Rosendo Fraga Director del Centro de Estudios Nueva Mayoría
El respaldo otorgado por el presidente estadounidense a su colega argentino Javier Milei no tiene precedentes en la historia argentina.
Durante el siglo XIX y la primera mitad del XX, Argentina fluctuó en una posición reacia o antagónica hacia Washington y actitudes más moderadas. Eran épocas en las que el país aspiraba a un liderazgo regional que en alguna medida ejercía.
En la segunda mitad del siglo XX hubo momentos de acercamiento a Estados Unidos. Eso sucedió durante el gobierno de Frondizi (1958-1962) y en el de Menem (1989-1999). Pero en ambos casos la relación Washington-Buenos Aires no llegó al nivel de afinidad política que se da hoy, en el cual Trump y Milei se califican mutuamente de aliados y este último se alinea con la política exterior estadounidense sin restricción alguna.
Esta situación se da en momentos en que, próximo a cumplir Milei dos años en el poder, la situación argentina enfrenta una crisis política y económica de las que han sido comunes en el pasado.
Frente a esta situación, Trump ha decidido intervenir en apoyo del gobierno argentino frente a la elección legislativa del 26 de octubre. Lo ha hecho económica y políticamente. El presidente argentino fue recibido como "Jefe de Estado" por Trump el 14 de octubre, en pleno desarrollo de la fase crucial del acuerdo entre Israel y Hamas para liberar a los rehenes. La circunstancia puso en evidencia la relevancia política que el presidente estadounidense está dando a su colega argentino.
Una razón de ello puede estar en su importancia regional. Milei, en términos electorales, inició un giro en la región que implica alejarse de los gobiernos populistas con influencia de izquierda, para pasar a opciones de centro y ultraderecha afines con la actual administración norteamericana. Tras el triunfo de Milei en 2023 se dieron resultados favorables a esta tendencia en países como Ecuador. Resultados afines pueden darse en las próximas elecciones presidenciales de Bolivia (octubre), Chile (diciembre), Colombia (mayo de 2026) e incluso Brasil (octubre de 2026).
Esto permitiría a Estados Unidos recuperar influencia en América del Sur y neutralizar el rol creciente de China, que probablemente sea su objetivo prioritario en la región.
Pero también se agrega la afinidad ideológica y personal de los dos presidentes. Milei se presenta como el líder "anti-woke" de América del Sur que coincide y defiende las mismas posiciones que Trump, aunque la agenda de gran parte de los problemas de los dos países no sea común.
En la política exterior, el alineamiento es total. Tras ganar la elección presidencial hace casi dos años, Milei dijo que sus dos alianzas internacionales iban a ser Estados Unidos e Israel. Durante el tiempo transcurrido desde entonces, así ha sido. Cuando a principios de octubre tuvo lugar la Asamblea General de las Naciones Unidas, ciento cincuenta países apoyaron el proyecto de crear un Estado palestino y sólo diez se opusieron, entre ellos Estados Unidos, Argentina e Israel (entre los siete restantes predominaron pequeñas islas-estado del Pacífico).