarrolla por motivos que tienen que ver con políticas equivocadas por parte del Gobierno o falta de políticas para contener a tiempo el aumento de los precios. Cuando no se actúa a tiempo cuando hay un arranque o aceleración de la inflación o cuando los precios comienzan a subir sistemáticamente, muchas veces se generan indexaciones en contratos o contratos cada vez más cortos, se empieza a incorporar la expectativa que habrá inflación en el futuro, y eso nos lleva a modificar los comportamientos de cómo fijamos precios, alquileres, contratos de préstamos, paritarias. Todo eso después es difícil de romper. Es difícil cambiar los comportamientos para nuevamente manejarnos con precios más estables como sucede en países de inflación baja.

-El Gobierno también culpa a los empresarios, a los que llama “especuladores”, por la inflación. ¿No hay ahí también un intento por licuar la responsabilidad monetaria y fiscal en el proceso inflacionario?

-Yo creo que sí. Los empresarios en muchos casos son la parte más visible en el proceso inflacionario porque son los que eligen los precios de sus productos, pero que suban los precios tiene que ver con el contexto en el que se manejan y con la forma que entienden que es mejor para realizar su propio negocio, además de la incertidumbre que tienen con el panorama general. No siempre son comportamientos especulativos que uno pueda desligar del contexto general, sino que es la forma que mejor conocen de cubrirse frente a no saber qué pasará con el resto de los precios, de cubrirse de no saber si van a poder importar sus insumos, de no saber cuánto estará el dólar el día de mañana, o de no saber si habrá algún congelamiento o alguna medida por decreto que los afecte. Todo el panorama general de manejarse en un contexto inflacionario lleva a estos comportamientos que reproduce la inflación. También pueden aprovechar la incertidumbre y hacerlo por demás, pero es muy difícil discernir eso.

-Las principales consultoras económicas, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), proyectan una inflación anual entre el 90 y 100%. ¿Qué escenario podemos esperar para 2023?

-La inflación mensual se viene acelerando. Este año tendrá la ayuda, en algún sentido, de los primeros meses que fue más baja que en la segunda mitad, sobre todo desde julio en adelante. La inflación terminará siendo probablemente la más alta en 30 años, pero no tenemos la garantía que el año que viene eso se estabilizará porque no sabemos si continuará en el orden del 5, 6, 7% mensual o si puede retornar al 3% mensual. Dependerá de qué políticas implemente el Gobierno y de la capacidad que tenga de retrotraer un poco este nuevo régimen o esta inflación definitivamente alta que estamos viviendo en estos últimos meses a diferencia de la inflación crónica moderada que teníamos hasta hace un tiempo.

-Hasta ahora el ministro Sergio Massa tomó medidas fiscales, vinculadas a la quita de subsidios y a ajustes presupuestarios. ¿Alcanza eso para bajar la inflación o es necesario un plan más integral?

-En general, es una precondición poder tener cuentas fiscales sostenibles para pensar en un plan más integral y amplio. Si bien lo fiscal no es todo y hay un montón de otros componentes que aportan a la cuestión inflacionaria, sí es muy importante que lo fiscal sea una pata. No tener cuentas fiscales ordenadas o equilibradas implica que el Estado está endeudándose para pagar los gastos o emitiendo por este desbalance. La emisión puede ser inflacionaria pero además genera desequilibrios del balance externo. La deuda también genera desequilibrios al no poder sostener en el tiempo el proceso de endeudamiento. En ambos casos terminan afectando las cuestiones financieras y externas y desequilibrando al tipo de cambio, que es un componente muy importante en la inflación en Argentina. Traer estas medidas fiscales ayuda a aportar calma no solo por emitir menos sino para mostrar la idea de que habrá menos problemas cambiarios y financieros en el futuro.

-Yendo a la historia reciente, ¿son el Plan Austral y la Convertibilidad los dos planes más exitosos que hubo para bajar la inflación?

-Son los paquetes más grandes e integrales que se realizaron. Tuvieron lapsos de duración diferentes. El Plan Austral fue muy exitoso inicialmente y cuando se prolongó empezó a desarmarse y tener tensiones tanto internas como con el resto de la economía y del mundo. La Convertibilidad tuvo un lapso de duración mayor, teniendo efectos negativos con otros elementos de la economía, pero aplacando la inflación durante un lapso prolongado. 

Cavallo.

-¿Crees que esos planes de shock se pueden reeditar a partir del próximo Gobierno en 2024?

-Me parece que son experiencias interesantes para aprender de sus cosas buenas y sobre todo de sus cosas malas. No creo que puedan replicarse exactamente del mismo modo ninguno de los dos, pero sí que tienen elementos que está bueno tomar o que nos permiten entender cómo podría funcionar un plan que incorpore algunos de sus elementos.

-¿Qué políticas económicas crees que tendría que aplicar el próximo Gobierno para bajar la inflación y estabilizar la economía?

-Si tuviera una respuesta, tendría una propuesta integral de qué hay que hacer paso por paso. La verdad que no la tengo. Algo de lo que estamos aprendiendo es que existen ciertas precondiciones que son necesarias: tener las cuentas fiscales en orden, también las cuentas externas, y que los planes que estabilizan suelen apreciar el tipo de cambio de forma directa o indirecta. Poder tener unas cuentas fiscales equilibradas, cuentas externas equilibradas, contar con reservas internacionales, no contar con problemas financieros en términos de deuda externa, son cuestiones que aportan porque mejoran la probabilidad de mantener el dólar relativamente estable sin derivar después en saltos devaluatorios que corten el proceso. 

-¿Cuáles son las condiciones políticas que harían más probable el éxito de esas medidas económicas? 

-El contexto político es muy importante en la medida en que te permite tener continuidad con estas medidas. Tener un anuncio, un plan que tenga cierto consenso para poder aplicarse, que no haya sectores del Gobierno, de la oposición o en el Congreso que traben o impidan la aplicación de las medidas y que también se pueda transmitir a la sociedad de una forma que sea aceptado y de algún modo bancado. Eso le da robustez a estos esquemas. Esto requiere conversaciones con trabajadores, empresarios, sindicatos, con la oposición, con el Congreso. Mientras más apoyo tenga es más probable que se pueda implementar de forma exitosa.

Precios Cuidados

-¿Por qué es tan importante la comunicación cuando se implementa un plan de desinflación? 

-Mientras mejor se transmita, más posible es que sea creíble y que sea incorporado en las expectativas de muchos agentes que forman precios: los empresarios, los sindicatos, o distintas áreas que inciden en la formación de precios, incluso en el sector financiero y bancario. Así es más fácil que se pueda implementar sin medidas más costosas o dolorosas. Muchas veces hay una disyuntiva entre lograr consenso y aceptación por parte de la sociedad, o que tenga que aplicarse desde el Estado de forma más coercitiva obligando a poner ciertos precios o controlando cuántos son los márgenes de aumento. Me parece que la forma más prolija y que menos problemas traería a la actividad económica es comunicarlo bien y que se incorpore de una forma más suave.

-¿Hay alguna posibilidad que un plan de shock que apunta a la desinflación no sea doloroso?

-Sí. Hay muchos planes que son expansivos. Los planes que son exitosos en general son expansivos: mejoran la actividad económica, expanden el horizonte de planeamiento de las inversiones, permiten operar en contextos más estables donde teniendo estabilidad de precios podemos elegir mejor qué compramos, a quién y dónde. La inflación trae un montón de problemas de asignación de recursos por la inestabilidad y la incertidumbre. Muchas veces hoy compramos algo y no sabemos si es el mejor precio que podemos conseguir, si lo estamos comprando caro o barato, si en otro local sale menos, no tenemos capacidad de comparar presupuestos ni memoria de cuánto debería salir. Solucionar esos problemas hace que operemos en ambientes mejores tanto para consumidores como las empresas. Poder resolver el problema muchas veces mejora ese panorama y nos permite salir creciendo.

-¿Qué podemos aprender de experiencias en otros países que fueron exitosas para aplicar en la Argentina?

-Hay varios elementos que está bueno incorporar. En primer lugar, existen muchos casos de experiencias que fallan. El éxito no está garantizado al primer intento, sino que se da cuando se cumplen con ciertas precondiciones: cuando el plan es abarcativo e integral, contemplando las cuentas fiscales, las cuentas externas, algún ancla que pueda guiar a los precios (puede ser el tipo de cambio u otra). Suele atrasarse el tipo de cambio real, con lo cual es importante partir de situaciones que no tengan grandes desequilibrios externos, que no haya una escasez de dólares tan grande, y que el tipo de cambio no arranque muy apreciado. Es más probable que un plan tenga éxito cuando existen ciertas condiciones externas que colaboran como términos de intercambio favorables, cierta capacidad de financiamiento del exterior al país. Cuando todo esto se da y el plan es exitoso, es expansivo. Para despejar esta idea de que siempre son dolorosos, contractivos, recesivos o costosos, si se hace un plan bien diseñado, en las condiciones correctas, y esto nos saca del contexto de alta inflación en la que estamos, será expansivo y beneficioso para la sociedad.