Oro: la cura prohibida

Sacar a colación el tema del patrón oro está prohibido en la profesión económica y entre los responsables de la política financiera. Ya es hora de romper este tabú. Un sistema monetario basado en el oro habría evitado los problemas actuales, sin mencionar los desastres económicos y bancarios anteriores de este siglo. 

¡Hablando de cancelar la cultura! Durante años, el patrón oro, bajo el cual Estados Unidos operó desde la época de George Washington hasta principios de la década de 1970, fue el gran innombrable en los círculos gubernamentales y académicos, donde incluso la discusión sobre el tema se descarta casi burlonamente. 

La inflación nunca ocurre con un patrón oro. Bajo uno, nos hubiéramos ahorrado la calamidad de la crisis financiera de 2008- 09, la subsiguiente supresión de las tasas de interés y el atracón de impresión de dinero antes y durante la pandemia, todo lo cual condujo al lío en el que nos encontramos hoy.

oro

El dinero es una medida de valor, así como la balanza mide el peso, los relojes miden el tiempo y las reglas miden la longitud. Entendemos la necesidad de pesos y medidas fijas en el mercado. El volumen de un galón no cambia cada día, ni el número de onzas en una libra, las pulgadas en un pie o los minutos en una hora. Una economía funciona mejor cuando su moneda es una medida confiable de valor. El dinero que tiene un valor fijo facilita la compra, la venta y la inversión, al igual que los pesos fijos en las tiendas de alimentos facilitan la compra.

Durante miles de años, el oro mantuvo su valor intrínseco mejor que cualquier otra cosa -mejor que la plata, el platino, el paladio, el cobre, las cáscaras de coco o las criptomonedas-. Cuando el precio del oro cambia, no es el valor del metal lo que cambia; es el valor de la moneda en la que se cotiza el oro lo que fluctúa.

 

Si volviéramos a un patrón oro y fijáramos el dólar al metal amarillo en, digamos, US$ 1.900 la onza, todo lo que significaría es que si el precio del oro subiera por encima de U$$ 1.900, reduciríamos la oferta monetaria. Si fuera por debajo, aumentaríamos la oferta monetaria. Contrariamente al mito, un patrón oro no restringe de forma artificial la oferta monetaria de una economía; simplemente significa que el dinero creado tiene un valor estable.

De 1775 a 1900, cuando nos expandimos de un pequeño país agrícola a un gigante industrial, la oferta monetaria de EE.UU. se multiplicó por 160, mientras que la oferta de oro se multiplicó por tres. Sin tener la intención de hacerlo, EE.UU. hizo estallar el patrón oro a principios de la década de 1970, y ni nosotros ni el mundo volvimos atrás. Sufrimos por esa decisión con un crecimiento económico promedio debajo de nuestro historial. Considere esto: desde fines de la década de 1940, después de recuperarse de las distorsiones de la 2° Guerra Mundial, hasta que abandonamos el patrón oro, la tasa de crecimiento anual promedio de EE.UU. fue de 4,2%. 

Oro

Después de eso, hasta la pandemia, el promedio fue de 2,7%. Si hubiéramos mantenido el promedio basado en el oro, el ingreso familiar promedio sería de US$ 110.000, no los US$ 70.000 de hoy, sino US$ 40.000 más. La lección de la historia es clara, a pesar de que las personas que deberían saberlo no quieren enfrentarlo: una nación siempre se desempeña mejor cuando se basa en un patrón oro. Eso y las tasas impositivas bajas son fundamentales para la prosperidad a largo plazo. Siempre.

Así que tire el tabú sobre el oro y que comience el debate.