La democracia que nos desafía

En Argentina, este año alcanzamos un hito sin precedentes: cumplir 40 años de democracia ininterrumpida. Sin duda, el balance de estos 40 años es mixto. Por un lado, este aniversario es un logro en sí mismo. Pudimos construir un acuerdo sólido y sostenido: queremos y podemos vivir en democracia. Las elecciones en Argentina funcionan, son limpias y justas. Desde CIPPEC lo corroboramos a través de un análisis de integridad de la segunda vuelta electoral de este año. 

Nuestro sistema electoral funciona, pero también es mejorable. Somos uno de los pocos países del mundo que todavía usan la boleta partidaria para votar. En 2024 vamos a tener la oportunidad única de avanzar con la media sanción del Senado que falta para que la boleta única papel sea ley. 

 

Argentina cumple 40 años seguidos de democracia

 

Este aniversario también convive con deudas en lo económico. En Argentina, el PBI per cápita es casi igual hoy a lo que era cuando recuperamos la democracia hace 40 años. Mientras que la mayoría de los países de la región creció considerablemente en estos años. Nuestro país tuvo períodos de crecimiento, pero las crisis recurrentes implicaron retrocesos que, en promedio, nos llevaron a un estancamiento. Por un lado, es urgente reducir los niveles del déficit fiscal. Para eso desde CIPPEC sugerimos empezar por reordenar el sistema previsional y revisar los subsidios y las tarifas. Pero también es posible aliviar los desequilibrios macroeconómicos mejorando el resultado de la balanza comercial: necesitamos exportar más para poder crecer. Argentina tiene todo para poder hacerlo, excepto una estrategia integrada y de implementación sostenida. 

Los 40 años de democracia conviven también con grandes deudas en lo social. En estas cuatro décadas siempre al menos un cuarto de la población estuvo en la pobreza. Es urgente mitigar de manera más efectiva esta situación especialmente para las familias con niños y niñas, que son la mayoría de quienes viven en la pobreza. También es necesario repensar cómo los planes sociales pueden articularse mejor con el mercado laboral formal. 

Buena parte de estas deudas sociales encuentran su origen en problemas en la educación. Esto se ve muy claramente en terminalidad y aprendizajes:  sólo 16% de los chicos y las chicas termina el secundario con la edad esperada y los saberes básicos. Desde CIPPEC venimos acompañando la implementación de políticas que van resolviendo estos problemas en varias provincias. Están los casos de Mendoza y Entre Ríos, donde por medio de sistemas de alerta temprana se busca reducir la exclusión escolar, y Misiones, donde estamos acompañando una transformación de la escuela secundaria, para que dialogue más y mejor con el mundo del trabajo.

Pero es central entender que no va a ser posible resolver ninguno de estos problemas estructurales sin un Estado con capacidades de diseñar e implementar políticas que puedan contribuir a su solución. Esto implica tanto capacidades políticas (planificación estratégica) como capacidades técnicas (la administración o el uso de información) especialmente en la digitalización del Estado. 

Los problemas que enfrentamos no son nuevos. En estos primeros 40 años de democracia no logramos alcanzar los acuerdos necesarios para implementar soluciones que sean efectivas y nos lleven a un futuro con mayor desarrollo. Este aniversario puede ser una inspiración para generar acuerdos concretos que respalden la implementación de las políticas que sienten las bases para que los próximos 40 años de democracia sean mejores. 

 

*Por Gala Díaz Langou, Directora ejecutiva de CIPPEC