Melina Masnatta: “El desafío más grande que tenemos es la alfabetización digital”
Emprendedora y referente en el área de tecnología, educación y diversidad, presentó su libro “Educar en tiempos sintéticos”, donde cuenta cómo impacta la IA en la educación y la importancia de enseñarles a los chicos a hacerse preguntas éticas.

¿Se acerca el final del sistema educativo tal como lo conocemos? ¿Cómo se enseña para preparar a las personas del mañana? ¿Cómo se incorpora la IA? ¿Aprenden, enseñan y van a la escuela? Todas estas preguntas -y muchas más- las aborda Melina Masnatta en su reciente libro Educar en tiempos sintéticos: pasión por enseñar, deseo de aprender, de editorial Galerna. 
Masnatta es emprendedora en tecnología y educación. Con una licenciatura en Ciencias de la Educación y una maestría en Tecnología Educativa, encabezó durante los últimos 15 años procesos y programas de innovación social, tanto en el sector público y privado como en organismos internacionales. Además, cofundó las organizaciones Chicas en Tecnología y Enki. 

Melina Masnatta cofundó las organizaciones Chicas en Tecnología y Enki. 


En su libro, Masnatta traza un recorrido por la que ella denomina la tríada de la educación: el sistema educativo, sus protagonistas y el diálogo en los nuevos escenarios. Uno de los aspectos centrales es el impacto de la tecnología y la IA. Plantea el desafío de encontrar un lenguaje común entre aquellos que diseñan tecnologías, enseñan con ellas, aprenden, evalúan y acompañan, comparándolo con la construcción de una nueva Torre de Babel. “Hoy la IA tensiona la capacidad de traducir y darles un norte a la enseñanza y el aprendizaje. De hecho, los gurúes en tecnología marcan el inicio de la era donde lo sintético excederá a sus creadores tanto que, a fines de esta década, la IA funcionará a nivel medio en la creatividad, la resolución de problemas y la generación de patrones novedosos”, asegura.

- ¿Cómo ves el rol de la educación y la incursión de las nuevas tecnologías? 
Trabajo desde hace 15 años en tecnología educativa y es un campo vivo, que tiene mucho oficio, y tenés que estar en la cocina. Atravesamos un momento para estar, interpelar, entender, crear… Desde Enki presentamos los resultados de una encuesta a más de 12.800 docentes de 19 países de América Latina, sobre cómo está impactando la IA en sus prácticas de enseñanza. Encontramos que 9 de cada 10 docentes consideran que la IA tiene un impacto positivo, pero menos de la mitad la usa. Dicen que les va a sacar la carga administrativa y van a poder enfocarse más en lo que tiene que ver con su rol y por qué se conectaron con esta pasión de enseñar. Pero menos de la mitad hicieron experiencias en sus aulas. 

- ¿Por qué?
Es interesante. Tienen la mirada de la responsabilidad: “Todavía no sé el impacto de esto”. El sistema educativo tiene una responsabilidad al final del camino, ya sea el directivo, el supervisor, el ministerio. Están en un momento en que necesitan entender cuál es el impacto para saber si van a traer esta tecnología al aula: qué va a pasar con los datos, qué pasa con los procesos, ahora es gratis, después no… Aparece una palabra fuerte que vuelve a valorar el sistema educativo, que es la palabra “responsabilidad”; hay un tamiz ético.

- Los jóvenes -y sobre todo los más chicos- entienden el entorno digital como algo que viene dado. ¿Es un desafío desnaturalizar este entorno? 
Sí, porque la experiencia de usuario nos hace sentir que es orgánico, cuando en realidad es sintético. A fines de 2023, la Unión Europea aprobó una Ley de Inteligencia Artificial, que entrará en vigencia en 2026. Una de las cosas que plantea es que no se podrá usar la IA para recopilar los datos personales de tu trayectoria escolar. También advierte sobre la manipulación de las emociones. Por otro lado, Japón implementó una reforma educativa. Se la conoce como “Cambio valiente”. Es una currícula súper sencilla, con solo cinco asignaturas: Aritmética de Negocios, Lectura, Civismo, Computación e Idiomas. Busca formar a los estudiantes como parte de la ciudadanía mundial y formar jóvenes con capacidad de cuestionamiento, con la capacidad de desnaturalizar lo que consumen.
 

“Hoy, la IA tensiona la capacidad de traducir y darles un norte a la enseñanza y el aprendizaje”, asegura Masnatta.


- Hay una reflexión en el título del libro: “Pasión por enseñar, deseo de aprender”. ¿Cómo se traduce eso?
Las aplicaciones están diseñadas para que tengan engagement, esta gran palabra que tenemos en el mundo corporativo. Lo único que nos importa es el engagement, y para tener engagement tenés que tener justamente manipulación del deseo. La única red social que cuando la descargás te dice “Esto puede traer adicción” es Tik Tok, el resto no. Empezamos a ser un poquito más críticos, a ver algunos impactos. ¿Por qué? Porque empiezan a surgir patologías en relación con cómo hacemos con esto del deseo, cómo hacemos con la abulia, cómo hacemos con los picos que hay de depresión, con los problemas de salud mental. En el libro traigo el caso de una docente que busca reinventar la experiencia educativa. Dice: “Vamos a dedicarle un tiempo a que ustedes exploren, encuentren qué tema les interesa, usen la tecnología, pero critíquenla, les doy criterios para que la evalúen, expónganlo”. 

De las tecnologías que vimos crecer exponencialmente en los últimos años, ¿la IA es la más disruptiva para la educación?
Sí desde lo exponencial que puede llegar a ser. Desde un punto positivo, en algunas aplicaciones de IA frente a un aula de 43 estudiantes, está acompañando a cada uno de la manera en que lo necesitan, siempre y cuando esté bueno el control o esto que se llama “human in the loop”, una persona que filtra, supervisa, toma decisiones y trae sugerencias. Estamos volviendo a las metodologías educativas que ponen en primer plano el encuentro, la experiencia en tiempo real. Surge también todo el tema de la post verdad, donde nos cuesta saber si un video o una imagen es real o no. La educación es, ante todo, un encuentro humano. Un directivo, por ejemplo, me decía que, después de la pandemia, todo lo que pasa en la escuela tiene que ser significativo, si no los adolescentes se van, aparecen el desgranamiento y los casos muy graves de salud mental.

Y planteás el tema del tiempo…
Sí, estamos como muy ansiosos con esto del tiempo que nos enseñan con las pantallas que es inmediato, frente al tiempo del aprendizaje, que no lo es. El sistema educativo está volviendo a ser también un cuidador de esos tiempos. La IA está basada en la inteligencia humana y tiene sesgos humanos. Si vamos a tener un copiloto en el pensamiento, ¿qué le vas a dar para que haga? ¿Le vas a dar todo o le vas a elegir qué, cómo y de qué manera? La escuela vuelve a este lugar como más central de decir: “Voy a hacer las preguntas necesarias”. Lo que tiene que hacer un docente es preguntarle a su estudiante: “¿Y cómo llegaste hasta acá? ¿Por qué? ¿Creés que es verdadero?”. Son preguntas filosóficas, socráticas, y que un docente puede ir destripando en el proceso de aprendizaje.