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Editorial
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20 Octubre de 2019 00.36

Banqueros, petroleros y supermercadistas reclaman definiciones que no pueden esperar los tiempos de la política. A todo o nada, antes de fin de año.

La urgencia es el denominador común que atraviesa los distintos sectores que la semana pasada se dieron cita en el 55° Coloquio de Idea. Todos requieren de definiciones concretas en el cortísimo  plazo y de soluciones cuya implementación difícilmente pueda resistir 40 de días de stand by.

Los primeros, pero no los únicos, en tirar la piedra fueron los banqueros de ABA. Reunidos en un almuerzo, los presidentes de 4 de los principales bancos de la Argentina ?Enrique Cristofani (Santander), Martín Zarich (BBVA), Julio Figueroa (Citi) y Gabriel Martino (HSBC)- reclamaron una inmediata renegociación de la deuda, independiente de los tiempos políticos e institucionales que atraviesa hoy la Argentina. Coinciden en eso con el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, quien ya avisó que “no hay tiempo que perder” para empezar a solucionar la cuestión. Con quien no estarían tan de acuerdo, en cambio, es con el candidato Alberto Fernández, quien propone una reestructuración a la uruguaya. Esto es, voluntaria y sin quitas de capital y/o intereses. Para Figueroa, esa idea es inviable. “Uruguay tenía apenas U$S 5.000 millones de deuda y, desde el principio, cumplió con un superávit de 3%”, explica. Casos como el de Jamaica, Paquistán o Ucrania, cree, serían tal vez más asimilables.

Pero el financiero no es el único frente que requiere de acciones sin demoras. También desde el sector energético, hoy virtualmente en stand by tras el congelamiento de combustibles, reclaman que las decisiones se tomen antes de fin de año. Los petroleros están a la espera de la definición de las nuevas reglas para los próximos años, las que determinarán el futuro de sus inversiones, particularmente en Vaca Muerta. Por pronto, pusieron el freno de mano: si en septiembre la actividad medida en etapas de fractura cayó 25%, este mes se profundizó y superaría 50%. “Hay tres temas claves a resolver: la presión impositiva, la productividad y la cuestión financiera”, dicen desde Techint, el principal productor de gas no convencional a través de su controlada Tecpetrol. En ninguna de las tres, creen, se llegaría a un consenso antes del 10 de diciembre. Y probablemente en los días siguientes tampoco. Es que, a diferencia de la deuda, cuestión en la que se podría avanzar sin pasar por el Congreso, el sector de hidrocarburos reclama una nueva ley que le garantice que sus inversiones no estarán sujetas al control de cambios, no sufrirán ninguna modificación en términos impositivos (¿se eximirá de retenciones a las exportaciones de gas y petróleó) y que se consolidará el espíritu de los términos acordados con el gremio en el convenio de competitividad. El alcance de estos eventuales beneficios dividen al sector petrolero por la mitad: por un lado, las compañías tradicionales del sector, con intereses en Vaca Muerta pero también inversiones muy fuertes en gas y petróleo convencional como PAE, de la familia Bulgheroni, que reclaman que el paraguas normativo sea extensivo a todas las operaciones, incluyendo la explotación tradicional, mientras que aquellas compañías que operan exclusivamente en la cuenca neuquina como Vista (la petrolera de Miguel Galuccio) o Tecpetrol, consideran que es necesario “segmentar” la regulación. En cualquier caso, una incógnita adicional es el rol que asumirá la petrolera estatal YPF y quién será el encargado de definirlo. Tal vez ésa sea la única noticia firme que logren en la transición que buscan evitar.

Donde también consideran que no existe margen de espera es en el retail. Los supermercadistas, molestos con los proveedores que anticipan aumentos para lograr un “colchón de precios” ante el eventual congelamiento que impulsaría Alberto Fernández, aseguran que es imperioso discutir el plan al día siguiente de la definición electoral y ponerlo en marcha cuanto antes para evitar sumar distorsiones. Están resignados a que habrá un control estricto de importaciones y otras regulaciones pero la principal preocupación es el plan de fondo. “Están convencidos que no hay nadie que sepa generar consumo mejor que ellos y mucho no escuchan. Te dicen de esto es de lo que sabemos nosotros y ahí se acaba el asunto”, confiesa un hombre del sector quien, al igual que sus colegas de otros rubros, está ansioso por los tiempos y la cantidad de horas que llevará implementar soluciones.

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