Metodología de Rapoport, un camino al diálogo en una Argentina polarizada
Carlos Fiorani Consultor de empresas y dueños. Abogado y MBA
Carlos Fiorani Consultor de empresas y dueños. Abogado y MBA
En el arte de la conversación y el debate la crítica es una herramienta de doble filo. Manejada con destreza puede desbloquear puertas hacia el entendimiento mutuo y la mejora colaborativa. Sin el cuidado adecuado, por el contrario, tiene el poder de cerrar cualquier vía de diálogo, levantando muros de frustración, malentendidos y posiciones extremas.
¿Cómo hacerlo en estos tiempos de polarización? Una opción es adoptar las reglas de Anatoli Rapoport, un psicólogo matemático estadounidense destacado por sus aportes a la teoría de sistemas, biología matemática y teoría de juegos. Sus reglas las trae a colación Daniel C. Dennett, un filósofo y científico cognitivo estadounidense, destacado por sus estudios sobre la conciencia y la mente, combinando disciplinas como neurociencia y psicología cognitiva. Es también un conocido crítico del creacionismo y autor de obras influyentes como "Consciousness Explained".
Sus reglas son sencillas: escuchar para construir, encontrar el terreno común, hacer una crítica justa y presentar una alternativa clara.
1. Escuchar para construir: el primer paso hacia el entendimiento
En lugar de “saltar a la yugular” de nuestro interlocutor es esencial que podamos reconstruir su punto de vista de una manera que el interlocutor pueda reconocer como válida. Tiene que decir “qué bien expresados están mis argumentos”. Este acto muestra una escucha activa y nuestra disposición a construir sobre una base de comprensión compartida.
2. Encontrar el terreno común: la fuerza de la convergencia
Luego tenemos que indicar qué aspectos en común tenemos con los argumentos del otro o bien qué aprendimos de su posición. De esta forma el diálogo pasa de un enfrentamiento a un esfuerzo conjunto por alcanzar un entendimiento más profundo. ¿Cómo hacer cuando los argumentos del otro nos parecen imposibles? ¿Qué hacer cuándo su forma de entender el mundo nos parece inaceptable? Siempre hay una base compartida aun si esa base es entender que no hay forma de construir un puente entre nuestros argumentos y los suyos.
3. La crítica justa: cómo presentar desacuerdos
Solo después de haber escuchado y encontrado puntos en común, o de haber hecho nuestro mejor esfuerzo y no haberlos encontrado, podemos presentar nuestras críticas o diferencias. Esto se tiene que hacer de una manera clara y fundamentada y rebatiendo los mejores argumentos del otro, no una versión lavada y cómoda de refutar. Esto invita a una construcción compartida de una visión más amplia y matizada de la realidad que puede permitirnos incluso una posición superadora de sus argumentos y de los nuestros.
4. Más allá de la crítica: propuestas para avanzar
Una crítica tiene que ir junto con alternativas o preguntas que fomenten la exploración conjunta de soluciones. Esto señala un compromiso no solo con identificar problemas sino también con trabajar activamente en la búsqueda de respuestas.
En nuestro presente, marcado por debates extremos y posiciones a menudo irreductibles, las reglas de Rapoport ofrecen un camino hacia un debate público más saludable y constructivo. Si nos proponemos disolver la polarización, adoptar estas reglas podría ser clave para transformar los enfrentamientos de personas de buena fe en diálogos fructíferos, donde el objetivo mutuo sea aprender, adaptarse y encontrar caminos para avanzar juntos.
*La columna fue escrita por Carlos Fiorani, consultor de empresas y dueños. Abogado y MBA.