El Huevo de Invierno de Fabergé, una de las piezas más codiciadas de la famosa casa joyera, encendió la sala de subastas al venderse por casi 22,9 millones de libras (US$ 30,2 millones) en Christie's Londres. Así, marcó un nuevo récord para un huevo de Fabergé.
La puja arrancó en 17 millones de libras y escaló con rapidez hasta 19 millones, donde se frenó brevemente. Poco después, se remató en 19,5 millones de libras (US$ 25,7 millones), sin contar comisiones ni honorarios, a un comprador presente en la sala.
El valor final superó por mucho el récord anterior: el Huevo Rothschild, que en 2007 se había vendido también en Christie's Londres por 8,9 millones de libras (equivalentes hoy a US$ 11,7 millones, y cerca de US$ 17,5 millones al valor de ese año).
El Huevo Imperial de Invierno fue un encargo del emperador Nicolás II a la casa Fabergé como obsequio de Pascua para su madre, la emperatriz viuda María Feodorovna, en 1913. La tradición de regalar estos huevos formaba parte de las costumbres de la familia Romanov, iniciada por el emperador Alejandro III. A partir de 1885, él le regaló uno a su esposa —la misma María Feodorovna— cada año. Nicolás II mantuvo esa costumbre cuando asumió el trono en 1894 y la amplió al incluir también a su esposa, la emperatriz Alejandra.
Tallado en cristal de roca, el huevo presenta un delicado diseño de escarcha en su interior. En el exterior, luce copos de nieve de platino decorados con diamantes de talla rosa engastados. También tiene dos bordes verticales de platino con diamantes que ocultan una bisagra lateral. La pieza está coronada por una piedra lunar cabujón, fechada en 1913, sobre una base de cristal de roca que imita un bloque de hielo derritiéndose. De esa base surgen riachuelos de platino con diamantes de talla rosa, y un pasador central de platino sostiene el huevo.
Al abrirse, el huevo revela la clásica "sorpresa", suspendida de un gancho de platino: una canasta del mismo metal, con dos asas y diseño enrejado, decorada con diamantes de talla rosa. En su interior hay anémonas de madera de cuarzo blanco, talladas con gran detalle. Cada flor tiene tallos y estambres de alambre dorado, con un granate demantoide engastado en el centro. Las hojas, talladas en nefrita, parecen surgir de un lecho de musgo dorado. En la base de la canasta se lee la inscripción grabada "FABERGÉ 1913".
El huevo está adornado con más de 4.000 diamantes. Desde Christie's lo describieron como "uno de los más suntuosos y artísticamente ingeniosos de los 50 huevos imperiales de la Casa Fabergé", creados especialmente para la familia real rusa. Entre 1883 y 1917, Fabergé fabricó un total de 69 huevos de Pascua con incrustaciones de joyas. Los que no formaban parte de los Huevos Imperiales estaban destinados a miembros de la aristocracia, así como a figuras de la élite industrial y financiera.
El Huevo Imperial de Invierno fue diseñado por Alma Theresia Pihl-Klee, una de las dos diseñadoras de Fabergé y una de las maestras artesanas más reconocidas de la firma. El joyero responsable de la pieza fue Albert Holmström, maestro artesano y jefe de taller en Fabergé.
Esta joya encabezó la subasta de 48 lotes titulada "El huevo de invierno de Christie y obras importantes de Fabergé de una colección principesca".
Según la investigación de Christie's, Nicolás II no participaba en el diseño ni en la creación, ya que prefería sorprenderse. Nunca sabía cuánto costaba cada huevo hasta que se lo entregaban durante la Semana Santa.
*Con información de Forbes US.