Las artes oscuras de la cultura de la cancelación no pudieron contra la magia de J.K. Rowling, autora de Harry Potter. Si había que pagar un precio por quedar en el centro del debate sobre los derechos de las personas trans, no se nota al ver su combativa cuenta en X (antes Twitter). Ahí, Rowling publica varias veces por día en defensa del fundamentalismo de género ante sus más de 14 millones de seguidores. Se cruza seguido con comentaristas —incluso rompió su relación con las estrellas de Potter, Daniel Radcliffe, Emma Watson y Rupert Grint— y celebra sus propios logros personales.
"Me encanta cuando un plan sale bien", escribió a mediados de abril, citando a Hannibal Smith de El Equipo A, después de que el Tribunal Supremo del Reino Unido fallara que la definición legal de mujer se basa en el sexo biológico. La foto que subió mostraba a Rowling con un cóctel en una mano y un puro en la otra, a bordo de su superyate valuado en US$ 150 millones.
Más allá de la intensa batalla cultural, el imperio comercial de J.K. Rowling, que tiene 59 años, alcanzó su mayor dimensión. En los cuatro años desde que empezó a hablar sobre los derechos de las personas trans en 2020, Forbes calcula que Rowling ganó más de US$ 80 millones por año gracias a las ventas de sus libros y a la enorme variedad de productos derivados del universo Potter: películas, series de televisión, parques temáticos, videojuegos, obras de teatro y merchandising.
Aun con la carga impositiva del Reino Unido y sus amplias actividades benéficas, volvió con comodidad al listado de multimillonarios. Según estimaciones de Forbes, su patrimonio neto llega a US$ 1.200 millones.
Rowling apareció de forma habitual en la lista de multimillonarios de Forbes entre 2004 y 2011 —el pico de la Pottermanía—, hasta que un informe de 2012 reveló donaciones filantrópicas por US$ 160 millones. Desde entonces, reconstruyó su fortuna de diez cifras con ingresos millonarios provenientes de todos los medios posibles.
Y ese impulso no parece que se frene pronto. Una nueva serie de Harry Potter para HBO Max entra en producción este verano y, si todo sigue según lo previsto, se va a extender durante una década a partir de fines de 2026. La apuesta es generar una nueva camada de fanáticos. Forbes calcula que Rowling podría embolsar unos US$ 20 millones por año por su participación en el proyecto, parte de un acuerdo amplio con Warner Bros. Ella estuvo "muy, muy involucrada en el proceso de selección del escritor y el director", dijo el CEO de HBO Max, Casey Bloys, en noviembre. Es lógico pensar que también intervino en el casting de los nuevos Harry, Hermione y Ron, que fueron anunciados el lunes.
Cuando le preguntaron por las opiniones políticas de Rowling en un episodio de The Town con Matt Belloni, en abril, Bloys respondió: "Tiene derecho a esas opiniones. Y si querés debatir con ella, podés ir a Twitter".
En las casi tres décadas desde la publicación de Harry Potter y la piedra filosofal en 1997, Rowling expandió con inteligencia el universo Potter. Lo transformó en una franquicia que, todo indica, va a durar tanto como otros íconos británicos como Sherlock Holmes y James Bond. Según Habo Studio —consultora que mide la fuerza de las marcas de propiedad intelectual en EE.UU. a través de encuestas a miles de consumidores—, Harry Potter es la sexta marca más fuerte del entretenimiento a nivel mundial y la número uno entre los millennials.
Un amor a primera vista
Warner Bros. detectó el potencial comercial de la obra de Rowling desde el inicio. Licenció los derechos para hacer películas incluso antes de que saliera el primer libro, cuando ella todavía era una madre soltera que vivía de la asistencia social. "Tan pobre como es posible serlo en la Gran Bretaña moderna sin quedarse sin hogar", le contó al London Times en una entrevista reciente.
Para cuando la primera película llegó al cine, a fines de 2001, Rowling ya había publicado cuatro libros de Harry Potter y vendido más de 100 millones de ejemplares. Eso la sacó de la asistencia estatal y la llevó directo a la fama como una celebridad multimillonaria. Apenas dos años después, su entonces agente, Chris Little, le dijo a Forbes que la saga ya había vendido 250 millones de ejemplares, lo que hizo crecer aún más su fortuna.
La franquicia cinematográfica recaudó casi US$ 7.700 millones en la taquilla mundial hasta su última entrega en 2011, y se convirtió en la más taquillera de la historia del cine en ese momento. Para entonces, el contrato de Rowling con Warner Bros. ya se había renegociado varias veces para incluir distintas cláusulas y protecciones: participación en las ganancias, un crédito como productora ejecutiva en las dos películas finales y, lo más importante, control total sobre cualquier secuela que no hubiera escrito ella. Eso significaba que no se podía avanzar con nuevo contenido de Harry Potter sin su aprobación.
Si algo defendió Rowling con más determinación que sus ideas políticas, fueron los derechos sobre sus personajes.
Esa cláusula le dio margen para negociar el control del guion de Animales fantásticos y dónde encontrarlos, el spin-off de Harry Potter que se estrenó en 2016, y de sus dos secuelas. La tercera, que salió en 2022, enfrentó el rechazo del público, con llamados al boicot por la postura de Rowling frente a los derechos de las personas trans. Animales fantásticos: Los secretos de Dumbledore recaudó US$ 400 millones en todo el mundo, con un presupuesto de más de US$ 250 millones, y terminó considerada como un fracaso rotundo.
Igual, Rowling estuvo lejos de ser cancelada. Para entonces, las entradas para su obra de teatro Harry Potter y el legado maldito seguían vendiéndose con ritmo sostenido en Broadway, en el West End de Londres y en otras cinco ciudades del mundo. Desde su estreno en 2016, recaudó más de US$ 1.000 millones, de los cuales Rowling recibe una parte.
Al mismo tiempo, HBO Max producía la quinta temporada de CB Strike, una serie basada en las novelas policiales que Rowling escribió bajo el seudónimo de Robert Galbraith. Y en 2023, un nuevo videojuego —Hogwarts Legacy— vendió 24 millones de copias y se convirtió en el juego más vendido del año, con una recaudación de otros US$ 1.000 millones.
Impulsado por ese éxito, Warner Bros. quiso redoblar la apuesta con nuevos proyectos vinculados al universo Potter. Cuando David Zaslav asumió como director ejecutivo en 2022, viajó a Escocia para reunirse con Rowling y analizar formas de crear más contenido del mundo mágico. Aunque ella tenía los derechos sobre las precuelas y los spin-offs, Warner Bros. conservaba el control del material de las siete novelas originales. Por eso, el estudio avanzó con la idea de un remake de la saga principal. En 2023, Rowling le dio el visto bueno al proyecto.
"El compromiso de Max de preservar la integridad de mis libros es importante para mí", dijo Rowling en un comunicado en abril pasado, cuando se anunció la nueva serie.
Aunque el universo Potter parece estar en todos lados, algunos analistas creen que el control estricto de Rowling y su autoría casi exclusiva sobre ese mundo ayudaron a evitar la saturación y el desgaste que sí afectaron a otras franquicias populares, como los universos de Marvel y Star Wars, manejados por Disney.
Donde sea que aparece la marca Potter, hay demanda. Cuando el parque Islands of Adventure de Universal estrenó su primera atracción del Mundo Mágico en 2010, la asistencia subió un 36 % y los ingresos un 40 %. El informe financiero anual de Comcast lo describió como "transformador para la empresa", y desde entonces sumaron atracciones de Harry Potter en sus parques de Orlando, Hollywood, Tokio y Pekín. Todos vieron un aumento en la cantidad de visitantes.
Algo parecido ocurre a una hora al norte de Londres. La visita a los estudios de Warner Bros., bajo el lema "La creación de Harry Potter", generó en 2023 ingresos por más de US$ 300 millones y ganancias operativas de US$ 120 millones.
"Nada provocó jamás un aumento del 36 % en la asistencia a los parques, ni en Disney, ni en Six Flags, ni en ningún otro", afirma Dennis Spiegel, fundador y director ejecutivo de International Theme Park Services. "El acuerdo de licencia de Harry Potter, para mí, es probablemente el mejor que se firmó en parques temáticos en los últimos 40 años", deslizó.
Universal tiene la licencia de la propiedad que pertenece a Warner Bros. y, por eso, Rowling cobra un porcentaje de cada venta en esas áreas del parque: desde varitas mágicas hasta bufandas o cerveza de manteca. Según Forbes, los parques temáticos fueron la segunda fuente de ingresos más importante para Rowling en la última década.
El imperio editorial de J.K. Rowling
Por supuesto, la base del imperio de Rowling sigue siendo la venta de sus libros. La saga de Harry Potter vendió más de 600 millones de ejemplares en todo el mundo, según su editorial en Estados Unidos, Scholastic, y ya suma 843 semanas en la lista de los más vendidos del New York Times, un número que sigue creciendo.
La edición en tapa dura del guion de Harry Potter y el legado maldito —escrito por el dramaturgo Jack Thorne, aunque basado en una historia de Rowling, Thorne y el director John Tiffany— vendió más de cuatro millones de ejemplares en su primer año, en 2016. Además, el libro ilustrado Christmas at Hogwarts fue el título navideño más vendido en 2024.
Desde 2013, Rowling también publicó cinco novelas de la serie Cormoran Strike bajo el seudónimo de Robert Galbraith. Nunca vendió los derechos digitales de su obra. En cambio, fundó Pottermore Publishing en 2012, un negocio que creció durante la pandemia y que hoy le paga varios millones por año.
Un vocero de The Blair Partnership, el equipo que gestiona la carrera de Rowling, se negó a comentar sobre su patrimonio, pero envió esta declaración a Forbes: "La pasión global por Harry Potter sigue impulsando el crecimiento y la innovación en toda la marca, con el apoyo de nuestros increíbles socios: editoriales, parques temáticos, productos, teatro, videojuegos y televisión. Con numerosos proyectos nuevos y emocionantes en marcha a nivel mundial, los fanáticos de todas las generaciones podrán vivir de forma aún más significativa la magia de las queridas historias de J.K. Rowling. Estamos entusiasmados con este nuevo capítulo de la franquicia, que incluye el décimo aniversario de Harry Potter y el legado maldito, los audiolibros con el elenco completo de Pottermore y Audible con más de 100 actores y, por supuesto, la esperada serie de televisión de HBO Max".
Si no fuera por su fuerte compromiso con la filantropía, el patrimonio neto de Rowling podría ser bastante mayor. Forbes calcula que donó más de US$ 200 millones en los últimos 20 años, enfocados principalmente en tres causas: Lumos, que ayudó a más de 280.000 chicos que crecían en orfanatos en países como Rumania, Haití, Colombia y Ucrania; Volant, que brinda apoyo a víctimas de abuso sexual y violencia doméstica; y la Clínica de Neurología Regenerativa Anne Rowling, que trata enfermedades como la esclerosis múltiple, la misma que causó la muerte de su madre cuando Rowling tenía 25 años.
También dejó claro que no piensa mudarse de Edimburgo, Escocia, y que está dispuesta a pagar la tasa impositiva más alta del país, del 45 %. En 2010, escribió que quería que sus hijos fueran "ciudadanos, con todo lo que eso implica, de un país real, no expatriados que flotan libremente, viviendo en el limbo de algún paraíso fiscal y relacionándose solo con los hijos de exiliados fiscales igualmente codiciosos". Lo consideró una forma de retribuir todo lo que logró en su vida, y agregó: "Estoy en deuda con el estado de bienestar británico" y que "mi noción de patriotismo" consiste en aportar al sistema para los demás.
Aun así, Rowling no oculta su riqueza en redes sociales, donde muchas veces la utiliza como respuesta directa a quienes la critican por sus posturas contra los derechos de las personas trans. "¿Cómo podés dormir por la noche sabiendo que perdiste a todo un público que compra tus libros?", le preguntó un usuario en X en 2022. "Leí mis cheques de regalías más recientes", respondió Rowling, "y descubrí que el dolor desaparece bastante rápido".
*Con información de Forbes US.