"Nuestro primer objetivo es la seguridad; el segundo, generar diversión y recién después viene el aprendizaje, en todos los niveles. Pero como punto de partida buscamos que los alumnos se enamoren de la nieve desde el principio". Antoine Zwobada enumera con satisfacción los propósitos de Xtreme, la escuela de esquí y snowboard de Cerro Catedral que en casi un cuarto de siglo de vida creció hasta convertirse en un verdadero centro de servicios en Bariloche.

Temporada tras temporada, Xtreme multiplica sus propuestas, tanto para niños como adultos, experimentados y principiantes. Para este invierno, la escuela (la única certificada por la Secretaría de Turismo de la Nación como prestador de excelencia) se prepara con novedades que Zwobada detalló en una charla con FORBES Argentina.

Un público que busca siempre más

"En 2001, un grupo de 7 instructores independientes que llevábamos unos 20 años trabajando en diferentes escuelas de esquí nos dimos cuenta de que en Catedral no había un servicio para esquiadores que fuera exclusivo, que ofreciera todo. Y nos preguntamos por qué no armar una escuela. A partir de esa idea, crecimos muy rápido", cuenta Zwobada con orgullo.

Ahora son 5 socios los que están al frente de la empresa, que ofrece clases en 5 niveles. El sexto está destinado a capacitar a aspirantes a instructores. Otro escalón diferencial es el de los que buscan prepararse para competencias, generalmente como complemento de las prácticas que hacen en sus respectivos clubes de montaña. En este caso, se trabaja en clases individuales que están a cargo de profesores especializados en estos certámenes.

"Las mujeres son más de tomar clases, a pesar de que los varones esquían en mayor proporción", responde el instructor cuando se le pregunta por los perfiles de los alumnos. "El 70% de los que pasan por nuestra escuela viene por el esquí. El 30% del snowboard se explica porque esta actividad es menos técnica y la onda de quien la practica, más libre: en menos tiempo que un futuro esquiador logra estar en pistas más difíciles", agrega.

Xtreme es una escuela con alto nivel de satisfacción por parte de sus alumnos, a partir de lo que se observa en las reseñas en Google, los comentarios en Instagram y el resto de los feedbacks. "Damos un servicio integral para que todos no solo nos recomienden, sino que también vuelvan cada año", afirma Zwobada.

Es que en el comienzo, Xtreme solo ofrecía clases y únicamente en modalidad privada, es decir, individuales. Pero sus dueños enseguida entendieron que el público buscaba mucho más y diseñaron una experiencia completa.

La escuela tiene actualmente más de 100 instructores, pero en función de la demanda en temporada alta a veces son más

"Decidimos abrir un rental. Enseguida a los esquíes y tablas le sumamos ropa, y luego lockers y accesorios, como cascos, guantes, antiparras, capas de lluvia. Lo fundamental hoy es que estamos a menos de 100 metros de la entrada a las pistas, y además ofrecemos a los clientes tramitarles los pases", subraya.

De ese modo, los instructores se encargan de todos los detalles, incluso de acompañar a los alumnos a equiparse. "Les preparamos un full day con dos horas y medias de esquí por la mañana, les hacemos la reserva para almorzar donde tengan ganas de ir, y luego los llevamos otras dos horas a la montaña. Volvemos con cada uno a la escuela. Les damos una seguridad muy grande porque -destaca Zwobada- se despreocupan de las condiciones de pista, del clima, de dónde les conviene ir". 

"Con respecto a la ropa, en general la que se ofrece en alquiler es de baja calidad. Nosotros tenemos indumentaria premium también porque pensamos en gente que tal vez llega sin tener previsto esquiar, pero se decide y busca prendas técnicas. En cuanto a los esquíes, siempre contamos con equipos para todos los niveles", acota.

Para quienes anhelan nieves lejanas, Xtreme les ofrece paquetes en alianza con agencias de viaje que incluyen pasajes aéreos, alojamientos, traslados y reservas de clases en pistas de Andorra y de EE.UU.

El taller de reparación de equipos es otro punto destacado porque abre sus puertas no solo para los alumnos sino también para quienes no toman clases en la escuela: "Suele ser un servicio caro y es difícil encontrar quien lo haga. Sin embargo, lo resolvimos con la compra de una máquina moderna que nos permite arreglar esquíes y tablas". 

Seguridad y felicidad

La escuela tiene actualmente "más de 100 instructores, pero en función de la demanda en temporada alta a veces son más". De todos modos, para agosto -mes del esquiador- aconsejan que quienes deseen tomar clases individuales reserven con anticipación.

Las clases grupales, en tanto, se arman hasta para 12 personas, y son ideales no solo para principiantes, sino también para quienes van en grupo de amigos o con toda la familia. 

"El 70% de los que pasan por nuestra escuela viene por el esquí".

Los profesores están certificados por la Asociación Argentina de Instructores de Esquí, Snowboard y Pisteros Socorristas (A.A.D.I.D.E.S.) y cuentan con formación continua que les permite mantenerse actualizados. Tienen experiencia tanto en Argentina como en destinos de nieve de Europa y Estados Unidos.

Con respecto a la escuela infantil, perfecta para quienes buscan un lugar seguro para que sus chicos se inicien en el deporte, Xtreme cuenta con la más grande de la región. "En el pico de la temporada, recibimos a unos 200 niños y niñas por día, de entre 3 y 12 años. Los de 3 y 4 años tienen un espacio aparte, porque se trabaja con grupos reducidos", dice Zwobada.

"Aprender solo a esquiar, además de difícil, también es riesgoso. En todas las décadas que llevo como instructor, me he encontrado con muchas personas que me dicen Esquío, pero nunca tomé una clase. Y, honestamente, terminan gastando más para erradicar los vicios con los que llegan que si se hubieran capacitado de entrada", explica. 

Según Zwobada, los que debutan en la nieve tienen que hacer foco en lo principal: elegir bien el terreno donde practicar. "A los principiantes hay que proponerles superficies con pendientes muy leves y que terminen planas", aconseja. 

"El problema que se repite mucho es cuando hay diferencia de niveles: me topé con grupos de amigos en los que algunos esquían y, por lo tanto, lideran a otros que bajan más rodando que esquiando. Y también a más de uno que quiere enseñarle a su novia directamente en la punta de la montaña... He visto muchos divorcios en las pistas", ríe el instructor. 

Esquiadores para toda la vida

Recientemente, se confirmó la auspiciosa noticia para todos los prestadores de que para esta temporada el centro de esquí ofrecerá sus pases al mismo precio que en 2024. 

"En los últimos años, Catedral es otro cerro. Ha habido una gran inversión y hoy, por ejemplo, no tenemos que preocuparnos por las condiciones climáticas porque se genera nieve artificial en la base durante toda la temporada. Por encima de Plaza Oertle se une a la natural. Además, hay 5 magic carpets para principiantes y nuevos medios de elevación con tres líneas de acceso a la parte alta de la montaña. Por eso las filas prácticamente han desaparecido. Nuestro desafío en la escuela es mantener la excelencia, a pesar de que cada vez más gente nos visita", sostiene Zwobada.

En este casi cuarto de siglo que acumula Xtreme, sus responsables han recabado experiencias y anécdotas. "Tenía 16 años cuando entré a la primera escuela de esquí en la que trabajé. Hoy tengo 58 y esta empresa es un sueño hecho realidad. No solo por lo que logramos en todo este tiempo, sino porque mi hijo, que tiene 23 y nació antes de inaugurar Xtreme, ahora es uno de nuestros instructores", revela.

Se le nota la emoción por enseñar. "El amor por la docencia se despierta en el andar. Yo daré clases hasta que el físico me lo permita porque realmente lo disfruto mucho. Hay alumnos que vuelven y vuelven desde hace 25 años. Ya somos amigos. Y a esta altura, si bien siempre algunos tips les doy porque buscan perfeccionarse, el aprendizaje queda en segundo plano porque la pasamos bárbaro juntos".

El otro motivo por el que reinciden en este disfrute es que "se olvidan de pensar en el estado de la pista. Tienen la actividad planificada de modo personalizado y según las expectativas de cada uno".

Según su grado de dificultad, las pistas se rotulan (desde las más simples a las más complejas) como verdes, azules, rojas y negras, de acuerdo con el estándar internacional.

Tan convencidos están de la calidad de sus instructores que en Xtreme prometen a los principiantes la devolución de su dinero si en dos días no aprenden a frenar o en tres a cambiar de dirección. 

Zwobada asegura que una satisfacción enorme es ver que quien llegó sin haberse calzado antes los esquíes, en cinco días está bajando una pista azul. "Cuando alguien alcanza un logro que ni imaginaba y podés compartir su felicidad, es increíble. También me motiva -confiesa- que a medida que uno aprende a enseñar se va volviendo más eficiente y va acortando los tiempos para que un alumno gane independencia".

"Las personas con miedo me las dan todas a mí, porque me gusta ese desafío y tengo bastante éxito. Una vez recibí como alumno a un psicólogo de 65 años, absolutamente en pánico, pero que quería aprender. Le pregunté: ¿qué hacés cuando te llega un paciente con alguna fobia? Me contestó que los iba exponiendo a ese temor de a poco. Y eso hago. Voy incrementando las pendientes de manera muy gradual porque el alumno tiene que sentir que gana seguridad por sus propios medios. No sirve de nada que baje la montaña de mi mano. La idea es que tenga autoconfianza".

Al fin y al cabo, es justamente eso lo que convierte en realidad el mayor deseo de los socios de Xtreme: "Generar esquiadores para toda la vida".